Este liberal confeso analiza con la acidez habitual los resultados electorales de su país natal.

Para el autor de «Pantaleón y las visitadoras» o «Conversación en la Catedral» los dos candidatos a presidente que pasaron a segunda vuelta en el Perú son abominables, él los define así “¿Humala o Keiko? Es elegir entre el sida y el cáncer, una disquisición bastante académica”.

Para luego describir la connivencia entre Fujimori padre y la Iglesia “Aquí en Lima tenemos un arzobispo que es del Opus Dei, monseñor Cipriani, un fujimorista destacado, cómplice descarado de la dictadura que se hizo famoso por una frase: dijo que “los derechos humanos son una cojudez”, palabrota peruana que equivale a gilipollez. Uno de los crímenes peores que cometió la dictadura de Fujimori fue una castración de miles de campesinas de los Andes, a las que el Ministerio de Salud engañó diciéndoles que las iban a vacunar y en realidad las castraron, las esterilizaron a todas. ¡A miles! El arzobispo Cipriani, que echa sapos y culebras cada vez que se menciona el aborto, no dijo una sola palabra ante esta monstruosidad criminal, sobre la que reina un silencio ominoso”.

A Humala lo define como un Chávez con discurso abrasileñado, teniendo en cuenta que Chávez para Vargas Llosa es poco menos que el Demonio, la comparación es evidentemente despectiva. A sus propuestas económicas las explica como “un Estado intervencionista en la economía, nacionalizar sectores estratégicos, gran desconfianza hacia la empresa privada y el capital extranjero, y medidas contra la libertad de prensa”.

En la Argentina donde los motores de la discusión ya se han puesto en marcha, desde que se supo que sería el escritor peruano quien abrirá la Feria del Libro de la capital, la Revista Barcelona de Buenos Aires, con el tono sarcástico que la caracteriza expresó lo siguiente: “Ahora dicen que si Vargas Llosa se hubiera presentado a las elecciones, Perú podría haber optado por el SIDA, el cáncer o el Alzheimer”.

Las declaraciones del Premio Nobel de Literatura 2010 no pasan desapercibidas y su tono provocador lo ha hecho ser considerado un referente hispánico de las políticas económicas de Friedman y von Hayek y un amigo cercano de diversos políticos de derechas del ámbito iberoamericano. Situándolo en las antípodas de los valores que transmiten sus obras literarias de gran riqueza lingüística y de fuerte compromiso con la denuncia de las injusticias y el no respeto de los Derechos Humanos.