Fue designado secretario general del Partido Comunista y presidente de la Comisión Militar Central. En marzo asumirá la presidencia de la Nación. Crecimiento, desigualdades y contaminación en la agenda china.

El hasta ahora vicepresidente chino, Xi Jinping, quedó consagrado hoy como el líder que encabezará el gigante asiático durante los próximos diez años, tras ser nombrado secretario general del Partido Comunista (PCCh) y presidente de la Comisión Militar Central.

De este modo, al mando del Partido y de las Fuerzas Armadas, Xi queda ya al frente de los dos principales brazos de los tres en que está dividido el poder chino.

El tercero, la Presidencia del país, seguirá en manos de Hu Jintao hasta que en marzo próximo sea reemplazado por el propio Xi.

Sonriente, tranquilo y en apariencia cómodo ante las cámaras de televisión, Xi encabezó hoy la fila de miembros del nuevo Comité Permanente -máximo órgano dirigente del PCCh- al presentarse ante la prensa como nuevo secretario general, cargo en el que también releva a Hu, informó la agencia EFE.

Xi también se hará cargo desde hoy mismo de la Comisión Militar Central, órgano principal al frente de las Fuerzas Armadas, después de que Hu optara por renunciar también a este puesto.

Esto implica que el nuevo líder tendrá más poder de maniobra en el principio de su mandato que el que tuvo Hu, cuya primera etapa en el poder se desarrolló bajo la sombra de su predecesor, Jiang Zemin, quien se mantuvo al frente de la Comisión Militar Central por dos años tras abandonar el liderazgo del Partido.

Ayer, tras una votación secreta, autoridades del Congreso anunciaron que Xi fue designado unánimemente como miembro del Comité Central, paso previo a ser nombrado también para el órgano de gobierno supremo.

Los más de 2.000 delegados del Congreso -el acontecimiento político más importante de China- votaron ayer la composición del nuevo Comité Central, formado por 205 miembros titulares y 171 alternativos, cuyo resultado culminó con el ascenso de una nueva generación de líderes.

La transición a la «quinta generación» de líderes chinos -luego de las de Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu- culminará en marzo del año que viene durante la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (el Parlamento), cuando Xi ocupe la presidencia del país y, salvo grandes sorpresas, Li Keqiang, de 57 años, sustituya en la jefatura de Gobierno a Wen.

Como principal mandatario, Xi jugará un papel decisivo para decidir cómo responde China a desafíos como la crisis económica global -y su propio crecimiento-, las desigualdades sociales, la fuerte contaminación o las disputas territoriales con sus vecinos en la región de Asia Pacífico.

El Congreso estuvo signado por el mayor escándalo político en china desde las manifestaciones de la Plaza Tiananmen, en 1989.

En los últimos meses, el alto dirigente Bo Xilai -claro candidato a entrar en el Comité Permanente del Politburó- fue expulsado después de que uno de sus colaboradores revelara que su esposa asesinó a un empresario británico.

Sus partidarios aseguran que fue víctima de las luchas entre facciones partidarias.