P: Hay una mirada sobre el tema de la soberanía alimentaria y sobre los problemas que enfrenta un modelo económico en la realidad local. Qué nos puede decir en relación con una mirada regional frente a este modelo enfocado en los monocultivos, extractivista, de agroquímicos?

FH: El modelo es universal y debemos saberlo porque los poderes detrás de este modelo son enormes. Son las grandes multinacionales apoyadas por los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea y también por las organizaciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el FMI, la Organización Mundial del Comercio. Es un sistema, un sistema mundial. Ahora, regionalmente y localmente se puede responder frente a eso. Un país aislado tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir al modelo, pero en un continente como el latinoamericano que está desarrollando nuevas instituciones de integración latinoamericana, se encuentra la posibilidad de construir otro modelo.

P: A qué se refiere exactamente al hablar de otro modelo?

FH.: Yo creo que el Sumak Kawsay, el Buen Vivir, no es solamente palabras. Es un cambio de modelo. Salir de un modelo orientado por la ganancia y la lógica del capital hacia un modelo orientado a las necesidades de la gente, en correspondencia con la protección de la vida. El Sumak Kawsay significa, finalmente, cómo asegurar la vida de todos los seres humanos en la tierra, incluyendo la vida de la Madre Tierra y esto significa un modelo totalmente opuesto al actual que es totalmente destructor de la tierra y de la humanidad.

P: Es posible identificar con claridad quiénes son los responsables de la catástrofe de este modelo?

FH: No se trata de un mito. No es un grupo de diez personas que están decidiendo el mundo detrás de sus computadores. Es una lógica, la lógica del capitalismo, cuyo único valor es la ganancia y desde esa lógica se ordena todo. Lo que se requiere es salir de esta lógica como orientadora de la economía y reflexionar sobre las necesidades humanas y la urgente necesidad de armonizar esas necesidades con las necesidades de la Madre Tierra. Cuando reflexionamos en esta perspectiva ya encontramos miles de soluciones. No es una ilusión. La gran ilusión, el gran mito, es el del capitalismo que dice “fuera de nosotros no hay alternativas”. La realidad es que hay alternativas, pero hay que luchar por ellas, porque el capitalismo no va a caer por sí mismo.

De allí la importancia de los movimientos campesinos, de los movimientos indígenas, etc, para presionar sobre la opinión pública, sobre las organizaciones y los Estados para no aceptar regulaciones y adaptaciones del sistema capitalista, como el “capitalismo verde”, sino un real cambio de modelo, de paradigma, de orientación profunda. En ese sentido, el concepto de Sumak Kawsay es muy importante porque significa otra filosofía de la vida, de la relación con la naturaleza.

P: Qué es posible hacer desde la cotidianidad?

FH: Mucho. No se puede pensar solamente en macro dimensiones, también se debe pensar en la vida cotidiana. Es urgente tomar conciencia de la gravedad de las situación, de la destrucción de la tierra e incluso del clima, de la gravedad de la situación social en el mundo para asumir el esfuerzo que cada uno de nosotros tiene que hacer.

Evidentemente, las grandes estructuras tienen que cambiar y esa es responsabilidad de Estados y organizaciones regionales y e internacionales. Pero también es evidente que en el nivel local se puede trabajar, por una parte respetando la naturaleza desde los propios comportamientos, que ayudan sin duda a cambiar el modelo. Profundizar la conciencia ecológica es necesario y urgente en América Latina y Caribe.

Marcelo Aizaga
Eliana Estrella
Pressenza-Ecuador