Un nuevo ataque israelí sacudió el sur de Líbano el 21 de septiembre de 2025, cuando un dron mató a cinco civiles en Bint Jbeil, entre ellos tres niños y su padre, todos ciudadanos estadounidenses según confirmaron las autoridades libanesas. El primer ministro y el presidente del Parlamento calificaron el hecho como un crimen flagrante y un mensaje de intimidación, señalando la muerte de inocentes como parte de una campaña sistemática.
La vocería oficial libanesa no dejó espacio para dudas: el bombardeo alcanzó una motocicleta y un vehículo familiar, dejando también herida a la madre de los niños. El gobierno remarcó que Israel viene violando sistemáticamente la tregua pactada desde finales de 2024, con ataques frecuentes que han incrementado el número de víctimas civiles. Cada intervención militar apenas es justificada con el pretexto de golpear posiciones de Hezbolá, mientras la tragedia de la población se profundiza.
Desde Oriente, las reacciones internacionales no se hicieron esperar. La cancillería china exigió ante la Asamblea de la ONU un alto el fuego integral, calificando la ofensiva israelí como una catástrofe humanitaria y una violación grave del derecho internacional. El presidente turco se sumó, advirtiendo que las masacres israelíes ocuparán la agenda internacional y reclamando presión diplomática coordinada.
En Occidente, los gobiernos de Reino Unido, Canadá y Australia respondieron reconociendo al Estado palestino, como vía para mantener viva la solución de dos Estados y presionar por el fin inmediato de la campaña militar israelí. La decisión política se acompaña de llamados urgentes para retomar negociaciones y detener la ofensiva sobre Gaza y el Líbano.
El ejército israelí admitió la muerte de civiles en este ataque, pero mantuvo la lógica de eliminar amenazas, justificando la intervención sobre presuntos miembros de Hezbolá. Al mismo tiempo, el gobierno israelí reafirmó que no permitirá la creación de un Estado palestino y defendió la estrategia de imponer la paz por la fuerza.
Todo lo anterior demuestra que Israel no ha respetado el alto el fuego. Las agresiones continúan y las víctimas civiles aumentan, entre ellas ciudadanos estadounidenses, en una escalada que sigue desafiante ante la presión internacional y los acuerdos legales. El crimen cometido en Bint Jbeil, y la denuncia constante de las vocerías libanesas, reflejan un patrón reiterado de omisión de acuerdos y del derecho internacional, mientras la ofensiva sobre civiles persiste y la comunidad mundial asiste a cada jornada a la repetición del mismo drama.













