Con la caída de las bolsas en todos lados, cierres incluidos, se vuelve a utilizar la palabra crisis, al menos como una posibilidad inminente.

Con la máxima potencia militar, que no comercial, salvándose por los pelos de un default que hubiera dejado en ridículo a todas las agencias de mediciones económicas, lo que pasan los “cerdos” (PIIGS en inglés, Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) parece controlado.

Es que en realidad la medición de apremios económicos, de crisis, de burbujas, de presupuestos y deudas sólo se mide desde el punto de vista financiero. Lo que sucede en las bolsas, en la ruleta especulativa es lo que rige al mundo. Los gobiernos obedecen a estos poderosos señores: los amos de las finanzas. La mayoría de los cuales suelen tener sueldos anuales de 10 cifras, obviamente proporcionales con las ganancias obtenidas por sus conglomerados financieros.

Pero no quiero profundizar en ese mecanismo, en cómo funcionan esas financieras globales y el dominio que tienen sobre los gobernantes, en muchos casos auténticos empleados de estas empresas.

Lo que me interesa evidenciar es que el colapso, la baja de las cotizaciones en bolsa de las empresas productivas repercuten de manera directa en el empleo. Mi duda es si éste es un fenómeno provocador de crisis o es un extorsionador o justificador de los siguientes pasos de saneamiento económico, fácilmente traducible en recortes y despidos.

Extorsión, justificante o crisis, es en ese momento que se produce la corrida informativa y se empieza a hablar de la necesidad imperiosa de tomar medidas. Medidas que siempre favorecen a los conglomerados financieros, de los cuales los bancos son su buque insignia.

Pero la mayoría de los seres humanos no tenemos acciones en la bolsa y vivimos de un sueldo, o sea de un empleo. Ese empleo lleva años precarizándose y las tasas de desempleo aumentan en casi todos lados. Ese es el fenómeno crítico para la gente. La indefensión de tener o no tener trabajo, de tener o no tener acceso a la salud, a la educación, a la vivienda digna, al esparcimiento básico.

Es la caída del poder del trabajador (a mayor desempleo, se aceptan condiciones de trabajo más duras) lo que genera falta de liquidez para el consumo poniendo en crisis a las empresas que producen bienes. No así a las financieras que permiten el crédito, no sólo de los trabajadores sino también de esas empresas debilitadas por la falta de liquidez, llegando a ser los financistas de los gobiernos. Los casos más flagrantes son los de Estados Unidos y la Unión Europea, que quedándose sin banco central y la posibilidad de generar moneda (liquidez) los gobiernos se ven obligados a pedir prestado el dinero a las bancas privadas a interés comercial que pagamos todos, claro.

El país de la armada más grande del mundo está dejando que 200 mil familias por mes pierdan su casa y ahora van a aplicarse las nuevas medidas restrictivas votadas en el Congreso y el Senado para evitar la quiebra. Todo esto haciendo crecer el volumen de deuda, alargando por más tiempo la condena de estar subordinado a los dictados de los financistas.

Pero a muchos kilómetros de Wall Street, uno de los alumnos más aplicados de esta dictadura financiera, Chile, también vive una grave crisis. 100 mil préstamos concedidos para acceder a la educación, un bien de consumo según el presidente Sebastián Piñera, entraron en mora. 100 mil familias chilenas no pueden afrontar los créditos recibidos para pagar los estudios (escolares, secundarios o universitarios, que todo se paga en el país del pacífico).

En aplicación de la Ley Antiterrorista, firmada por el empresario mediático y dueño de uno de los clubes de fútbol más importantes del país, la manifestación social es reprimida de forma brutal. No importa que se trate de menores de edad, esta semana se han llevado a cabo 874 detenciones durante las manifestaciones reclamando una educación pública gratuita y de calidad.

Benjamin Netanyahu se vanagloriaba en televisión que en Israel la gente no salía a la calle porque es un país próspero y democrático. Sin embargo los 150 mil manifestantes que salieron a la calle reclamando Justicia Social y un acceso adecuado a la vivienda parecen desmentirlo.

Por no hablar de las manifestaciones masivas que continúan, pese a ser bombardeados y asesinados durante las protestas en Siria, Bahrein y Yemen. O la demostración de centenares de miles de libios que salieron a apoyar a Gadaffi, pero sobre todo a oponerse a la masacre perpetrada, en pasado y presente y esperemos que no en futuro, por la OTAN.

Que las Bolsas se caigan no puede sorprender a nadie, lo que sigue sorprendiendo es que se insista en acomodar todo para que los señores financistas sigan manejando el planeta y eso no genere indignados a millares.

Lo interesante de los indignados surgidos de estas catástrofes sociales es que no quieren corregir este sistema, si no crear uno nuevo. Romper con el círculo vicioso de la violencia y el consumo, con esta democracia de cartulina y la dictadura del Capital. Esta condición es internacional, no reconoce fronteras, ya que se habla de Democracia Real Ya. ¿Cuántos de nosotros nos hemos puesto a evaluar el significado de esta breve frase?

La democracia real es la supremacía del bien común, del interés general, por encima de los intereses particulares, de las ambiciones personales. Recuperar ese significado ha sido el paradigma mostrado por algunos gobiernos vecinos del de Piñera, esperemos que se contagie pronto.