Cuando decimos que no queremos F-35 estamos diciendo también que aspiramos a otro modelo de defensa; no queremos simplemente la aplicación del artículo 11 de la Constitución, estamos pensando en un nuevo mundo. Los no-violentos trabajan desde hace tiempo con estas nuevas imágenes y soluciones. En el tema específico de la defensa, un gran trabajo, poco conocido, se ha realizado en el ámbito de la llamada “Defensa Popular No-violenta”. Conversamos con Gianmarco Pisa, secretario del PRI (Red de los Cuerpos Civiles de Paz).

¿Qué es la Defensa Popular No-violenta (DPN)?
Se crea una cierta confusión por los términos usados por el movimiento por la paz y la no-violencia para designar prácticas de defensa alternativas a la de tipo militar: así es como los términos “defensa civil”, “defensa social” y “defensa popular”, especialmente “no-violenta”, terminan muchas veces sobreponiéndose. De hecho, sobretodo en la reflexión teórica, tales denominaciones no son coincidentes. Si la “defensa civil” representa una modalidad (y, más exactamente, un “modelo”) de defensa del territorio con medios e instrumentos civiles y, en consecuencia, alternativa a la defensa militar, la “defensa popular no-violenta” constituye un “algo más”, porque se trata de una modalidad y, por lo tanto, de “un modelo”, de defensa alternativo al militar, realizado con instrumentos civiles, con un fuerte grado de consciencia, de adhesión y de participación popular y con métodos y prácticas inspiradas en la no-violencia, especialmente en aquella gandhiana.

¿Cuándo comenzó el trabajo teórico y práctico de la DPN? ¿Como va?
Anclando en la enseñanza gandhiana, encontramos algunos de los motivos de fondo de la investigación y la acción de la Defensa Populare No-violenta. Con el antecedente de los Cuerpos Civiles de Paz modernos, el Shanti Sena (“Ejército de Paz”) representa, desde el punto de vista gandhiano, la aplicación del Satyagraha en la dinámica del conflicto y, por extensión, la acción no-violenta, realizada por civiles, preparados y dispuestos al sacrificio personal, interponiéndose en el conflicto para poner fin a la violencia. El Shanti Sena era concebido como un instrumento de movilización popular, un auténtico movimiento de reivindicación de masas, animado por verdaderos “soldados de la no-violencia”, capaces de actuar para el mejoramiento de las condiciones sociales de la población. Tomando prestadas las palabras de Narayan Desai, «las Shanti Sena, desde el comienzo de su historia, se ocuparon de los conflictos entre comunidades. Gandhi afirmó la necesidad de organizar una unidad de Shanti Sena para resolver los problemas, al comienzo políticos, luego también religiosos, que se estaban creando… En ese tiempo se le pidió a las personas no-violentas que se organizaran entre ellas y se interpusieran en las situaciones de violencia.». Surgió una organización popular no-violenta flexible, adaptable y moderna, capaz de interponerse en forma no-violenta en situaciones de conflicto inter-comunitario. Su desempeño se destacó por conjugar a la eficacia de las intervenciones su capacidad de alerta preventiva.

Aún hoy, el trabajo teórico y práctico de la DPN, se apoya en la lección gandhiana así como en las experimentaciones, que durante los decenios siguientes fueron realizados especialmente por la PBI (Peace Brigades International), la NP (Nonviolent Peaceforce) y por varias otras organizaciones, encontrando en la no-violencia su fundamento teórico y moral, así como en la investigación-acción sus condiciones básicas de trabajo. No nos olvidemos que cuando se habla de “defensa popular no-violenta”, se entiende que se trata de un “concepto” de defensa del territorio basado en la no-violencia y alternativo al militar, a una “práctica” de defensa de la violencia y de prevención de los conflictos armados que debe ser continuamente actualizada y profundizada, derivando de las lecciones teóricas los contenidos de intervención y de la práctica en acciones las adquisiciones que pueden ser generalizadas. Esto explica, por un lado, la referencia a la metodología de la investigación-acción y, por otro, la relación entre la Defensa Popular No-violenta y las experimentaciones diarias en términos de Intervenciones Civiles de Paz y Cuerpos Civiles de Paz. Durante los años noventa, la Defensa Popular No-violenta pareció encontrar su nueva primavera, gracias sobretodo a las reivindicaciones de los movimientos populares y a la inspiración no-violenta en parte importante de esos movimientos, por la paz y el desarme, que habían buscado hacia fines de la “guerra fría” y del “equilibrio del terror”, el avenimiento de un “mundo nuevo”. En tiempos más recientes ese impulso se ha enfriado significativamente, pero en Italia perduran experiencias significativas, entre las cuales está la Mesa para las Intervenciones Civiles de Paz y, desde el punto de vista de las estructuras organizadas, el IPRI (Italian Peace Research Institute – Instituto Italiano de Investigación para la Paz) – Red CCP (Cuerpos Civiles de Paz).

¿Qué relación existe entre DPN y los Países que, de distintos modos, no cuentan con un ejército?
Existen diversos Países (Estados soberanos) que mantienen un instrumento de defensa, a través de cuerpos de policía, o mediante acuerdos de protección militar con Estados u Organizaciones, capaces de funcionar como verdaderas “fuerzas armadas”. Eso no significa, por otra parte, que se de una “relación” entre estas formas de “desmilitarización” del aparato de seguridad y lo que hasta acá hemos definido como Defensa Popular No-violenta. A diferencia de la “defensa civil”, la Defensa Popular No-violenta no representa simplemente un modo de defensa sin armas y sin ejército, sino que una alternativa al modelo militar de defensa y de seguridad, basado fundamentalmente en tres aspectos: el carácter eminentemente “defensivo” de la “defensa”, el anclaje en la no-violencia (como criterio, como método y como práctica) y la adhesión o el arraigo en la participación popular. En base a esto, en tres contextos nacionales se puede hablar de una relación entre la carencia de Fuerzas Armadas y la práctica de la Defensa No-violenta: en Costa Rica (que abolió el ejército en 1949, se declaró neutral desde 1983, cuenta exclusivamente con fuerzas de policía para tareas de vigilancia, control y seguridad, invierte en el desarrollo humano y social y representa a uno de los Estados menos turbulentos “políticamente” del subcontinente, con una sustancial ausencia de golpes de estado militares en los últimos decenios); las Islas Mauritius (único Estado africano, según la Freedom House, dotado de un sistema político e instituciones nacionales plenamente democráticas, mantiene, desde 1968, sólo una fuerza de policía); y Panamá (abolió las fuerzas armadas en 1990 y sancionó a dicha institución con modificación constitucional en 1994). En general, un sistema di seguridad es coherente con el mandato y el perfil de la DPN en la medida en que se funda sobre la centralidad del principio de la “seguridad humana” y si dota de tareas exclusivamente defensivas, inspiradas en la no-violencia, orientadas hacia la defensa del territorio y la prevención de los conflictos armados.

¿La DPN implica una percepción distinta del cuerpo social?
La Defensa Popular No-violenta, como activación de un principio de seguridad colectiva basado en la adhesión, el compromiso y la participación activa de la ciudadanía, presupone un verdadero “proceso de responsabilidad” de la sociedad civil: responsabilidad que sirve para alimentar la movilización defensiva en modo más eficaz que la de las armas y puede defender y tutelar el territorio y la población, pero también representa la condición esencial para una política preventiva eficaz. Aquí aparece una de las diferencias de fondo, en relación al protagonismo del cuerpo social, entre la defensa militar y la defensa no-violenta. La primera presupone una sociedad civil que “delega”, otorgando un mandato a las técnicas, a los técnicos y al ejército profesional como tutor del orden, activador de la fuerza armada tanto dentro como fuera de los límites nacionales y artífice de la “represión”, más que de la “prevención” de la violencia. En el fondo, se trata de aquello a lo cual estamos completamente acostumbrados en nuestras sociedades. La segunda, en cambio, la defensa no-violenta, se basa sobre la responsabilidad y la participación, rechaza la delegación y la separación de los cuerpos de defensa, desde el momento que es “popular” la misma práctica de la defensa forma parte del cuerpo social y en cuanto tal, éste debe adiestrarse y prepararse con métodos y técnicas no militares y no-violentas, movilizarse para la defensa del territorio y de la población. No olvidemos que justamente son los Estados que reducen los gastos militares, orientando los recursos hacia lo “civil” y lo “social”, los que logran conseguir un desempeño mejor tanto en términos de bienestar social como de progreso civil, como también en lo que hace a su propia estabilidad y seguridad (ejemplo: Costa Rica, Suiza y Venezuela).

Es innegable que, hasta ahora, las distintas y numerosas técnicas no-violentas son patrimonio de minorías: ¿qué se puede hacer para que lleguen a ser prácticas masivas?
El problema del carácter “elitista” de las prácticas de defensa “alternativa” es, al mismo tiempo, el problema “elitista” de la no-violencia misma, muy a menudo adoptada y alimentada por minorías con poco o ningún seguimiento a nivel popular. Ciertamente es un problema del sistema: no se ve porqué un cierto mainstreaming debería tener interés en difundir modelos e historias del éxito de la no-violencia y de la defensa no-violenta, cuando el sistema mismo se basa en modelos y conductas que contradicen en la raíz la búsqueda de la no-violencia y la prevención de la violencia. Cierto, sin agregar más y sin interrogare sobre la responsabilidad del movimiento no-violento y de los mismos activistas no-violentes, recordemos que el sistema dominante se basa sobre la violencia y rechaza cada esfuerzo en dirección no-violenta. Aunque esto pueda parecer cómodo, es en realidad estéril y, en definitiva, frustrante. El punto es lo ya indicado por Alex Langer acerca de lo que hacer siendo no-violentos frente a las grandes tragedias de la violencia de nuestro tiempo; lo mismo que, entre otros, Enrico Peyretti sintetizó con estas palabras: «La no-violencia es un compromiso y una lucha libre de la obsesión y de la ideología de la victoria, que es consustancial a la ideología de la violencia, porque deber y querer ganar a toda costa obliga a violentar. Esto lleva a tomar en cuenta la eficacia de la no-violencia, que siempre da testimonio de la paz, aún cuando resulta vencida (pero también tiene sus éxitos, y más de los que se conocen comúnmente), no es «fundamentalismo pacifista», no es «exaltación a costa del martirio», ni «exponerse de modo masoquista al daño de la guerra» por parte de los «exaltadores del martirio» (cuando en cambio las figuras de sacrificio son típicas de la mitología violenta, hasta la figura tristemente actual de los atentados homicidas)». Ver: Enrico Peyretti, Defensa sin Guerra. Bibliografía histórica de las luchas no-armadas y no-violentas, que se encuentra on-line en el sitio de Peacelink: www.peacelink.it/storia/a/36008.html. (en italiano).

Para que se conviertan primero en adquisiciones y luego en prácticas masivas, las metodologías de la Defensa Popular No-violenta tienen sólo dos vías posibles: el conocimiento y la capacitación. Es necesario conocer, por ejemplo, lo que ha sabido hacer la interposición no-violenta y la resistencia no-violenta en las distintas épocas, para prevenir los conflictos armados, conseguir soluciones pacíficas y desarticular dictaduras y tiranías. Y sirve capacitarse en las técnicas de la acción directa no-violenta y de la resolución no-violenta de los conflictos, para adquirir instrumentos concretos y asumir una mirada capaz de transformar los conflictos con medios y según fines no-violentos. Trabajar para realizar en Vicenza, la ciudad más militarizada de Italia y laboratorio de capacitación para los ejércitos de medio mundo, un Centro para la Prevención de Conflictos y la Capacitación de los Cuerpos Civiles de Paz, y organizar justamente en Vicenza (8-10 Marzo) un taller de capacitación superior para CCP para la Defensa Popular No-violenta, para ir precisamente en esta dirección. Sabiendo que el camino no es ni breve ni simple pero que, si no se lo comienza, no se lo podrá recorrer jamás.

Para profundizar:

http://www.filosofiadigital.com/2010/06/la-democracia-y-la-defensa-popular-no-violenta

http://www.trainingforchange.org/es/tresaplicaciones