«Le pido a todos los parlamentarios, de Gobierno y oposición que nos ayuden a sacar adelante estas dos grandes reformas que yo espero le cambien el rostro a nuestro país», demandó Piñera desde un jardín de infantes en Santiago al que visitó esta mañana tras anunciar anoche una amplia reforma tributaria para poder financiar los cambios que hace tres días propuso para el sistema educativo.

El mandatario también se dirigió a los estudiantes, a quienes les explicó que «la sociedad entera está haciendo un enorme esfuerzo para llevar más recursos a la educación» y les pidió que «asuman su propio compromiso», según reportaron los diarios El Mercurio y La Nación y Radio Cooperativa.

«Depende de ustedes y aprovechen esta oportunidad para que puedan desarrollarse en plenitud y ser felices. Ese es el objetivo central de esta reforma educacional y tributaria», comunicó el presidente, a quien las masivas y reiteradas protestas estudiantiles por una eduación gratuita y de calidad le generaron desde el año pasado una crisis de gobierno y el derrumbe del apoyo en las encuestas.

Esta semana el gobierno envió al parlamento la reforma educativa que básicamente busca quitar de la órbita de la banca privada los créditos con los que los estudiantes universitarios costean sus carreras y financiarlos con préstamos a tasas más bajas otorgados por el Estado, entre otras medidas.

Para ello, Piñera señaló que se necesitarán más recursos que los mil millones de dólares incluidos en el Presupuesto 2012 para Educación, por lo que anoche anunció el proyecto de reforma tributaria, con el que busca entre 700 y mil millones de dólares adicionales, que, según prometió, serán destinados en un 100 por ciento al área.

El gobierno busca engrosar la caja para este fin con un aumento del 17 al 20 por ciento del impuesto permanente sobre las utilidades de las empresas y al 40 por ciento sobre las bebidas alcohólicas.

También la eliminación de exenciones; creación de nuevo mecanismo para afrontar las variaciones de los precios internacionales; gravámenes a bienes que afecten negativamente al medioambiente, y descuento de hasta el 50 por ciento en la carga tributaria por gastos en educación para la clase media, entre otras medidas fiscales.

Desde el Congreso, donde las reformas se tratarán a partir del lunes, las reacciones fueron variadas y sin distinción de pertenencia política. Legisladores oficialistas manifestaron su apoyo y otros pronunciaron duras críticas, mientras que en la oposición, algunos rechazaron de plano las propuestas y un grupo rescató las buenas intenciones del gobierno aunque coincidió en que las medidas son insuficientes y propuestas por las circunstancias.

El senador Ricardo Lagos Weber, vicepresidente del Partido por la Democracia (PPD), miembro de la opositora Concertación, adelantó que no acompañará la propuesta con su voto y consideró los anuncios como un «escuálido ajuste» que recaerá sobre la gente que ya tributaba mientras que el esfuerzo pedido a las grandes empresas y a los más ricos «es bastante poco».

Esta reforma «carece de convicción y de corazón porque no estaba en el deseo del gobierno realizarlo» y «refleja a un gobierno que se vio forzado por la calle a hacer una propuesta de ajuste», evaluó el senador.

El presidente de la oficialista Unión Democrática Independiente (UDI), el diputado Patricio Melero, sostuvo que con la propuesta tributaria el mandatario «no resuelve ni por la mitad los problemas que están pidiendo los chilenos financiar con cargo al Estado» y le comunicó a Piñera: «no se preocupe, yo no voy a aprobar esta reforma pero no la voy a boicotear».

«Mucho ruido y pocas nueces», describió el senador de la UDI Hernán Larraín la iniciativa de La Moneda y aunque sostuvo que la propuesta va en buena dirección, «la educación seguirá esperando».

Tanto el diputado socialista Carlos Montes como el senador demócrata cristiano Ignacio Walker valoraron la intención del Ejecutivo y señalaron que analizarán en detalle los proyectos pero plantearon que las reformas plantean dudas y que las medidas son insuficientes.

Desde el partido del presidente, Renovación Nacional (RN), el diputado Joaquín Godoy resaltó la necesidad de lograr un «acuerdo amplio» con la oposición para sacar los proyectos, a los que consideró «super bien enfocados», mientras que su colega de la UDI Gustavo Hasbún evaluó que van «en el carril correcto» y «mejorarán la calidad de vida» de los chilenos.

Entre los sectores directamente afectados por los anuncios, el presidente de la Confederación de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conapyme), Juan Araya, consideró buena la intención de las reformas pero calificó la tributaria como «la nada misma» y se quejó de que Piñera excluyó de convocatoria a consulta a la entidad que dirige.

En tanto, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH)», Gabriel Boric, advirtió que «los estudiantes no están disponibles para realizar meros maquillajes y ajustes al actual sistema» sino para «cambiar su esencia».

«Esta reforma si se aprobara tal como está es el claro ejemplo de las reformas gatopardistas, cambiar algo para que todo siga igual», sostuvo y reseñó que los cálculos más conservadores indican que se requieren 3.500 y 4 mil millones de dólares anuales para un cambio estructrual en el sector.