«La prohibición afecta a la importación, la adquisición y transporte de tales productos, así como las financiaciones relacionadas y los seguros», señalan las conclusiones del también conocido como grupo de los 27, informó Europa Press.

La decisión de los ministros de Asuntos Exteriores de la UE puso en práctica, además, un acuerdo previo que determina como tope el 1 de julio para el vencimiento de los contratos actualmente en vigencia.

En particular, se trata de una concesión a gobiernos como el de Grecia, que depende del crudo que le compra a Irán, según fuentes diplomáticas mencionadas por la agencia alemana DPA.

Dentro del duro paquete de medidas de la UE contra Irán, se incluyó también la congelación de las cuentas del banco central iraní en entidades bancarias de los países europeos.

También se prohíbe con este acuerdo el comercio de productos petroquímicos, oro, metales preciosos, diamantes, billetes y monedas, aunque se permite el «comercio legítimo» con Irán bajo «condiciones estrictas».

Las sanciones contra el banco central iraní, alcanza también a ocho entidades adicionales y a tres dirigentes vinculados al programa nuclear, y entrarán en vigor mañana, una vez que se publiquen en el Diario Oficial de la UE.

En cambio, el embargo al crudo iraní entrará en vigor lo antes posible después de que los 27 adopten el texto legal pertinente, que aún no ha sido presentado por la Comisión Europea, según explicaron las fuentes.

La decisión del bloque fue saludada de inmediato por Estados Unidos en un comunicado conjunto de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y su par del Tesoro, Timothy Geithner, quienes aseguraron que la misma hará que Teherán «pague un precio alto por desafiar sus obligaciones internacionales».

En línea similar, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebró las sanciones aprobadas por la UE y consideró que van «en la dirección correcta» aunque advirtió que todavía es «imposible» saber si las mismas medidas servirán para detener el programa nuclear de Teherán.

Paralelamente, el primer ministro británico, David Cameron, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, instaron este lunes a Irán a poner fin «inmediato» a su programa nuclear y aseguraron que no aceptarán que el país persa adquiera armas nucleares.

Rusia, en cambio, criticó la nueva batería de medidas contra Teherán a través de de ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, quien aseguró que sólo servirán para alejar al país de la mesa de negociaciones y que no harán mucho para incrementar la seguridad regional.

«Nosotros nos abstendremos de acciones precipitadas y trabajaremos para una renovación de las conversaciones (nucleares)», agregó.

Moscú apoya que se retome el llamado diálogo a seis bandas entre Irán y los países con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la ONU (Rusia, China, Francia, Reino Unido y Estados Unidos) más Alemania.

Europa compró durante 2011 un total de 600 mil barriles diarios de petróleo a Teherán, lo que supone el 25% de las exportaciones de crudo de la República Islámica.

El objetivo del acuerdo, expresamente manifestado desde hace semanas, es presionar a Irán para que negocie con la comunidad internacional su programa nuclear, que Occidente sospecha tiene fines militares, pese a que Irán insiste en que son meramente pacíficos.

De todas maneras, la concreción de este acuerdo, cuya viga maestra es la implementación del embargo petrolero, no deja de presentar algunos aspectos problemáticos, ya que los estados más dependientes del crudo iraní intentan limitar el daño a sus economías.

Grecia es el caso más claro, y su gobierno busca el auxilio de otros países para que le suministren petróleo en condiciones ventajosas en lugar del preciado petróleo de Irán.

Italia por su parte insistió, antes y después de la reunión de hoy en Bruselas, en continuar importando crudo iraní destinado a pagar una deuda que Irán tiene con la compañía italiana de gas ENI, medida a la que los diplomáticos accedieron.

Los embajadores acordaron también revisar periódicamente el impacto que tendrán las sanciones en la economía europea y su repercusión en los precios globales del crudo, determinando que la primera revisión tenga lugar en mayo próximo.

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, destacó que «el efecto deseado de las sanciones es que Irán se tome en serio nuestro deseo de volver la mesa de negociaciones».

El canciller británico, William Hague, por su parte destacó que «Irán continúa desafiando las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y enriquece uranio al 20%, algo para lo que no es posible una explicación civil», puntualizó.

El canciller alemán, Guido Westerwelle, subrayó que «se trata de que no podemos aceptar que Irán acceda a la bomba atómica», apuntó. «La opción de un Irán armado nuclearmente» no puede ser aceptada, agregó.