En nuestro país de personalidad bipolar, de dolores y alegrías extremas, una manera de liberarse de las cadenas mentales de la violencia sigue siendo la música como medio de expresión indispensable para la cotidianidad de los colombianos.
Es esta una copia totalmente cercana a la realidad, a la situación económica, social, política y cultural de cada región, así mismo sirve para comunicarnos y contar historias de nuestros pueblos, siendo una manera de congregar o socializar alrededor de sus letras y ritmos.
La música como expresión artística siempre será como cualquier obra, un objeto público que corre el riesgo de ser leída independientemente de una persona a otra.
Esta tiene melodías, palabras y arreglos, y dependiendo de como se usen las palabras, la canción tiene significados e impactos distintos en las personas.
Si hay una gran melodía pero una letra poco profunda, entonces la persona recibe la canción de una manera diferente, quizás le guste el ritmo o la melodía pero el sentimiento no trasciende.
Pero si la canción tiene una letra profunda con un mensaje universal, entonces la persona puede interpretar la canción de manera visceral. Ahora bien, si la canción tiene ambas cualidades y el tema de la letra busca un cambio social, esta se convierte en un ‘arma’ poderosa de paz.
De paz, porque llega a tocar las fibras más profundas de las personas, no importando de qué región del hemisferio sean, simplemente toca las entrañas del sentimiento humano.
Y es allí donde realmente radica la importancia de la música en la construcción de la paz, y del arte como parte fundamental del alma de cada individuo.
Un artista recrea a través de sus composiciones diversas emociones o reacciones fotográficas ante ciertos sentimientos suyos, y estas más adelante van siendo interpretadas de manera desigual por las personas; sin embargo hay unos mensajes que generalmente abarcan a las masas, y es allí donde la identidad aparece como un concepto claro y contundente.
Por esto el arte es una manera de crear conciencia o llamar la atención sobre determinado tema.
La música ha ido cambiando a lo largo de la historia siendo un reflejo de las épocas. Seguramente una canción o un cuadro no cambien el comportamiento de una persona, pero sí pueden hacer recordar sucesos importantes de nuestras vidas, congregar grupos de individuos, y lo más importante, ayudarnos a no olvidar.
Porque el olvido es uno de los más peligrosos verbos que tenemos. Olvidar nos lleva inevitablemente a repetir errores. ¿Cuánto dura la conciencia en una persona sobre determinado tema? No lo sabemos.
Lo que sí está claro, es que puede ser por poco tiempo. Por esto es necesario enviar mensajes de forma constante y coherente para lograr verdaderos aprendizajes.
La música es un medio de unión, a través de ella nos podemos comunicar incluso en diversas lenguas; es normal ver un artista latinoamericano cantando en inglés y que en Latinoamérica escuchemos música en dicho idioma. Independiente de la lengua, la música une las diferentes clases sociales y económicas, comunidades religiosas, edades y razas.
Es común ver en un concierto de Madonna, a un mexicano al lado de un francés o a un negro al lado de un blanco.
La música es una expresión artística que refleja estilos de vida, las personas se reúnen a escucharla y a dialogar, esta siempre está presente en cualquier tipo de actividad social e incluso en la cotidianidad del individuo.
Además, el arte asumido como una manera de conceptualizar la vida está implícito en todos nosotros, es decir, cada persona tiene su arte para determinada acción o labor, y valorar ese arte es un camino hacia la paz.
Incorporar la no violencia a través del arte es una forma valiente de luchar en contra de las balas. Por esto es esencial en las comunidades más marginales y azotadas por la violencia, además de recuperar la institucionalidad, invertir social y culturalmente.
El arte hace parte fundamental de la cultura y se convierte en una manera clara de reconocernos, de reconocer nuestras diferencias y así aceptar lo que somos.
El arte es un puente para salir y entrar de nuestro ser, y entender la riqueza que tiene la diferencia. Ser escéptico frente a la no violencia, es ser violento.
Hablando concretamente de Colombia, un país en el que ya se han declarado algunas zonas como fuera de conflicto, es necesario apostarle al arte como una manera de entretenimiento, de distensionar la mente y poner a volar la imaginación.
En el caso de los jóvenes, el arte puede ser una vía para canalizar su energía y salvarlos de tomar caminos equivocados.
En definitiva, lo más importante es que el arte tiene un poder pacificador puesto que realmente despierta la sensibilidad por la vida, el respeto por los demás y la armonía con uno mismo.
De allí, la necesidad de que además de invertir militarmente, invirtamos en el arte para ayudar a limpiar los corazones y en cierto modo a crear conciencia y tolerancia.
Por Juanes