Ese proceso de independencia culminó en 2005 con un acuerdo de paz.

El primer Estado que reconoció su independencia fue precisamente su vecina del norte, la ahora
reducida República de Sudán, con la que protagonizó un conflicto de casi veinte años, con el luctuoso
saldo de cerca de dos millones de vidas humanas, mientras que otros cuatro millones se vieron
obligados a huir. De momento, continúa sin aclararse la polémica entre las fronteras exactas y el
reparto de los rendimientos petroleros.

En 2005, el acuerdo de paz logrado preveía la realización de un referéndum en el que, en enero
pasado, más del 99% de la población sureña optó por un futuro propio.

Después de ese largo proceso de guerra civil, el sur de Sudán se escindió oficialmente del norte y
proclamó su propia república cuando el titular del Parlamento, James Wani Igga, leyó la declaración
de independencia en un acto festivo en la capital, Juba.

Millares de personas acudieron a la ceremonia, en la que se arrió la bandera de Sudán y se izó la
bandera de Sudán del Sur. Por estas horas hay un clima festivo; el viernes, cuando los campanarios
de las iglesias anunciaron el histórico día, ritmos de tambores celebraron el nacimiento del Estado
número 54 de África.

El nuevo presidente, Salva Kiir firmó la Constitución de transición y juró el cargo, durante un acto en
que estuvieron jefes de Estado y dignatarios de todo el mundo, incluido el presidente de Sudán, Omar
al Bashir, sobre el que pesa la orden de detención dictada desde la Corte Penal Internacional por los
crímenes de guerra cometidos en lo que hoy es Sudán del Sur.

Entre tanto, Ban ki-moon, manifestó el apoyo de la comunidad internacional a la nueva
república. “Esta independencia supone un nuevo comienzo para Sudán del Sur. La comunidad
internacional tiene una responsabilidad de cara al nuevo país”, dijo Ban. El secretario general de
la ONU se mostró preocupado por las crecientes tensiones y conflictos, sobre todo a lo largo de la
nueva frontera con el norte. El estacionamiento de tropas de paz etíopes podría ayudar a calmar la
situación, agregó. Con todo, es necesaria una solución política sostenible a largo plazo.

Pero también el gobierno del sur deberá asumir sus responsabilidades, añadió el surcoreano. En el
nuevo país no sólo es necesario emprender mejoras en la infraestructura y la economía, sino también
garantizar el cumplimiento de la ley y los derechos humanos.

Por su parte el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tras reconocer formalmente el nuevo
país, “El día de hoy recuerda que tras la oscuridad de la guerra es posible la luz de una nueva
mañana”, afirmó.