En Estados Unidos, los sindicatos están siendo víctimas de ataques políticos no solo por parte de personas como el gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walker, sino que ahora también, a raíz de la huelga de profesores en Chicago, por parte del propio círculo íntimo del Presidente Barack Obama. Esta vez, los embates han llegado de parte del ex jefe de Gabinete de Obama y actual alcalde de la ciudad, Rahm Emanuel. En Chicago, 25.000 docentes y trabajadores de la educación están en huelga y han paralizado el sistema de educación pública del tercer distrito escolar más grande del país. La lucha que se está desatando en estos momentos en Chicago, la ciudad natal de Obama, tiene su base en este histórico bastión de trabajadores organizados y en el movimiento iniciado exactamente hace un año en el país: Occupy Wall Street. El conflicto representa una situación difícil para Obama, que necesitará el apoyo de los sindicatos para ganarle las elecciones a su rival, Mitt Romney, pero que, a su vez, tiene un estrecho vínculo político con su grosero ex colaborador, el alcalde ‘Rahm-Ney’ Emanuel (apodado así por su cercanía con las posturas de Mitt Romney).

Una de las principales causas del conflicto es cómo serán administradas las escuelas en Chicago: a nivel local, desde las bases, mediante el control de padres y docentes; o en forma vertical, por parte de una junta escolar designada por Emanuel. Karen Lewis, presidenta del Sindicato de Docentes de Chicago, trabajó como profesora de química en la secundaria preuniversitaria King College, en Chicago. Sabe cómo funciona el sistema. Meses antes de la huelga, le pregunté acerca de la situación en Chicago. Emanuel, quien había sido electo alcalde recientemente, había designado a una junta escolar que estaba integrada en su mayoría por empresarios vinculados a la organización Academia para el Liderazgo de las Escuelas Urbanas (AUSL, por sus siglas en inglés). Lewis me dijo: “Uno de los problemas más graves es que, cuando quien está a cargo del sistema educativo es el presidente de una empresa, en lugar de un funcionario de la educación, de un verdadero educador, lo que termina sucediendo es que literalmente no tienen idea de cómo administrar una escuela. Tenemos a una organización que afirma que ellos tienen la solución y que va a funcionar. Y en los papeles se ve maravilloso. Pero se trata de personas que han sido capacitadas de una manera determinada y, sinceramente, esa agenda no tiene en cuenta a una gran proporción de nuestros alumnos”. La Academia para el Liderazgo de las Escuelas Urbanas no solo depende de ejecutivos de empresas sin experiencia en administrar escuelas, sino que también contrata a egresados universitarios recién recibidos para enseñar. Contratar a estas personas no es costoso, pero llegan con muy poca o ninguna experiencia en la educación.

Pauline Lipman es docente de Educación y estudios políticos de la Universidad de Illinois, en Chicago. Lipman me explicó: “Chicago fue la ciudad donde nació esta reforma educativa neoliberal con orientación empresarial, con su sistema de pruebas estandarizadas, denominadas ‘high stakes tests’, que afectan las posibilidades futuras de docentes y alumnos, que le paga a los profesores en función de los resultados de sus estudiantes y retira el dinero de las escuelas barriales y las termina cerrando para convertirlas en escuelas ‘chárter’, gestionadas por empresas privadas”.

La profesora Lipman le atribuye a Arne Duncan haber impulsado esta iniciativa empresarial en las escuelas públicas de Chicago. Duncan, Secretario de Educación del gobierno de Obama, fue el director del sistema de escuelas públicas de Chicago, donde dirigió la creación de las denominadas “escuelas chárter” (escuelas públicas gestionadas de manera privada, que se rigen por una normativa diferente a las demás). Un 90% de estas escuelas no permiten la sindicalización. Lipman me dijo: “Arne Duncan promovió esta agenda, que incluye cerrar las escuelas barriales para entregarlas a operadores privados, ampliar o impulsar la creación de más escuelas ‘chárter’…y presionar cada vez más a los profesores para que respondan a las pruebas estandarizadas. Esa agenda que ha sido realmente perjudicial en Chicago, y que ya había sido muy perjudicial en 2008 luego de cuatro años, fue la agenda que Duncan impulsó a nivel nacional cuando fue nombrado Secretario de Educación”.

Chicago también es el epicentro de una iniciativa comunitaria en contra de la ofensiva de Duncan, Obama y Emanuel contra las escuelas públicas y los sindicatos de docentes. Lewis es miembro del Comité de Educadores de Base (CORE, por sus siglas en inglés), que asumió la dirección del sindicato con el compromiso de una administración transparente de las escuelas. La oposición a las medidas de Emanuel llevó al sindicato a iniciar esta huelga histórica. Phil Cantor es profesor y uno de los líderes huelguistas del grupo Profesores por la Justicia Social (Teachers for Social Justice). Explicó: “Rahm Emanuel ha impulsado leyes en Illinois que, en mi opinión, fueron básicamente diseñadas para su beneficio político. Legalmente se nos permite hacer huelga solamente por temas vinculados al salario. Sin embargo, a los profesores no nos interesa tanto el salario, sino que lo que más nos interesa es poder hacer nuestro trabajo para los estudiantes a quienes nos debemos”.

Gracias a la organización de los grupos de base previa a la huelga (en las mismas calles de Chicago donde Obama fue hace tiempo un líder comunitario), los profesores en huelga cuentan con todo el apoyo de los padres y los alumnos. Rhoda Rae Gutiérrez es madre de dos niños que acuden a la escuela primaria en Chicago. Forma parte del grupo Parents 4 Teachers (Padres a favor de los maestros) y está acompañando la movilización de los profesores. Me dijo: “Creemos que las condiciones de trabajo de los profesores se ven reflejadas en las condiciones de aprendizaje de nuestros alumnos. Y cuando luchamos por los derechos de los profesores a un contrato justo, a un salario digno, a clases con menos alumnos, a escuelas con mayores recursos, es decir, a tener psicólogos, tener suficientes trabajadores sociales, suficiente personal de apoyo, suficientes colaboradores en el aula, enfermeras… Estamos luchando por todo esto. Cuando los profesores tienen estos recursos en sus escuelas, sabemos que nuestros niños pueden hacer cosas increíbles”.

Esta lucha refleja la esencia del movimiento Occupy Wall Street: miembros de la comunidad de todas las clases sociales, raza y origen que se unen para oponerse en forma organizada al poder de las empresas. El autor y periodista Chris Hedges, quien ha observado de cerca al movimiento Occupy, contextualizó la huelga:

“La huelga de docentes en Chicago probablemente sea una de las acciones sindicales más importantes en décadas. Si fracasa, pueden estar seguros de que este modelo de ataque a los sindicatos se extenderá a todo el país, en contra de otros sindicatos de maestros y en contra del último reducto de actividad sindical, que está en el sector público, por supuesto: los bomberos y la policía”.

Para quienes se preguntan dónde está el movimiento Occupy hoy en día, simplemente miren las calles de Chicago.


Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.