La Unión Europea sólo condicionó la apertura de un expediente sancionador, por las expulsiones, a que París presente antes del 15 de octubre un borrador legislativo de rectificación.

A estas alturas parece mentira y da vergüenza que Francia, la Francia de la liberté, egalité y fraternité, no haya incorporado a la legislación nacional la directiva de la Libre Circulación de personas de 2004, o al menos eso dice su gobierno, seguramente porque no quiere ser el centro de atención en relación a tan lamentables hechos.

¿Cómo es posible que un país no cumpla las leyes en vigor de la UE y no ocurra nada?

Es curioso, ¿pura coincidencia?, que la emisión de la circular de la que hablamos coincidiera con la contundente respuesta social contra su política económica. ¿Tal vez fue para desviar la atención?

Si es posible en Europa estigmatizar a una población, debido a su origen, así como conculcar su derecho a la libre circulación, es posible ya todo.

Pero no sólo es el gobierno francés, sino casi todos los gobiernos de Europa. Recordemos la aprobación de la Directiva de Retorno que permitió extender hasta seis meses el período de retención de inmigrantes en centros de internamiento.

Negros nubarrones recorren Europa cuando se acusa a gitanos e inmigrantes, cuando se pone en el punto de mira a los más vulnerables, cuando se les señala y se les presenta como los principales culpables de la inseguridad, el colapso de los servicios sociales o de la falta de trabajo.

Gobiernos y partidos sin escrúpulos utilizan estos recursos para obtener votos y, de paso, para desviar la atención de los verdaderos responsables de la crisis: los bancos y los grandes especuladores.

¡Qué fácil es culpabilizar a los débiles!
Primero fueron los inmigrantes, ahora los gitanos… ¿Quienes serán los siguientes?

*Profesor y miembro de Convergencia de las Culturas