Intentaremos abordarlos en estas breves notas.

1. Ollanta Humala será un jefe de Estado sin una mayoría parlamentaria. La coalición Gana Perú tendrá la mayor bancada en el Congreso, pero sin posibilidad de una mayoría automática. Esto necesariamente derivará en la necesidad de articular alianzas con otras fuerzas para la aprobación de las leyes incluidas en el plan de gobierno. Asimismo, muy posiblemente derive también en la incorporación de miembros independientes o externos a su coalición en el Gabinete de Ministros.

2. Ello definitivamente dificultará la implementación de políticas de cambio radical en sus primeros años de mandato, por lo menos hasta que logre articular una fuerza de gobierno con autonomía y poder propio. Esta circunstancia lo acercará por necesidad al modelo propiciado por Lula Da Silva en Brasil (coalición de gobierno que incluye fuerzas de centro y centro derecha, como ha sucedido en la mayor parte de la región) y lo alejará del modelo de Hugo Chávez en Venezuela (coalición más homogénea, con preponderancia del Partido Socialista Unido de Venezuela y otras fuerzas de izquierda).

3. Una pequeña referencia respecto de su rival. La propuesta de política exterior de Keiko Fujimori estaba orientada a potenciar los Tratados de Libre Comercio y el Acuerdo de Integración Profunda (impulsado recientemente por el Presidente Alan García), en desmedro de los bloques regionales (UNASUR, CELAC, CAN). Su principal interés en política exterior es comercial (sin mayores referencias discursivas a situaciones políticas) y viene dado por la integración con los mercados asiáticos. Ollanta Humala, pese a las críticas recibidas por su presunto nacionalismo, orienta la política exterior a la regionalización, en relación directa con los bloques antes mencionados, priorizando en el caso comercial la relación con el principal socio del país en la región (Brasil), con quien además sostiene muy buenas relaciones políticas debido a la afinidad ideológica que tiene con el partido de la Presidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores).

4. Respecto de la relación con Chile, especialmente en referencia a la demanda marítima que ambos países sostienen en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, será difícil que esto afecte otras áreas de relación, por fuera de las declaraciones realizadas a los medios de comunicación. Otras experiencias anteriores nos respaldan al decir además que las relaciones comerciales tienen un ritmo propio, a pesar de los discursos políticos nacionalistas (a los cuales hacen de contrapeso). Estos últimos tienden a abarcar solamente el espectro de la retórica, bajo intereses particulares de una coyuntura particular. La prudencia -excepto algunos pocos casos- en materia de política exterior es siempre mayor a la que se tiene en otros aspectos de gobierno.

5. Respecto de la relación con Bolivia se puede afirmar que posiblemente el gobierno de Humala se acerque a la postura boliviana respecto de su demanda de una salida al mar soberana, lo cual podría sí generar roces con Chile en términos diplomáticos, aunque sin riesgo real de un conflicto a mayor escala. Difícilmente la relación con el gobierno chileno o peruano se torne más tensa de lo que hasta hoy ha sido.

6. Por último, no podemos dejar de resaltar que la visión de la integración regional promulgada por Ollanta Humala está directamente referida a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), a la cual suscribe en términos pragmáticos sino además ideológicos. Ello seguramente sea una fuerte diferencia respecto de su antecesor, quien participó del bloque de modo formal, impulsando paralelamente otras instancias de integración comercial.