La postura de la OTAN contra el nuevo Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN) es muy seria, y creo que es necesario comentar las profundas contradicciones.

El 20 de septiembre, la OTAN declaró que «un tratado que no comprometa a ningún Estado poseedor de armas nucleares no será efectivo, ni aumentará la seguridad o la paz internacional».

Obviamente, se refiere al Tratado de No Proliferación (TNP): pero… ¡era, en todo caso, el TNP que no era vinculante! Es tan cierto que no ha detenido en absoluto la proliferación.

Desde 1970, los arsenales nucleares han aumentado de 30.000 a 70.000 en el nivel de la demencia, y los estados nucleares de 6 a 10 (incluyendo Corea del Norte; Sudáfrica es el único país que ha desmantelado su arsenal). Sin mencionar el Art. VI – Desarme nuclear total – ¡no se respeta desde hace 47 años!

¡Fue el hecho de que el TNP fue completamente ignorado (puede decirse que fue violado) lo que puso en marcha el proceso que condujo al nuevo TPAN!

La OTAN añade que el tratado «no aumentará la seguridad ni la paz internacionales, sino que corre el riesgo de hacer lo contrario creando divisiones y divergencias». Me parece esencial hacer comprender a la gente que la actual crisis coreana es producto de la situación creada en torno al TNP.

¡En este sentido, creo que es esencial explicar que la crisis coreana es la prueba clara de que las armas nucleares no sirven para nada a los fines que la OTAN proclama: una respuesta nuclear a la disuasión (¡ya no es proliferación!) nuclear coreana es impensable! Esto conduciría al derecho a una guerra nuclear, que ciertamente no puede ser limitada: sólo hay que pensar si China podría permanecer inactiva frente a la guerra nuclear en sus fronteras.

Las armas nucleares no aumentan la seguridad, pero la ponen en peligro.

En cuanto al carácter vinculante de la TPAN, debe quedar claro: cuando entre en vigor será vinculante (a diferencia del TNP) para los Estados que la hayan ratificado. Pero con el tiempo, inevitablemente adquirirá fuerza -ahora «la suerte está echada» – y su función será similar a la de los tratados que prohíben las armas químicas y biológicas, las minas antipersonales y las bombas de racimo: poseer, usar o amenazar con armas nucleares será un crimen internacional (como cuando Estados Unidos acusa a Siria de armas químicas).