Las celebraciones tendrán lugar en el barrio El Alto Comedero (a 15 minutos del centro de San Salvador de Jujuy) donde se emplaza una réplica que la Tupac Amaru, organización conducida por Milagro Sala, construyó del templo de Kalasasaya ubicado en Tiwanaku (Bolivia). En el mismo predio se encuentra una reproducción de la Puerta del Sol y otra de la Puerta de la Luna, sendas alegorías espirituales de la cultura Aymara.

El Inti Raymi es una celebración de los pueblos ancestrales en la llegada del solsticio de invierno, se trata de la bienvenida de un año nuevo de la comunidad aymara. El solsticio invernal es el momento en el que los herederos del Tahuantinsuyo Inca rinden culto al Tata Inti (Padre Sol) y le piden que ilumine a la Tierra, la Pacha Mama, para que provea de alimentos al pueblo.

Es muy significativo para los humanistas compartir estas celebraciones junto a los pueblos originarios, porque reconocemos y alentamos la diversidad de costumbres y culturas, y consideramos al Ser Humano como máximo valor por encima del dinero, del Estado, de la religión, de los modelos y de los sistemas sociales. Creemos que hoy en Latinoamérica está naciendo una nueva espiritualidad. Es así que nos parece oportuno recordar lo dicho por Silo en su Mensaje: “Nuestra espiritualidad no es la espiritualidad de la superstición, no es la espiritualidad del dogma, no es la espiritualidad de la violencia religiosa; es la espiritualidad que ha despertado de su profundo sueño para nutrir a los seres humanos en sus mejores aspiraciones.”