Detrás de este revolucionario no-violento hay una historia vital: la de un ser humano que se hace responsable de su vida y que, ante la disyuntiva de aceptar la injusticia o rebelarse, elije plantar cara al sistema para cambiarlo.

Se trata de un artista comprometido con la sociedad de la que forma parte, independiente de cualquier partido o religión, y que financia de su bolsillo las acciones que desarrolla.

Torfason invita a todas los pueblos a despertar. «Abrid los ojos, -dice, dirigiéndose a la población de cualquier país-, mirad lo que está pasando… en todo el mundo, que la gente lea, mire, piense… y tome su elección también».