La horrible carnicería cometida en Pakistán para dar caza al enemigo más odiado por los Estados Unidos se suma a una lista que comienza a ser extremadamente larga de las atrocidades realizadas por el presidente Obama. Si su intención era convertirse en el macho alfa del imperio occidentocatólicocorporativista, lo ha conseguido dejándonos a todos aterrorizados.

El dirigente norteamericano ha querido entrar en el salón de la fama de los criminales y lo ha hecho a lo grande: sumando 30 mil marines en Afganistán, continuando las masacres en Irak, olvidándose de las promesas del cierre de Guantánamo, acelerando una carrera atómica injustificada, lanzando una persecución para asesinar a Muanmar Khadaffi que va a dejar un reguero de *“daños colaterales”* enorme y perpetrando la ejecución de Osama Bin Laden saltando todas las normas del derecho internacional, de la moral cristiana y del mínimo sentido común. Todo esto aderezado con un indecente Premio Nobel de la Paz.

Ante la presión de la derecha más reaccionaria de la nación más belicosa del mundo, Obama se erguió como un killer desapasionado, dispuesto a utilizar todas las armas a su alcance para asegurar la continuidad de su mandato. Grandemente incierta tras una presidencia que ha disgustado a todos. Los afroamericanos no se han sentido representados, las políticas migratorias siguen señalando a los inmigrantes como delincuentes, los empleados estatales de numerosos estados se han volcado a la calle para reclamar ante los atropellos recibidos, los ultraconservadores sienten repugnancia de un líder negro y de ascendencia musulmana, las corporaciones estaban inquietas ante algunos movimientos de la Casa Blanca considerados *“socialistas”*.

La intelectualidad crítica del país del norte hace tiempo que le ha quitado el crédito al demócrata de Chicago. Y es que el primer presidente de ascendencia no europea de los Estados Unidos no ha cumplido con sus promesas y se ha mostrado igual de inepto que sus predecesores, ya sea tratando las angustias nacionales: el desempleo, los miles de ciudadanos que han perdido sus casas por no poder pagar las hipotecas, las tragedias naturales, etcétera, como en el ámbito internacional. En el cual comenzó mostrando una imagen conciliadora, llegando incluso a abrir la esperanza de un posible desmantelamiento de arsenales nucleares para rápidamente convertirse en un tirano unilateralista y punta de lanza de las corporaciones de las armas, las reconstrucciones, el petróleo y las expoliadoras financieras.

El asesinato de Bin Laden ha cumplido con todos los requisitos criminales: abuso de poder, invasión de territorios extranjeros, ejecución de personas desarmadas, obtención de información bajo tortura, el no respeto de los muertos, negándoles sepultura y tirando el cadáver desde un avión, imitando los vuelos de la muerte sobre el Río de la Plata, una de las páginas más siniestras de la historia argentina y de la historia humana. La impunidad total con la que se ha movido el gobierno estadounidense es alarmante. Las declaraciones autosuficientes y de orgullo han dado muestra cabal del espíritu de esta época, donde los poderosos deliran y juegan a ver quién es más crápula, quién lleva los límites más lejos. Dictando sus propias leyes, imponiéndolas a sangre y fuego. Saturados de testosterona como esos adolescentes que se retan en los baños del colegio a ver quién la tiene más larga, quién escupe más lejos.