El descontento que se expresa en las calles de todas las ciudades del país, ha dejado víctimas de la represión violenta en Homs, Duma y Harasata, además de Deraa que es la ciudad – ubicada al sur de Siria – que se ha ido convirtiendo en el centro de los levantamientos populares.

Tal como ha venido ocurriendo en otros países del mundo árabe, inmediatamente después de las oraciones de la tarde en las mezquitas, la población confluye en las plazas centrales para amnifestar su anhelo de cambios políticos, sociales y económicos. Sólo que en Siria las fuerzas represivas han actuado con singular violencia. Ayer, camuflados de civil, esperaban a los manifestantes en la plaza central, donde lanzaron bombas lacrimógenas y terminaron disparando en contra de la población.

Lo que en un comienzo fue un clamor por libertades crecientes, hoy en día se ha convertido en el reclamo por un cambio total.

En la ciudad de Hama, entre tanto, las fuerzas de seguridad emplearon cañones de agua y bombas de humo para dispersar una protesta en la que participaban unas 2.000 personas.

En muchas de las ciudades en donde se protestaba pacíficamente, luego de conocerse la noticia de las muertes de Deraa, cundió entre los manifestantes la necesidad de derribar al gobierno.