Un autobús del transporte público que hacía su recorrido normal fue prendido fuego por un grupo de encapuchados en las afueras de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile. Su chofer quedó herido, pero todos los pasajeros salieron ilesos.

En al menos otros 10 puntos de la ciudad también se levantaron barricadas y fogatas con la quema de basura, neumáticos y otros objetos, que obligaron a paralizar el tránsito en gran parte de la ciudad, de 6 millones de habitantes, en la hora punta de la mañana, provocando interminables atascos.

La jornada de protesta fue convocada por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) y tiene lugar en momentos en que el diálogo con el gobierno se encuentra roto, luego de que los estudiantes se retiraran el 4 de octubre de la mesa de negociación abierta para destrabar este extenso conflicto que se arrastra ya por más de cinco meses.

La movilización cuenta con el respaldo de unas 70 organizaciones, entre ellas la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor organización sindical del país, y el Colegio de Profesores, que llamaron a sus asociados a marchar con los estudiantes el miércoles, cuando están previstas dos marchas que confluirán en el centro de Santiago.

El Gobierno repudió la violencia y dijo que la manifestación no logró este martes paralizar al país.

*»No hay paro, no existe el paro, sin perjuicio de ello, una vez más tenemos que lamentar que los encapuchados de siempre, los violentistas, los vándalos han realizado una serie de acciones absolutamente condenables»*, dijo el portavoz del Gobierno, Andrés Chadwick.

*»Grupos violentistas han establecido barricadas, han hecho fogatas, han tirado bombas molotov a nuestros carabineros y, como si eso fuera poco, han impedido las acciones de un jardín infantil que tuvo que ser evacuado; destruyeron y quemaron un bus del Transantiago»*, agregó.

La policía chilena no entregó aún un reporte de detenidos ni heridos.

*»Sabemos que la violencia no refleja lo que es el movimiento y sabemos que resta, pero debemos hacernos el cuestionamiento de por qué se realiza este nivel de protesta»*, dijo Camilo Ballesteros, uno de los líderes del movimiento estudiantil, al Canal 13 de TV.

Para este martes los estudiantes anunciaron un gran *’caceroleo’* nocturno, una protesta que consiste en hacer sonar con fuerza cacerolas, mientras que un grupo de dirigentes del Colegio de Profesores entregaba en el palacio presidencial de La Moneda los resultados de una consulta sobre educación que realizaron la semana pasada.

Antes de acceder al palacio de Gobierno, se registraron algunos forcejeos con la Policía.

De acuerdo con el organismo docente, 1,5 millones de personas participaron de esta consulta, que reveló que un 88,7% apoya la demanda de una educación pública gratuita y de calidad.

Los estudiantes protestan contra el sistema educativo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que disminuyó el aporte público a la educación y fomentó la inclusión de los privados. Producto de esas reformas, hoy sólo el 40% de los escolares chilenos asiste a colegios públicos gratuitos, mientras que a nivel universitario no existe la gratuidad.

A lo largo de cinco meses de protestas, los estudiantes han realizado una treintena de movilizaciones que en su mayoría han acabado con disturbios y enfrentamientos con la policía. Unos 250.000 escolares se mantiene sin clases, al igual que miles de estudiantes de universidades públicas.