La fragmentada oposición egipcia dio pasos decisivos para prepararse ante un eventual
cambio de régimen, con la presencia por primera vez en las calles del Premio Nobel
de la Paz 2005, el moderado Mohamed el-Baradei, y la creación de un comité de
negociación con los militares.

Mubarak ha transmitido estos últimos días la imagen del jefe de una empresa
que se considera irremplazable. «¡Márchese, renuncie, desaparezca!», gritan los
manifestantes. «¡Abajo Mubarak!» es la consigna que opositores han escrito en todo El
Cairo en muros y paredes. La hora para una retirada digna ya ha pasado para Mubarak.
El anciano rais quiere evitar a toda costa ser expulsado tras 30 años en el poder entre
insultos y vergüenza. Prefiere acercarse con pasos muy pequeños a los opositores a los
que hasta ahora había reprimido, acosado y enfrentado entre sí.