Es el 10 de diciembre 1948 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas reunida en Paris, proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La declaración que surge después de los más de 100 millones de muertes habidas en las dos guerras mundiales, con una distancia entre ellas de tan solo 20 años, pareciera ser un intento de establecer nuevos parámetros para un futuro de paz y entendimiento entre los diferentes pueblos de este planeta.

En este año, 2025, la ONU reconoce 120 conflictos armados activos y mas de 2.000 millones de personas afectadas por ellos. Es pues éste un momento de reflexión, más que de aceptar ingenuamente una simple fecha de celebración, sino por el contrario sería más adecuado establecer un crítica y reflexión sobre el alcance e implementación de la Declaración efectuada hace ya 77 años.

Sin degradar las intenciones que dieron lugar a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es necesario revisar la implementación y dirección de la misma en los últimos tiempos. Como ejemplos recientes asistimos al rearme desenfrenado de los países causantes o partícipes del gran genocidio y firmantes posteriormente de la Declaración, al tiempo que anuncian un nuevo conflicto, ahora ya con armamento nuclear, para los próximos cinco años.

Así, en lugar de dedicar todo el esfuerzo para modificar esa dirección violenta y destructiva que nos presentan como la única posible, implementando la real aplicación de los Derechos Humanos en todas las formas de violencia; física, económica, racial, de genero, religiosa y moral se dirigen abiertamente al conflicto involucrando a toda la población, como es por ejemplo, el alistamiento, voluntario en un primer momento, pero forzoso en un momento posterior, de los jóvenes para nutrir los ejércitos.

Por otra parte, utilizando como argumento la violación de los Derechos Humanos, utilizan la violencia para invadir territorios para impartir un sistema económico y de poder, disfrazado de paz y justicia. Una vez más se está comprometiendo la soberanía y autodeterminación de los pueblos mediante la manipulación de los conceptos de paz y de solidaridad internacional.

Agencias periodísticas de distinta orientación, han exhibido mapas del mundo en los que se ve a decenas de países salpicados por el atropello a los derechos humanos y a otros en los que se contabilizan los muertos en guerras religiosas e interétnicas. También aparecen diversos puntos en los que miles de personas han perecido por causa del hambre en su lugar de origen, o en medio de grandes migraciones.

Tal como se está planteando el Nuevo Orden mundial y en razón de la interdependencia económica, en todos los países (ricos o pobres), el capital estará atentando contra la concepción universal e igualitaria de los derechos humanos.

Derechos fundamentales como la educación, la salud, la atención a los mayores, el derecho a jubilaciones dignas, el cuidado del planeta, el respeto de las minorías, a las culturas y sus formas de vida aceptadas por las poblaciones, no pueden convertirse en sujetos de reproche o adaptación forzada a un sistema que de forma inmoral o violenta, busca perpetuarse para conseguir el lucro y beneficio personal de sus poderosos representantes.

“Los derechos humanos no tienen la vigencia universal que sería deseable porque no dependen del poder universal del ser humano, sino del poder de una parte sobre el todo. Si los más elementales reclamos sobre el gobierno del propio cuerpo son pisoteados en todas las latitudes, solo podemos hablar de aspiraciones que tendrán que convertirse en derechos. Los derechos humanos no pertenecen al pasado, están allí en el futuro succionando la intencionalidad, alimentando una lucha que se reaviva en cada nueva violación al destino del hombre. Por esto, todo reclamo que se haga a favor de ellos tiene sentido porque muestra a los poderes actuales que no son omnipotentes y que no tienen controlado el futuro.”

Este mundo está por estallar y no hay forma de acabar con la violencia. Los derechos Humanos pueden ser una reivindicación pero creemos que tienen que ser profundizados por cada uno y ver así el cambio necesario para dirigirnos hacia esa Nación Humana Universal a la que aspiramos.

Esto es un llamado a todos y a cada uno, es un llamamiento a todos los seres humanos, y reflexionar sobre el que mundo y las condiciones en queremos vivir. Y donde el ser humano sea el valor centralcumpliéndose la regla de oro que proclama el “tratar a los demás como uno quisiera ser tratado”.

10 deciembre 2025

ECI de la Federación Internacional de los Partidos Humanistas