El representante de España ante la ONU había adelantado en la sesión extraordinaria de la OEA, el pasado 9 de julio, que el gobierno de España “lamenta profundamente los incidentes ocurridos durante el vuelo”. Ayer día 15 se formalizó la disculpa con el presidente Evo Morales, mediante una carta de su embajador en Bolivia Ángel Vázquez.   “Lamentamos ese hecho, presentamos nuestras excusas por ese proceder, que no fue adecuado”, sostuvo Vázquez en declaraciones a la agencia EFE.

Recordemos que el avión que transportaba al presidente Evo Morales y su comitiva desde Moscú a La Paz, tuvo que aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Viena (Austria) tras la negativa de España, Francia, Portugal e Italia a que sobrevolara esos países ante la sospecha de que lo acompañaba el ex agente de la CIA Edward Snowden. Éste, un joven de 32 años es perseguido porque hizo conocer las actividades de espionaje de los Estados Unidos sobre sus propios ciudadanos, gobiernos y personas de países europeos y latinoamericanos.

El embajador expresó su confianza en que el tema quedará zanjado para mantener en buenos términos las relaciones bilaterales.

También Francia reiteró hoy su “voluntad de superar los malentendidos”. El portavoz del Ministerio francés de Exteriores, Philippe Lalliot, insistió en declaraciones a la prensa que su país “ha dado a las autoridades bolivianas las explicaciones necesarias y ha tenido la ocasión de manifestar sus excusas”.

Lalliot manifestó que su país quiere superar los “malentendidos que han podido derivarse y su deseo de continuar el diálogo y la cooperación con Bolivia y el conjunto Mercosur”.

Lo que no han explicado los gobiernos de España y Francia es la procedencia de la orden de negar el sobrevuelo ni de la posterior autorización. Tampoco esos funcionarios del Estado han pedido disculpas a sus pueblos por conducta indigna. Pero, a esta altura de los acontecimientos, todo esto no es más que formalidad diplomática.

El caso de los Estados Unidos de Norteamérica es diferente. El gobierno de Barack Obama, con el espionaje sobre ciudadanos de diversos lugares del mundo no sólo ha vulnerado el derecho humano a la privacidad y va en camino de instalar una sociedad vigilada, sino que lo hace en su propio provecho económico al robar información comercial e industrial, acceder a planes de investigación, etcétera. Decisiones sobre temas sensibles, en suma, que le da ventajas desleales.

Nadie espera que haya disculpas de ese país  ni los pueblos latinoamericanos las necesitan. Muchos periodistas y analistas compartimos la idea de que estos hechos han redundado en beneficios inesperados para AL, ya que el gobierno estadounidense mostró lacras que generalmente oculta: doble moral, restricción a las libertades civiles, injerencia en los asuntos internos de otros países y otras que revelan el resquebrajamiento del líder del capitalismo y la democracia formal.

La torpeza de su acción contra Bolivia, que también comprometió el honor de varios gobiernos aliados en Europa, ha puesto al país andino en la cima de la popularidad mundial; Evo Morales Ayma es el presidente que más solidaridad internacional ha recibido en los últimos tiempos y América Latina está más unida que nunca. Una auténtica derrota moral de los agresores.

Por si fuera poco, a partir de estos acontecimientos internacionales madura en los pueblos -ojalá que también en los gobiernos- la decisión de plantarse con firmeza aunque sin violencia, frente a los EE.UU. No son amigos de Latinoamérica.