Esta compra de armamento no se justifica por los conflictos limítrofes de Chile, sino que representa otro peldaño en el camino hacia la imposición por la fuerza de una visión unilateral. Los conflictos internacionales se resuelven en el diálogo directo o en tribunales internacionales, fortaleciendo la amistad y las relaciones de cooperación entre los pueblos vecinos.

Por otra parte vivimos momentos de emergencia mundial. Los ejércitos deben estar preparados para apoyar a las poblaciones que pudieran colapsar a causa de las pandemias, los desastres naturales, y de los numerosos acontecimientos globales impredecibles que se avecinan por la crisis mundial. La compra de armamentos debe reducirse drásticamente y los gastos militares que se realicen deben ser destinados al nuevo rol que los ejércitos cumplirán en esta etapa global por la que transcurre la historia.

Compremos aviones, pero para el traslado de enfermos, o para hospitales de emergencia, para evacuaciones masivas, no para amenazar a nuestros vecinos. Compremos aviones útiles para la vida, no para la muerte.

Pedimos con preocupación, con toda nuestra energía, para que se revise y revierta esta compra de aviones. Llamamos a que se destinen esos enormes recursos en dirección de la protección de la vida y la hermandad de los pueblos.