Disminuyeron entre 2008 y 2012 en un 38 por ciento y un 4 por ciento, respectivamente, en tanto que el flujo migratorio global de América Latina mermó un 8 por ciento en ese lapso, según el informe 2012 de la OEA.

“Ni siquiera la crisis económica más grave desde la Gran Depresión (de los años 30) ha logrado disminuir significativamente los movimientos migratorios», señaló no obstante el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.

El funcionario internacional agregó que esos flujos migratocioas «continúan y sin duda aumentarán en la medida que los desequilibrios demográficos en los países desarrollados comienzan a hacer sentir con más fuerzas sus efectos”.

De este modo aludió a que las migraciones de América Latina hacia los países desarrollados sólo cayó un 8 por ciento, pero se mantuvo en un nivel elevado, ya que sumó a 3 millones de personas.

Los mayores descensos de migrantes latinoamericanos se registraron en esos tres años en los países de la Región Andina y del Cono Sur (más de 180.000 emigrantes menos de cada región).

En cambio, en el mismo período de tiempo, en la región del Caribe se registró un aumento del 11 por ciento de los emigrantes, en gran parte debido a la migración desde Haití, pero especialmente de la República Dominicana a Estados Unidos.

Entre los datos del informe, Insulza hizo hincapié en «la fuerte concentración de la migración entre países vecinos en América Latina y el Caribe».

«Para algunos países de destino, entre el 40 y el 50 por ciento de la inmigración proviene de un país vecino único. Este fue el caso de Argentina (procedente de Paraguay); Barbados (de Guayana), Bolivia y Chile (de Perú) y Costa Rica (de Nicaragua)», precisó el secretario de la OEA.

Estos son algunos de los datos destacados del Segundo Informe del Sistema Continuo de Reportes sobre Migración Internacional en las Américas (Sicremi), un estudio realizado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE).

Los descensos de migrantes señalados para España y Estados Unidos, principales y tradicionales países de destino de los flujos de latinoamericanos, se vieron en gran parte compensados numéricamente por los movimientos poblacionales hacia otros países de la OCDE (naciones desarrolladas o emergentes) fuera de Europa.

Ese es el caso que señala el informe para Canadá, Chile, México, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, que vieron aumentado un 14 por ciento el flujo de emigrantes.

«Las dificultades económicas en España y Estados Unidos parecen haber tenido el efecto de redirigir los flujos migratorios desde las Américas hacia otros países de destino de la OCDE», asegura el informe, que considera probable, sin embargo, que «la emigración está determinada más por las condiciones en los países de origen que en los países de destino».

Por su parte, Georges Lemaitre, experto de la División de Migración Internacional de la OCDE, comparó el efecto de la última crisis global con la de los años 30, y sostuvo que mientras «en los tiempos de la Gran Depresión los flujos migratorios se frenaron por completo, en la crisis reciente simplemente se ralentizaron».

Además, advirtió que los movimientos poblacionales hacia los países desarrollados tenderán a seguir incrementándose, ante las crecientes necesidades de fuerza laboral en las economías avanzadas por causa del envejecimiento de la ciudadanía local.

El reporte también incluye datos sobre envío de remesas. En ese sentido, a lo largo de 2011 los flujos hacia América Latina y el Caribe mostraron signos de una sólida recuperación, alcanzando tasas de crecimiento cercanas a las registradas antes del inicio de la crisis económica mundial.

En ese año, los países de la región recibieron procedentes de Estados Unidos 61.013 millones de dólares en remesas, lo que representó un incremento del 6 por ciento respecto al año anterior.