Por Isabel Atienza*

La Facultad de Relaciones Laborales y Trabajo Social de la Universidad del País Vasco (UPV-UHU) acogió, los pasados 18 y 19 de Noviembre, el XVI Simposio sobre la Renta Básica Universal, que bajo el título de “Renta Básica y Trabajo”, propuso diferentes puntos de vista que giraron en torno al tema de la Renta Básica Universal.  Este simposio contó con un numeroso grupo de ponentes, de gran relevancia, que nos ilustraron sobre las diferentes propuestas.

En la presentación, Daniel Raventós -presidente de Red Renta Básica- hizo balance de los   acontecimientos de estos últimos 16 años, tiempo de vida del simposio, que apuntan a la necesidad aún mayor, incluso que al inicio de este, de la instauración de la renta básica universal (RBU), ya que en los últimos años las condiciones sociales  y económicas han empeorado, dejando excluidas a muchas personas de los derechos más básicos que garanticen su existencia. Así mismo, se refirió también, al aumento de la automatización de un buen número de puestos de trabajo, contribuyendo así a que la máxima del trabajo garantizado sea cada vez un supuesto más quimérico.  Apuntó también, que esta propuesta de RBU puede ser profundamente incómoda y conflictiva para determinados sectores de la sociedad y que, por lo tanto, no será una idea que tan sólo el paso del tiempo conseguirá asentar, sino que ha de ser empujada por un gran consenso social, y desde luego por una clara y decidida voluntad política.

En la primera mesa: “El futuro del empleo, la reducción de la jornada, el trabajo garantizado y Renta Básica”, Jordi Arcarons -economista de Red Renta Básica- nos mostró el estudio pormenorizado, que se hizo desde este colectivo, de las comunidades del reino de España, excluyendo Pais Vasco y Navarra, por su tratamiento excepcional en cuanto a recaudación de impuestos. Todo ello concluye-  con la viabilidad de la instauración de esta propuesta, basándose en la reforma en el IRPF- junto con la eliminación de los subsidios menores a la cantidad de la transferencia de RBU,  que se estima en unos 622 € en mayores de 18 años, y del 20% de esta cantidad, para menores.

Por su parte, Lluis Torrens -también miembro de red renta básica- basó sus argumentos a favor de la RBU, en la susceptibilidad de automatización y robotización de muchos trabajos; en el mejor reparto de horas laborales que daría como consecuencia la implantación de la RBU; en la eliminación de la brecha de género que sobrecarga de horas laborables no remuneradas a las mujeres, y con una cuantía menor en sus salarios. Así mismo, reflexionó sobre las formas de consumo a los que nos vemos abocados, que se dirigen al expolio de materias primas de muchos continentes.

Eduardo Garzón, que defendió el empleo garantizado, hizo un análisis sobre el trabajo actual, diferenciando trabajo y empleo. Denomina trabajo a  los trabajos invisibilizados en la sociedad, sobre todo los dedicados a cuidados y trabajo doméstico, así como el trabajo del voluntariado en defensa del medio ambiente y otros. Y empleo, a los trabajos remunerados. Garzón propone dotar de remuneración a estos, de manera que hubiera un gran porcentaje de asalariados.  Es decir, considera que recibir una renta ha de estar condicionado a una devolución de servicios a la sociedad, de estar desempleado  y,  sobre todo, a demostrar que  su situación tiene un grado determinado de precariedad o necesidad, para ser candidato a recibirla.

En la segunda mesa:” Los otros trabajos y la Renta Básica”, se trataron los temas que entroncan con la situación de las mujeres en la sociedad. Se contextualizó la RBU como el motor de libertad para todos y, por lo tanto, también para las mujeres. Sara Berbel, feminista miembro de Red Renta Básica, nos habló de que la RBU rompería el binomio mujer-pobreza que en este momento está presente. El ingreso propio e individual permite a una sociedad el reconocimiento de la libertad de las mujeres al fomentar  la capacidad negociadora ante un empleo, al  valorar el trabajo doméstico y de cuidados y hacerlos igualitarios,  así como evita la estigmatización. Carme Porta añadió datos que apoyan y justifican la RBU, ya que la brecha salarial en España se maneja en torno al 24% en mujeres cualificadas, y del 30% en no cualificadas, siendo la implantación de la Renta, el principal, aunque no el único, motor de cambio social para favorecer una sociedad igualitaria.

Seguidamente se proyectó el documental  “In the same boat”, presentado por su director Rudy Gnutti, en el que se tratan temas tales como la dignificación o no del ser humano, a través del trabajo, el cambio mental que produciría una sociedad en la que las necesidades básicas de todos y cada uno de los seres humanos estuvieran cubiertas desde el momento de nacer, y nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas, sobre el modo en que las llevamos a cabo.

La tercera mesa proponía una mirada internacional sobre la RBU, que se concretó en los testimonios de David Cassasas, que nos aclaró los conceptos varios que se manejan de la Renta Básica, incluso desde postulados neoliberales, que pretenden una renta junto al adelgazamiento o eliminación del estado de bienestar,  que dio como consecuencia, la concreción y precisión del concepto RBU, que se trató el pasado Julio en Seúl, en el Congreso mundial de Renta Básica, refiriéndose a su cuantía como suficientemente alta para que, junto con otros servicios sociales, constituya parte de una estrategia política para eliminar la pobreza material  y para facilitar la participación social y política de cada individuo. Oponiéndose a la sustitución de servicios sociales o derechos, si dicha sustitución empeora la situación de la gente relativamente desfavorecida, vulnerable o de menor renta.

Pablo Yanes, nos habló de su experiencia en Méjico, su país de origen, como miembro de la Cepal (Unidad de desarrollo Social), y comentó de las dificultades de la instauración de conceptos nuevos en la sociedad, que permitan mejorar la vida de las personas, así como la experiencia de cómo en algunas ocasiones, la gente empieza a experimentar el beneficio de las mismas, y como finalmente se convierten en decisiones que se respaldan mayoritariamente, llegando incluso a proponer su ampliación.

Esta tercera mesa concluyó con el testimonio de Daniel Raventós , de la que destacaríamos la parte final de su intervención, en la que dijo que la RBU no sólo quiere acabar con la pobreza, sino incentivar el reconocimiento de la libertad de las personas, eliminando el efecto disciplinador del capital.

En la cuarta y última mesa “Necesidad y viabilidad social, política y económica de la RBU”, escuchamos el testimonio de Iñaki Uribarri, miembro del sindicato ASK, que nos habló de las necesidades de la RBU, entre las que destaca la eliminación de la pobreza, junto al reconocimiento de la libertad, en un momento en el que se recorta el estado de bienestar, la imposibilidad de llegar al pleno empleo y, sobre todo, de la experiencia que ya poseen en Euskadi respecto a un modelo de renta garantizada, que consideran fracasado ya que, desde la década de los 80 que se implantó, no ha conseguido erradicar la pobreza. Plantea que el cambio social respecto a la RBU, se dará después de su implementación, apoyada por una mayoría política que la considere necesaria.

Cesar Manzanos (profesor de sociología de la  upv-ehu), hizo hincapié en la redefinición del sujeto de derecho de la RBU, que considera hace de elemento diferenciador de otras rentas o subsidios. Es decir, considera central que la renta básica tenga un carácter individual, y no por unidad familiar, o núcleo de convivencia, con lo que dota de libertad al individuo. También opinó sobre la naturaleza de las empresas mediáticas que, a su juicio, contribuyen a culpabilizar a las personas de sus circunstancias de pobreza, con el objetivo de publicitar sus empresas y de banalizar la realidad.

La tercera ponente Helena Franco (miembro de BILDU y ex diputada), se mostró crítica con la RBU. Reconoció el diagnostico social realizado hasta ahora, y mostró sus dudas, ante la sostenibilidad del estado de bienestar en el supuesto de la implementación de la Renta,  y su preocupación a cómo hacerlo, ya que la propuesta de la renta básica se contrapone al actual sistema  en cuestiones de renta y fiscalidad y, de ahí, la oposición que considera se produciría en el caso de llevar a cabo los cambios que se proponen.

En la última intervención, Juan Carlos Monedero (politólogo e ideólogo de PODEMOS), centró su discurso en la imposibilidad de plantear nuevos conceptos desde las viejas ideologías. Considera que la implantación de la RBU es un problema económico y por consiguiente político y que, por lo tanto, no es un problema técnico puesto que las decisiones, que se dan los pueblos, se articularán para favorecer los cambios, si no se carece de una clara decisión política. Cuestiona también la relación que establecemos con el trabajo, que puede ser muy favorable, pero así mismo, puede ser devastadora para el desarrollo humano, así como el consumismo exacerbado, como método de adormecimiento colectivo. Se pregunta por el coste de la NO introducción de las RBU, es decir negarnos la vacuna para la mayor enfermedad que podemos sufrir: las desigualdades.

En el cierre de las jornadas, tras los agradecimientos y tras expresar la satisfacción porque las Universidades Públicas, sean foros de debate sobre los temas que la sociedad demanda, destacamos la breve intervención que hizo Iñaki Carro (miembro del sindicato ASK), demandando la implantación de la RBU como forma más directa de combatir no sólo la pobreza, sino el sufrimiento, y de dar oportunidad a las personas a  que se reconozcan en su dignidad. En palabras del propio Iñaki, que pueden ser el colofón a esta nota: “¿Cómo se mide el sufrimiento… en horas de insomnio…en lágrimas vertidas…?”

 

Isabel Atienza es miembro de Humanistas por la Renta Básica Universal