Alguien escandalizado dirá enseguida: «¿pero cómo pueden librarse de una cosa tan necesaria?». Estamos hablando del Dinero, escrito con mayúsculas; no estamos hablando del instrumento de trabajo, histórico-social tan eficazmente descrito por los manuales de economía (*), sino más bien nos referimos al Mito desacralizado al que se refirió Silo en su conferencia de presentación de su libro «Mitos raíces Universales» (**) en dónde discutió la necesidad de cuestionar los mitos modernos (el Dinero, el Banco).

El Dinero y el Provecho son los mitos que han engendrado la actual situación económica: la progresiva expropiación del trabajo y del mismo capital hacia la especulación financiera, es decir la creación de dinero completamente virtual. En este sentido solo es suficiente un dato: en los años ’70 del siglo pasado, el 70% de la economía fue economía productiva y el 30% economía especulativa: hoy los porcentajes se han revertido. Y en nombre del Dinero y el Provecho se pueden suspender todas las consideraciones éticas: se puede matar, tener hambre, explotar. Y si alguien del primer mundo se suicida por deudas, alguien más se muere de hambre en un país desconocido del «tercer mundo»; activistas van a la cárcel en otro país y tenemos a disposición la ideología del Poder para señalar que se trató de personas débiles y sin personalidad de éxito. “Estamos pues, ante la tiranía del dinero. Una tiranía que no es abstracta porque tiene nombre, representantes, ejecutores y procedimientos indudables.» (***)

Aclaramos un asunto: existen los que creen que la situación de crisis mundial en que estamos dependa sencillamente de una serie de personas que han usado impropiamente a favor de sus intereses los instrumentos de la economía financiera: éste es un error grueso, porque todos los instrumentos en cuestión invitan, explícitamente, a comportamientos cuyo único fin es el provecho a costa de cualquiera otra cosa; en segundo lugar, cualquier análisis lleva a las mismas conclusiones: la tendencia al aumento de la especulación financiera es imparable y procede en la dirección del colapso del sistema financiero mismo.

Por su misma dinámica, el Dinero y el Provecho están destinados a fracasar. «Cuando hayáis secado al último río y matado el último bisonte os percataréis que el dinero no se come», recitó el viejo refrán Cherokee.

Pero somos humanistas, y los humanistas son optimistas, creen en el progreso social y no piensan que todo acabará en el absurdo: ya registramos los síntomas de un nuevo mundo en el que, mientras éste va en ruinas, ya se están construyendo nuevos paradigmas: muchas mentalidades que reconocen la importancia de cuidar la Tierra, las relaciones humanas, de pensar en un nuevo modelo económico, cultural, político, de nuevas relaciones entre las personas: una nueva sensibilidad en marcha.

Coyunturalmente querría señalar, a título de ejemplo, un servicio de «Réport» transmitido hace algunos días, donde se ilustraron numerosos ejemplos concretos de economía basada en el Ser Humano como valor central y no del Provecho o de la ganancia:

[http://www.report.rai.it/dl/Report/puntata/ContentItem-571e19e3-6925-4313-acd8-d90453d280c4.html](http://www.report.rai.it/dl/Report/puntata/ContentItem-571e19e3-6925-4313-acd8-d90453d280c4.html)

Un simple ejemplo de como otro mundo ya está en marcha.

Necesitamos Liberación: tenemos que liberarnos de los prejuicios, de los mitos, de las creencias que el Viejo Mundo nos ha dejado; tenemos que superar la crisis del presente y lanzarnos hacia un futuro dónde el valor central sea el Ser Humano libre, diverso, que no sea mercancía o fuerza-trabajo: el ser humano luminoso que espera nacer en el corazón de cada uno de nosotros.

(*) Véase por ej. el excelente artículo de José Collado Medina “Elementos de Ciencia de la Economía» en «Introducción a la economía del Nuevo Humanismo», Multimage 2005

** Silo, “Obras Completas, Vol I”, Multimage 2000

*** Ivi, Documento del Movimento Humanista, en “Carta a Mis Amigos”