Un editorial del periódico The New York Times puntualiza: *»Anoche no hubo victoria que declarar, y Obama estuvo en lo correcto de no intentarlo»*.

Por su parte, el diario USA Today señala que el discurso de 19 minutos del presidente estaba lejos de ser motivo de celebración, porque *»la guerra no ha acabado y el resultado se mantiene en duda»*.

Entretanto, el The Washington Post recuerda que en Iraq no se ha formado un gobierno y la violencia quebranta la vida diaria.

Esto representa un escenario con futuro incierto marcado, además por las profundas divisiones políticas, así que los logros, si así pueden llamarse, *»son poco convincentes»*, destaca.

Las tropas ocupantes llegaron hasta 170 mil efectivos durante la presidencia de George W. Bush, y era de 140 mil cuando Obama asumió las riendas del país en enero de 2009.

Con la reducción a 50 mil militares tras el publicitado repliegue, el gobernante enfatizó que cumple su promesa electoral de concluir esta guerra, y reiteró el compromiso de sacar a todas las fuerzas estadounidenses a finales de 2011.

Sin embargo, el mandatario dejó bien claro que lejos de una misión cumplida, aún queda mucho por hacer en la nación árabe y que Estados Unidos, en su nueva calidad de socio y amigo proseguirá con sus esfuerzos para apoyar la denominada transición en Iraq.

En esa nueva dirección se moverán no sólo los 50 mil soldados del Pentágono que permanecerán acantonados en suelo iraquí.

También hay que contar con los cuatro mil 500 agentes de fuerzas de operaciones especiales para el contraterrorismo y unos cuantos miles de contratistas privados.