de Papeles de invierno

A veces pensamos que la historia nos reclama un trabajo de titanes y nos ponemos a la tarea como si fuésemos dioses. En ese momento pasamos a ser inútiles humanos que tienen de antemano la contienda perdida. Nosotros no pertenecemos al Olimpo y, si acaso desde él se nos viera, seriamos como hormigas en un lugar de la Tierra, Andalucía, que es un todo en sí misma, que está en continua construcción dentro de lo universal. Andalucía, que desde hace ya mucho tiempo, demasiado tiempo, es considerada por los de arriba un lugar desde donde extraer todo el beneficio posible en el menor tiempo posible sin pensar en el daño irreparable que se le hace al territorio y a sus pobladores.

En ese proceso de rapiña que se ha dado en aras de la globalización se han ido destruyendo la economía local, la cultura de un pueblo y sus posibilidades de desarrollo humano. Todo ello para irnos convirtiendo en mercancías en manos de políticos y banqueros. Y es talnuestro nivel de sumisión a los mercaderes que les besamos las botas como si de los pies de nuestros amantes se tratara.

Tal vez sí serían necesarias en este momento todas las divinidades del cielo y de la tierra para que fuera reversible el proceso de desintegración de nuestro pueblo. Pero sólo somos hormigas o, si acaso, como todas las civilizaciones que vienen de la luz, nosotros tambien hemos encontrado la simbiosis entre la cigarra y la hormiga, entre el filosofoy las gentes de la Tierra y de la Mar. Ese humanismo que forma parte de nosotros y que aún no nos han podido extirpar es aquella arma cargado de futuro de la que hablaba el poeta.

Nosotros hemos ido aprendiendo en el camino que el productivismo nos lleva a la destrucción, a conocer a esos pocos que quieren controlar el agua, las semillas, los rayos del Sol, los bosques, los minerales, la ciencia… en beneficio propio. Ya conocemos su método, el de la guerra, para imponer la hegemonía en el mercado. Ya conocemos su juego y sabemos que en el nombre de la democracia gobiernan los mercaderes. Ellos son los mismos que nos imponen unas relaciones entre hombres y mujeres desiguales y generan nuestra infelicidad.

Ya existe en nosotros la luz de lo que no queremos ser. Y Ahora toca construir como quienes somos, cigarras-hormiga, en lo que ya hemos estado trabajando en las últimas décadas en este territorio. Con un objetivo, la felicidad consciente de los seres humanos. Construyendo Andalucía en la soberanía alimentaría, en la democracia directa, en el decrecimiento para crecer en otros valores y en armonía con el medio en el que vivimos, en el amor a la Mar y a la Tierra como si de nosotros mismos se tratara, en la igualdad real de mujeres y hombres, en la justicia social, en la elevación de nuestra cultura… Todo esto es posible sin ser titanes si aquí y ahora las mujeres y hombres libres nos ponemos a la tarea. Nos vemos en Córdoba.
En Andalucía, invierno de 2013