Mientras Italia corre el riesgo de verse inmersa en la crisis europea de la deuda, Berlusconi se encuentra asediado por escándalos sexuales y cuatro procesos judiciales. A esto se suma que la Iglesia Católica italiana, aliada incondicional de Berlusconi que guardó silencio en estos tres años de escándalos del primer ministro, le retiró su apoyo.

El jefe de gobierno italiano, que ingresó a la política en 1994 y se encuentra en su tercer período como primer ministro, insiste en que permanecerá en el puesto hasta que concluya su período de cinco años en 2013. Sin embargo, el premier dijo a sus allegados que *»no tenía nada que celebrar»*, informaron medios locales.

Según estas fuentes, aseguró a quienes se acercaron luego de la medianoche a la Cámara de Diputados a felicitarle por sus 75 años que se sentía acorralado por la justicia, que le prepara un *»nuevo regalo»*, en alusión al nuevo proceso en el que se lo investiga por inducción al falso testimonio al empresario Giampaolo Tarantini, el encargado de conseguir las chicas para sus fiestas.

Anoche, en una intervención con TG5, canal que pertenece a Mediaset, su imperio de medios de comunicación, Berlusconi se limitó a explicar que le gustaría como regalo de cumpleaños *»que se dejasen de lado las divergencias para trabajar juntos, relanzar la economía y sacar a Italia de la crisis»*.

El premier italiano mantuvo por la tarde una reunión con legisladores de su partido en relación al nombramiento del nuevo gobernador del Banco de Italia, que deberá sustituir a Mario Draghi, designado presidente del Banco Central Europeo.

Mientras, cientos de personas se manifestaron en el centro de Roma contra una iniciativa de ley del gobierno para prohibir la publicación en la prensa de *»escuchas»* telefónicas, informó la agencia de noticias Europa Press.

Los manifestantes, convocados por asociaciones periodísticas y activistas por los derechos humanos, llamaron a la *»desobediencia civil»* y anunciaron que en caso de que la ley sea aprobada recurrirán a la Corte de Justicia europea.

Un grupo de activistas se presentó ante el Palacio Grazioli, la residencia en Roma de Berlusconi, para entregarle, con motivo de su cumpleaños, un pastel y 13 mil firmas recogidas entre los ciudadanos para pedirle que responda a 10 preguntas que todos los días le hace en sus páginas el diario La Repubblica.

El diario demanda al primer ministro aclarar sus relaciones con delincuentes y traficantes y por qué se niega a ser interrogado por los magistrados que indagan una presunta extorsión en su contra, entre otras cosas.

La víspera, el gobierno de Berlusconi sobrevivió después de que la Cámara de diputados, donde aun tiene mayoría, rechazara una moción de censura contra el ministro de Agricultura, Saverio Romano, acusado de asociación mafiosa.

En caso de que la censura hubiera pasado, el Ejecutivo habría caído, pues habría quedado en evidencia que no contaba ya con la mayoría para gobernar. Sin embargo, Umberto Bosi, principal aliado de Berlusconi y líder de la Liga del Norte, anunció previamente que todos los legisladores de ese partido rechazarían el voto de censura.

En este contexto, Berlusconi perdió el apoyo de la poderosa Iglesia Católica, tras la dura condena del presidente de la Conferencia Episcopal, Angelo Bagnasco, que se manifestó con una dureza inédita contra el líder del centroderecha.

Sin mencionarlo, pero de forma inequívoca, Bagnasco habló de *»comportamientos no solo contrarios al público decoro, sino intrínsecamente tristes y vacuos»* y *»estilos de vida difícilmente compatibles con la dignidad de las personas y el decoro de las instituciones y de la vida pública»*.

*»La imagen del país en el extranjero se debilita peligrosamente»*, señaló.