El acuerdo firmado para los trabajadores del Fiat de Mirafiori y Pomigliano sólo impone condiciones de trabajo compatible con un régimen de supervivencia, en desacuerdo con la vida plena a que todos aspiramos.

Hagámonos todos una simple pregunta: “¿cuáles son las condiciones en que queremos vivir? Si contestáramos con sinceridad descubriremos que la inmensa mayoría de los ciudadanos no vive, sólo sobrevive.

El acuerdo firmado para los trabajadores del Fiat de Mirafiori y Pomigliano sólo impone condiciones de trabajo compatible con un régimen de supervivencia, en desacuerdo con la vida plena a que todos aspiramos.

Sin embargo este acuerdo perverso ha sido firmado por todos los sindicatos sentados a la mesa de las negociaciones, excepto del Fiom, y ha sido apoyado por casi todos los partidos políticos presentes en el Parlamento.

Tampoco el hecho de que poco menos de la mitad de los trabajadores ha rechazado tal acuerdo ha determinado virajes. Evidentemente los representantes de los trabajadores en los sindicados y en los partidos de izquierda, ya no saben qué quiere decir realmente vivir, si han aceptado las condiciones impuestas por Fiat.

No nos queda otra alternativa: tenemos que recordarles qué quiere decir vivir y no sólo sobrevivir. Esta huelga es una de las oportunidades que tenemos para virar la aguja de la brújula hacia donde tiene que estar, es decir mirando hacia el respeto de la Constitución y la progresiva mejoría de las condiciones de vida de todos, sin distinciones de ningún tipo.

Por este motivo la huelga del 28 de enero no concierne sólo a los trabajadores de Fiat; nos concierne a todos, porque el acuerdo que se firmó representa, ni más ni menos, una violación de las normas fundamentales de la Constitución y un peligro para la dignidad de la vida humana.

La lucha continuará. No será ni fácil ni breve. Pero una cosa es segura: si nos siguiéramos preguntando a nosotros mismos y a quién nos rodea cuáles son las condiciones en que queremos vivir, no perderemos nunca la brújula y nos aparecerá cada vez más clara la justa dirección que nos llevará, rechazando a quién quiere retenernos en la prehistoria, hacia la verdadera historia del género humano.