El término *»indignado»* surgió después de que se hiciera aquella acampada al término de la
manifestación el 15 de Mayo, a una semana de las elecciones Municipales en España, que se celebrarían
el día 22. Ese término surgió del libro titulado *»Indignaos»* escrito por Stéphane Hessel, un señor
que nació en 1917, y que ha vivido en primera persona toda la historia política. El se inspiró en este
fenómeno del 15M para escribir el libro, cuyo link es: [http://www.attacmadrid.org/wp/wp-content/
uploads/Indignaos.pdf](http://www.attacmadrid.org/wp/wp-content/
uploads/Indignaos.pdf)

Pues bien, eso de indignado se aplica a todo el que se sienta afín al movimiento 15M, independiente
de su forma de participación. Desde el que ve las noticias en casa, hasta el que acampa y va andando
a Madrid desde Sevilla, o desde cualquier otra ciudad. Pero el que simpatiza y defiende la causa de la
revolución no violenta, y el que ya no se cree las mentiras del sistema…es un indignado.

En cuanto a los activistas que se mantienen más al pie del cañón hay de todo: estudiantes, parados,
jubilados, etc. Ahora bien, por lógica, quien más energía disponible tienen son los jóvenes, que no tienen
que andar llevando hijos al colegio, o manteniendo familias o casas u otros.

En cuanto a las movilizaciones que se han hecho, hay de diferentes tipos: las manifestaciones que
son marchas breves por la ciudad, con recorrido claro y finalizando con un manifiesto conjunto, las
cuales necesitan de una *»notificación”* más que autorización, aunque requiere del visto bueno y de una
respuesta por parte del gobierno. Luego están las concentraciones, que son en un lugar, durante un
tiempo cierto, que también se solicitan, o más bien se notifican al gobierno y al municipio (por aquello
de que se ocupa terreno de la ciudad). Finalmente están las asambleas, que son el fenómeno de *»toma de
las plazas»*, para las que no se pide permiso, y se toman de facto. La primera se consiguió por rebosar en
número a la fuerza policial.

En este momento del proceso, hay asambleas allá donde se consigue un número suficiente de
participantes, en casi todos los barrios de Madrid, y también en muchas localidades fuera de la ciudad.
También hay asambleas en casi todas las capitales de provincia del estado. Todas las asambleas se hacen
en plazas, en la calle. Con megáfono o altavoz, o lo que se pueda. En las asambleas se puede participar
sólo a nivel personal acá en España, es decir, que no te permiten hablar en nombre de ningún colectivo
social o político. Eso que parece un inconveniente, y en muchos casos lo es, también tiene su gracia,
porque eres escuchado sin prejuicios, sin etiquetas, se escucha la idea tal cual es, y cada uno vota según
lo que siente, según la afinidad o acuerdo que sienta con lo que dice el que habla.

Hay un turno de palabra que va anotando alguien, y un moderador. No se permiten palabras
malsonantes, ni faltas de respeto. Mientras uno habla, el resto muestra su aprobación moviendo las
manos en alto girándolas, su desaprobación cruzando las manos, o que el hablante se está saliendo de
tema o enrollando demasiado, o divagando moviendo las manos en forma de rollo. Esos son los tres
signos con los que de una manera ágil y rápida, puedes percibir la aprobación o desaprobación de la
asamblea sólo con una mirada.

Cuando alguien disiente diametralmente de un acuerdo al que se está llegando, se le permite expresar
ante el conjunto tal disentimiento, de tal manera que se busca incansablemente el consenso. (Yo he
llegado a ver asambleas de cinco horas).

Además de las asambleas, están los grupos de trabajo o comisiones. En ellos, formados por
voluntarios, y que están siempre abiertos a la participación, se trabaja sobre temas concretos. Se
profundiza y se llevan después propuestas a la asamblea del barrio, que si la aprueba, se llevan a la
asamblea general. Hay grupos muy interesantes, como el de *»Política a largo plazo»*, *»Política a corto
plazo»*, *»privatizaciones de los servicios públicos»*, *»espiritualidad»* y luego otros más de función como
los de *»puntos de información al público»* o *»dinamizadores de asambleas»*.

En mi opinión en este momento, el movimiento 15M anda ciclando porque está entrando
en crisis muy interesantes, como la caída en cuenta de que tienen un pavor a todo lo que suene
a *»representativo»*, pero no han configurado del todo la nueva imagen, la propuesta alternativa a este
modelo que ya no va. Un indicador de ello es que cada vez que tienen que nombrar un portavoz para
expresar las propuestas de una asamblea en otra más amplia, se atascan tratando de delimitar las
funciones de ese portavoz, por temor a que se sienta *»representante»* y tome decisiones sin consultar con
el conjunto. Pero hablo de ciclo solamente, no de que el proceso haya fracasado.

Los Humanistas en España, andamos participando en asambleas, en grupos de trabajo, en
movilizaciones, y aportando lo que vamos pudiendo. Nuestras propuestas en cuanto a posturas políticas,
y a metodología, suelen cuajar rápidamente y encontrar la aceptación de los que nos escuchan, y eso no
significa ni más ni menos, que son coherentes y se sienten como positivas. Ahora bien, no hablamos en
nombre de nuestros organismos. Hablamos y participamos siempre a nivel personal, que es la única forma permitida acá en España, distinta puedes ser la realidad en otros Países de cara
al 15O.

También hay algunos participantes que han intentado poner en duda la metodología de la No-Violencia
Activa, pero parece que de momento, somos mayoría los que apostamos por esta forma de acción, y
seguirá siendo abanderada en las movilizaciones y acción conjuntas.

Bueno, esta es una mirada y una interpretación totalmente personal, como personal es la participación
que se puede tener en el 15M acá en España, lo cual no necesariamente debe pasar en otros Países para
el evento mundial del 15O, dependiendo de la realidad y el momento histórico de cada País.