En el lugar han quedado solamente cincuenta héroes anónimos que se juegan allí su vida en una lucha titánica por paliar la tragedia que comienza a tomar ribetes de irreversible.

Luego de la explosión producida en otro de los seis reactores de la central de Fukushima – en este caso el número 2 – se declaró un incendio en el número 4. Cuando los bomberos lograron apagar el fuego, descubrieron dos grietas de ocho metros cuadrados en la vasija del reactor, por donde podrían volver a escaparse nuevas fugas.

Todos estos accidentes, junto a los estallidos de los días anteriores producidos en los otros dos reactores, han formado una nube radiactiva que llegó anoche a Tokio.

Obviamente en la capital nipona se ha desatado el pánico y miles de personas han hecho acopio de víveres, agua, máscaras, mantas, sacos de dormir, linternas y velas, pese a que las autoridades insisten en que los niveles de contaminación radiactiva no son altos.