Por: Aurélie Caillard

Según varios estudios, un promedio del 4% de la población vive lo que llamamos una experiencia cercana a la muerte, de los que 2,5 millones de personas viven en Francia. La inmersión en un túnel, encuentro con seres de luz o familiares desaparecidos, sentimientos de amor infinito… Cada vez más personas no dudan en deshacerse del temor al “qué dirán” y compartir sus experiencias de “el más allá”.

En 2003, Nicole Canivenq estaba conduciendo su auto cuando chocó violentamente contra un árbol. “Me encontré directamente en otro lugar”, recuerda. Luego, señala que “el cielo estaba abajo y la tierra arriba”. A continuación, intentó volver a ponerse en una buena posición y constató que ella no estaba “más en su cuerpo”. Existen numerosos testimonios de esta descorporización. Por unos momentos, esas personas observan sus cuerpos sobre una mesa de operaciones o en un coche accidentado… y son capaces, a pesar de un estado de muerte clínica o aparente inconsciencia, de ver y oír todo lo que que está pasando alrededor de ellos justo antes de entrar en otra realidad.

El encuentro con seres de luz

En una conferencia organizada por los INREES, Nicole Canivenq contó que se encontró en “una especie de prado con hierba muy verde”, y explicó que unos seres de luz vinieron a su encuentro. “Eran seres muy blancos. Tenían una forma de apariencia humana, pero al mismo tiempo no tenían realmente cara, ni brazos, ni piernas. Sentí un amor extraordinario. No es fácil hablar de aquel nivel de amor. Era más como una vibración de amor. Estos seres estaban animados de una gran alegría. Sus risas llenaban todo el espacio. Era como un reencuentro”.

Descubra la conferencia: Los EMI por aquellos que los viven

Esta otra realidad es a menudo asociada con “el más allá”, la existencia de otra forma de vida por aquellos y aquellas que la viven, surgiendo así muchas preguntas. ¿Existe realmente ese “más allá”? ¿Habrá una vida después de la vida? Si sigue habiendo dudas, durante cuarenta años se han recogido miles de testimonios en todo el mundo y en todas las culturas, y luego fueron analizados para observar sus similitudes. Según estos estudios, las personas que viven una experiencia cercana a la muerte evocan una sucesión de etapas: el túnel, la luz, la sensación de calma y paz, el reecuentro con sus seres queridos ya fallecidos y/o guías espirituales, la sensación de ser envueltos por un amor absoluto, la visión de hermosos paisajes, la transición a la revisión de la vida. Cada experiencia es única y no necesariamente incluye todos estos pasos. Estos momentos son experimentados por la mayoría como una experiencia de “iniciación”.

Un amor incondicional e infinito

En 1968, a los veintiséis años, Nicole Dron vivió esa sensación de amor absoluto. Ella comparte su experiencia en la revista INREES Nr.9.

Tres semanas después del nacimiento de su segundo hijo, ella tuvo dos hemorragias consecutivas. Mientras estaba en la sala de operaciones, su corazón dejó de latir durante 45 segundos, probablemente los segundos de su existencia que más le han marcado la vida. Durante este tiempo, Nicole Dron asegura también haber salido de su cuerpo físico, y ver todo lo que está pasando a su alrededor. Después, ella se encontró en “un abismo de oscuridad y silencio”. Aterrorizada, decidió pedir ayuda. “A lo lejos vi una luz. A partir de ese momento, ya no estaba sola en el mundo. Por sobre todo, una gran alegría se elevó en mi corazón, mil veces más grande que todas las alegrías que sentí en la Tierra. Y volví a entrar en la Luz. Allí, no existen más las palabras. ¡Me sumergí en este océano de amor, me sentí totalmente comprendida, colmada y amada tal como yo era, y tan lejos de las preocupaciones y agitaciones de esta Tierra! No tenía conciencia del tiempo y el espacio, pero sí de “ser”, de siempre haber “sido”. Me di cuenta de que yo era parte de esa luz, que yo era eterna”.

Sentimientos de paz y plenitud

Y si bien la muerte generalmente produce miedo, lo que más se expresa en los testimonios es la sensación de paz y plenitud. Hospitalizado y operado debido a un error durante un examen médico, el padre Patrice Gourrier sintió que se moría. “Realmente me vi a mí mismo acostado en un barco con sus bordes muy planos, porque podía ver la superficie del agua. Hubo una ligera bruma en la superficie del agua y luego vi una sombra negra tirar de la cuerda. Yo estaba consciente de que me estaba muriendo. Fue muy tranquilo ese momento. Sentí una sensación de calma, que luego… nunca he vuelto a experimentar. Solo cuando recuerdo ese momento, vuelvo a vivir ese instante de tranquilidad. Y me dirigía poco a poco, muy lentamente, hacia una gran luz blanca”.

La vista panorámica del pasado

Algunas personas dicen haber vuelto a ver escenas de sus vidas, como si fuera para ellos una oportunidad de entender algunas cosas, para luego implementar esas comprensiones una vez que habían regresado a la vida. “Volví a vivir mi vida al revés, desde mis 26 años hasta el momento en que nací”, cuenta Nicole Dron. “Cerca de mí, había un ser de luz. Él me preguntó: “¿Cómo has amado y que hiciste por los demás?” Inmediatamente sentí la exigencia de la pregunta. Era inquietante, debido a que durante el curso de esta revisión, una parte de mí estaba reviviendo cada situación con todas las emociones que la acompañaron; y la otra parte de mí, que no fue afectada en absoluto por las emociones, veía todo con sabiduría, conocimiento, amor y justicia. Cuando yo había realizado un acto de bondad, me encontraba en el corazón de la persona a la que había hecho bien, y recibía el bien que le había hecho. Ocurría lo mismo en las situaciones en las que había sido desagradable con los demás. Sentí en mí misma el dolor que había infligido a esas personas”.

Otra mirada sobre la muerte

Si los testimonios difieren entre las personas, estas experiencias modifican tanto a la visión de la vida, convirtiéndola en algo más precioso y sagrado, como a la visión de la muerte. La mayoría de las personas que han tenido estas experiencias, declaran no tener más miedo de la muerte. Al igual que el Padre Patrice Gourrier. Le gusta decir que él ha hecho su “ensayo general”, y explica: “Yo realmente no tengo miedo de morir porque sé que, a pesar de que puede haber sufrimiento en un momento dado, éste desaparece y otra cosa viene en su lugar”. Por otra parte, considera un beneficio para su papel como sacerdote el haberse confrontado con la muerte. “He experimentado la muerte de muchos seres queridos. Me doy cuenta de que he sido testigo de todo ello. Este momento me ha preparado para no serlo más”.

La visión de situaciones u objetos confirmada posteriormente

Otros testimonios, reportan ciertos casos de elementos vistos u oídos durante la salida del cuerpo y posteriormente verificados, y que hacen pasar un mal rato a los más escépticos, dado que es simplemente imposible apoyarse en la hipótesis de la alucinación. En 1949, a la edad de veinte años, Jean Morzelle estaba en el ejército. Por un descuido, recibió un disparo en el pecho durante un ejercicio. Algunas horas después lo llevaron al hospital muy débil, y sintió que entraba rápidamente en un agujero negro con una sensación de caída. Entonces se despierta y se encuentra en una habitación que no conoce y en la que se está operando a una persona, que en este caso, era él. “Yo estaba en el aire, y veía el espectáculo, intrigado, en absoluto ansioso, y curioso por ver en qué situación estaba yo”, recuerda Jean Morzelle más de sesenta años después de los hechos. Él quiere estar más cerca del cuerpo y rápidamente se da cuenta de que puede viajar a donde quiera: “Era mi pensamiento el que me permitía dirigirme a donde yo quisiera”. Curioso, decidió recorrer hospital, y lo hizo atravesando paredes y ventanas, para su gran sorpresa. De regreso al cuarto donde el equipo médico lo operaba, su atención se centra en una placa de metal en la mesa de operaciones. Profundamente afectado por esta experiencia, él regresa a visitar al cirujano unos meses más tarde y le comenta acerca de esta placa. Inicialmente escéptico, decide ir a verificar por sí mismo, y regresa, “blanco como un papel”, habiendo confirmando la presencia del objeto. “Esta placa se encontraba bajo un velo que cubre la mesa de operaciones”, dice Jean Morzelle, todavía sorprendido de que pudiera verla.

A menudo desacreditadas, estas historias desafían a la ciencia y al pensamiento actual sobre la conciencia. Más recientemente, el testimonio del Dr. Eben Alexander, famoso neurocirujano estadounidense, podría cambiar la visión actual de estas experiencias y haría avanzar en la comprensión científica de la conciencia. En 2008, cuando él no creía en absoluto en la vida después de la muerte, una meningitis fulminante hizo añicos sus creencias. Después de estar siete días en estado de coma con un pronóstico muy comprometedor, el Dr. Eben Alexander “experimentó algo tan profundo” que, después de estudiar su historial médico y haciendo un gran trabajo de investigación durante casi cuatro años, declaró tener “una razón científica para creer que la conciencia sobrevive después de la muerte”.

Encuentre el relato del Dr. Eben Alexander en Inexploré N º 18.

Fuente: http://www.inrees.com/articles/Temoignages-de-personnes-revenues-de-la-mort/