Los rescatistas buscan sobrevivientes enterrados bajo los escombros de los edificios derruidos, pero una serie de fuertes réplicas han dificultado los esfuerzos de rescate. El sismo provocó daños generalizados en hospitales, escuelas, calles y demás infraestructura. Funcionarios informaron que las casas de adobe fueron las más perjudicadas y que las poblaciones indígenas son las que corren más peligro. Un tsunami provocado por el terremoto causó más daños en algunas zonas sureñas de Chile. El sismo se produjo dos semanas antes de que la Presidenta chilena Michele Bachelet termine su mandato. El domingo, esta anunció una serie de medidas de emergencia.

La Presidenta chilena Michelle Bachelet dijo: *“Estamos ante una catástrofe de tal magnitud, impensada, que provocó daños que van a requerir del gigantesco esfuerzo mancomunado de todos los sectores del país, privados y públicos. La verdad, no solo ahora sino que por cierto en un tiempo bastante importante por delante. Estamos frente a una emergencia sin parangón en la historia de Chile y en la que se necesitan respuestas rápidas y urgentes»*.

Aún cuando la población del sur de Chile sigue enfrentándose al creciente número de víctimas fatales y a la devastación provocada por el enorme terremoto del sábado, muchos sismólogos creen que los destrucción podría haber sido mucho peor. El terremoto de 8,8 grados que azotó Chile a primeras horas de la mañana del sábado fue 500 veces más potente que el de 7,0 grados que sufrió Haití el 12 de enero del presente año. El mismo provocó solamente una fracción de las 300.000 víctimas fatales que se calcula hubo en Haití. Los sismólogos sugieren que uno de los motivos de esta diferencia de escala es que Chile aplicó normas para la construcción de edificaciones antisísmicas, luego de la experiencia del terremoto de 9,0 grados de hace cincuenta años, en 1960.