La malaria es una enfermedad tropical que provoca la muerte anual de entre 3 y 5 millones de personas, ocasionando entre 300 y 500 millones de casos clínicos en el mundo. La vacuna creada por Patarroyo actúa contra una de las formas más virulentas de esta enfermedad (científicamente denominada la SPf66), y se ha mostrado eficaz entre un 40 y un 66 por ciento de los adultos y en el 77 por ciento de los menores de cinco años.

Esta vacuna ha sido ya probada con éxito en más de 40.000 personas en áreas que sufren esta enfermedad como epidemia (Colombia, Venezuela, Ecuador, Brasil y, más recientemente, en diversos países africanos).

La posibilidad de producir la vacuna sintética despertó el interés y la curiosidad de los grandes laboratorios farmacéuticos. Sin embargo, en un acto de generosidad, Patarroyo, que tuvo ofertas de una empresa farmacéutica para vender la patente por 74 millones de dólares, la donó en mayo de 1993 a la Organización Mundial de la Salud (OMS), con la condición de que su producción y comercialización fueran hechas en Colombia, lo que implicaba el montaje de una moderna planta destinada a producir la vacuna industrialmente. Tal circunstancia trajo beneficios, pues con el aval de la OMS Patarroyo pudo adelantar campañas de vacunación voluntaria en lugares de condiciones extremadamente difíciles o de transmisión intensa, como en Tanzania. Recordemos que, aunque se critica que la eficacia es limitada, un 30% de personas protegidas supondría un millón de vidas salvadas.

A pesar de las ofertas para trabajar en centros de investigación del resto del mundo, decidió establecerse en su país, Colombia, trabajando con un pequeño equipo interdisciplinario y con muy pocos medios hasta llegar a articular un gran grupo de investigación.
Además, el doctor Patarroyo ha sido durante los últimos veinte años un destacado investigador de otras enfermedades y de la posibilidad de obtener nuevas vacunas sintéticas (algo que la Ciencia no esperaba conseguir hasta el año 2025).

En un comunicado, los organizadores de Diálogos de Ética, Humanismo y Ciencia, la Diputación de Gipuzkoa, el Hospital Donostia y Caja Laboral, indicaron que este diálogo, que tendrá lugar a partir de las 19.30 horas en la sala de Cámara del Kursaal, será presentado por el doctor Julio Arrizabalaga, director científico del Instituto Biodonostia.

**Un científico comprometido con la sociedad**

El científico y descubridor de la primera vacuna sintética para la prevención de la malaria, Manuel Elkin Patarroyo, impartirá este tercer diálogo bajo el título ‘El compromiso social de la ciencia: la vacuna de la malaria como ejemplo’.

Los organizadores de esta iniciativa recordaron que Elkin Patarroyo, premio Príncipe de Asturias en 1994, es «considerado por muchos un auténtico benefactor de la Humanidad» y su «enorme conciencia social» le llevó a donar la vacuna a la Organización Mundial de la Salud.

Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Nacional de Colombia, amplió sus estudios en Inmunología y Virología en Estados Unidos. Fundador, en 1984, y director del Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios en Bogotá, es profesor de la Universidad Nacional de Colombia y profesor adjunto de la Rockefeller University de Nueva York y la Universidad de Estocolmo (Suecia).

Patarroyo ha sido galardonado con el premio Nacional de Ciencias del Tercer Mundo (1990), el Premio Robert Koch de la Fundación del mismo nombre (Alemania, 1994) y el Leon Bernard (OMS, 1995), entre otros. Es doctor honoris causa por varias universidades, entre ellas la Complutense de Madrid, La Laguna de Tenerife y la Universidad Nacional de Atenas. Desde 1991 es Miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y desde 1996 Académico de Honor de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia.