Pero los debates y las presentaciones se paralizaban en temas que me resultaban un poco ajenos. No pretendo insinuar que eran temas menores, creo que más que los temas en sí era el enfoque, una posición de bienestar y las propuestas eran cambios accesorios. Tampoco es exactamente eso, ya que la prostitución, el sistema financiero, el desarrollo de África o el espacio de lo sagrado en la inspiración artística no son nimiedades, en absoluto. Creo que la sensación llegaba más por una cuestión de entorno, de como está montada esta Feria, hacia el consumo, hacia la superficialidad y el marketing. En esas condiciones tratar temas serios e implicarse con los auditorios o con los discursantes es complicado.

En ese ambiente bucólico de fina tecnología Jacques Bourrinet y Philippe Vigneron intentaron convencernos de la necesidad de formular la siguiente pregunta: ¿Cómo salvar la zona euro? Una pregunta que hubiera permitido infinitos puntos de entrada, de disección y de desarrollo, pero que se centró en una visión economicista y el cuidado de los sistemas políticos de la región. El Euro, la moneda, como amalgama de culturas y de aspiraciones, dando lugar a la danza de cifras y cómo debería funcionar el Banco Europeo para poder salvar las posibles crisis que pudieran llegar en el futuro. Criticando la lentitud de respuesta ante las necesidades en el 2010, de reacción conjunta para sacar del pozo a Irlanda y sobre todo a Grecia. Las crisis no fueron contempladas en las legislaciones europeas con lo cual no hay términos legales para socorrer a propios y extraños, como tampoco hay garantías de durabilidad de los acuerdos ya firmados, desde Maastricht hasta Lisboa. En cualquier caso los dos profesores universitarios exigían un celo estricto de la zona euro contra la especulación bursatil, ejemplificando con el caso de George Soros, que fomentó la crisis europea para llevarse miles de millones de dólares en sólo una noche de corridas especulativas. ¿Cómo crear un efecto disuasorio a la especulación? Una pregunta que ha quedado rebotando en el aire.

Más tarde Oumou Sy y Valérie Marin La Meslee sumergieron a la platea en las tierras africanas y en la creación artística femenina en ese continente, muy poco mediatizada. La creadora y estilista de origen senegalés es una motivadora nata y se utiliza de modelo para ejemplificar que es posible desarrollar África y convertirse en pioneros y protagonistas de una historia que a base de palos a relegado a los africanos a un sitio de segunda en su propio continente. “¡Es la hora de que África se despierte!” animaba, mientras nos explicaba que para los africanos, el continente es todo uno y no existen diferencias, que las fronteras fueron creadas por los colonizadores y que la historia está falseada por completo. Cristóbal Colón no fue el primero en llegar a América sino que ciertos reinos del occidente africano estuvieron en relación con los Incas mucho antes de los viajes del marino europeo. Oumou Sy ha triunfado en el mundo de la moda y de la creación de joyas, haciendo el vestuario de numerosas películas y ha sido innovadora en su Senegal natal, abriendo el centro Metissacana, una Escuela Taller para modistas y donde llegó por primera vez la conexión internet a Dakar.

El plato fuerte de la jornada llegó de la mano de la música. Una música compuesta por escritores, los cuales atacados por la inspiración asomaron a nuevas vertientes artísticas. Piezas ejecutadas en el piano por el arreglador y reconocido ejecutante Alain Kremski que ha sobrevolado obras de Nietzche, Pasternak, Gurdjieff, Borodine y Liszt, pero en el caso de los compositores más clásicos se trataban de adaptaciones musicales de obras literarias. Un viaje maravilloso hacia la inspiración y la sorpresa, hacia la melodía embargadora de sentimientos profundos. Ya que el concierto tenía por coordenadas Lo sagrado: fuente de inspiración en el arte.
Frédéric Carenco acompañó con el piano a Marie Prost, cantante lírica venida desde Marsella para la ocasión para ofrecer una magnífica selección de pequeños fragmentos inspirados compuestos desde lo más profundo del corazón. Corazones enamorados del sentido (Sospecha, fracaso y caminando), con obras de Tchaikovski, Debussy, Ravel, Granados o George Sand, un concierto mágico y envolvente, de fuertes contrastes, pero con el verbo inflamado de vivencias.

Así que extasiados de estos paisajes románticos y sagrados, de esta búsqueda de lo absoluto con un sencillo homenaje a Silo, el poeta argentino Barros, Tolstoi y a todos los grandes buscadores de sentido caimos nuevamente en los debates feministas.

Ahora comprendo que ese contraste debe haberme hecho vacilar sobre la validez de esas discusiones domésticas y de división de tareas y de compromisos. Bajo el título de “Elección y libertades a prueba de contradicciones” y con el eje de la discusión puesto en el derecho de elegir con libertad, centrándose sobre todo en la prostitución y la utilización de velo en los espacios públicos. Una discusión viva, pero de corto recorrido, la persona que le dio un poco más de nivel a la charla y buscando pasar a la raiz de muchos de los temas derivados de estas libertades no respetadas o elecciones sin libertad, fue la investigadora Isabelle Stengers, quien proponía cambios de paradigma provocadores y que sintetizaban estas discusiones siempre presentes en la revista Politique, organizadores de estos debates y ponencias alrededor de temas claves de la desigualdad entre hombres y mujeres.

La nota de color fueron las decenas de Napoleones que desde el epicentro de la presentación de un libro dedicado a su persona fueron poco a poco dispersándose por toda la feria con sus trajes exuberantes y sus sombreros llamativos. Jocosos y con una copa de vino o una cerveza en la mano fueron el centro de muchas fotos de los visitantes.