Cuando el rey Felipe VI de España aterrizó en Beijing esta semana, el primer monarca español en visitar China en 18 años, hizo más que intercambiar cortesías y asistir a banquetes. Su visita real a China del 10 al 13 de noviembre marca una sutil pero estratégica recalibración del enfoque de Europa hacia China en un momento en que muchas de las capitales del continente están repensando su lugar en un mundo cada vez más multipolar.
Por Ibrahim Khalil Ahasan
El alcance de España se produce en un momento simbólico: el 20o aniversario de la “asociación estratégica integral” entre Madrid y Pekín. Sin embargo, esto no fue simplemente un guiño nostálgico a la amistad pasada. La visita acompañada por la reina Letizia y una delegación de líderes empresariales y culturales, llevó tres mensajes claros: España busca el compromiso pragmático, la diversificación económica y la renovada diplomacia cultural con la segunda economía más grande del mundo.
La reunión entre el rey Felipe VI de España y el presidente Xi Jinping en Beijing el 12 de noviembre de 2025, fue más que ceremonial. Tenía múltiples capas de importancia para España, para China y para la relación Europa-China en general. La reunión entre el rey Felipe VI y Xi Jinping es un marcador de alto perfil de la dinámica global cambiante: España que señala un enfoque de política exterior diversificada y con visión de futuro; China fortalece las asociaciones estratégicas en Europa; y las relaciones sinográficas de Europa se vuelven más complejas y de múltiples capas. Más que un apretón de manos, es un apretón de manos estratégico, uno cargado de comercio, diplomacia, simbolismo e implicaciones para el eje Europa-China.
Una Asociación Pragmática
A diferencia de algunos de sus vecinos europeos, España no está atrapada en el tirón de guerra ideológico sobre China. El enfoque de Madrid es pragmático impulsado por el comercio, la tecnología y las oportunidades en lugar de la confrontación. China ya es el mayor socio comercial de España fuera de la UE, con un comercio bilateral superior a $ 50 mil millones en 2024. Para los exportadores españoles, desde el vino y el aceite de oliva hasta la tecnología renovable, el mercado chino representa el crecimiento y la resiliencia en una economía europea en desaceleración.
Los acuerdos firmados en Beijing esta semana subrayan esa intención. Los acuerdos sobre exportaciones agrícolas, intercambio de idiomas y cooperación de la industria verde pueden parecer modestos, pero revelan una estrategia española deliberada: construir confianza a largo plazo y ganancias incrementales en lugar de una retórica grandiosa.
La diplomacia real como poder blando
La visita de Felipe VI destaca el poder de la diplomacia real, una forma de Estado a menudo subestimada en la geopolítica moderna. Como jefe de Estado pero no de gobierno, el rey español no lleva equipaje partidista. Su presencia en Beijing proyecta la continuidad, la civilidad y el respeto a las cualidades que importan profundamente en la cultura política china.
Los compromisos culturales paralelos de la reina Letizia, desde la promoción de la literatura española hasta la asistencia a eventos artísticos en Chengdu, complementaron este mensaje con un toque más suave. La combinación de ambición económica y humildad cultural puede resultar más efectiva que la postura de confrontación que se ve en otras partes de Europa.
Equilibrar alianzas en un mundo fragmentado
Los críticos argumentarán que el alcance de China en España corre el riesgo de diluir sus compromisos occidentales. De hecho, España sigue siendo un miembro fiel de la UE y la OTAN, y debe gestionar las tensiones entre sus obligaciones transatlánticas y sus crecientes intereses económicos en Asia. Sin embargo, el compromiso es igual a la dedicación del equilibrio. La estrategia de Madrid parece estar más cerca de la diversificación ampliando su cartera diplomática en lugar de negociar una dependencia por otra.
Para Pekín, España ofrece algo valioso: un socio europeo creíble con profundos vínculos lingüísticos y culturales con América Latina. Para Madrid, China representa tanto una oportunidad de exportación como un recordatorio de que la influencia global ahora fluye a través de múltiples centros, no solo Washington y Bruselas.
Diplomacia Real Fortaleciendo los lazos de pueblo a pueblo
La visita del rey Felipe VI una vez más muestra cómo la diplomacia real puede desempeñar un papel único en la mejora de la comprensión mutua. Como jefe de Estado, el Rey representa la unidad de España y la visión a largo plazo más allá de la política cotidiana. Su cálida reunión con el presidente Xi Jinping en Beijing reafirmó la fuerte confianza política y el compromiso compartido con un orden internacional más inclusivo.
La participación activa de la reina Letizia en los intercambios culturales, incluidos los eventos literarios y educativos en Chengdu, destacó otra dimensión importante de las relaciones bilaterales: el vínculo entre personas. La diplomacia cultural sirve como un puente que conecta a las sociedades a un nivel emocional más profundo, enriqueciendo la relación más allá de la cooperación económica o política. Estos intercambios nos recuerdan que la amistad entre las naciones depende en última instancia del entendimiento entre sus pueblos.
Lecciones para Europa y más allá
El debate de Europa en China se ha polarizado entre la confrontación y la cautela. El ejemplo de España sugiere un compromiso de principios de camino medio anclado en la transparencia, la reciprocidad y el beneficio mutuo. En lugar de ver a China únicamente como un rival, Madrid lo trata como un socio complejo cuya cooperación es esencial en temas desde la energía verde hasta el cambio climático.
Esta visita real no puede transformar la geopolítica durante la noche. Pero insinúa una Europa capaz de matizar donde los intereses nacionales coexisten con los principios europeos compartidos. En una era de fragmentación, la marca española de pragmatismo diplomático podría ofrecer un modelo que vale la pena emular.
La ventaja de la potencia suave
En una época en la que la política exterior a menudo se reduce a aranceles comerciales y pactos de defensa, el énfasis de España en el poder blando se siente refrescantemente humano. El lenguaje, la cultura, la gastronomía y la educación: estas son herramientas de influencia tan potentes como cualquier palanca geopolítica.
La visita real mostró esta visión holística: acuerdos comerciales junto con lecturas de poesía, diálogo político junto con la celebración cultural. Es un recordatorio de que la diplomacia no se trata solo de intereses sino de comprensión, y que las asociaciones duraderas se construyen tanto sobre la apreciación mutua como sobre el beneficio mutuo.
Un nuevo modelo para las relaciones entre Europa y China
El viaje del rey Felipe VI a Beijing no resolverá el dilema de China en Europa durante la noche. Pero marca un cambio sutil en el tono uno que favorece el equilibrio sobre el pensamiento binario. España no es ingenua sobre la asertividad de China ni cautiva al alarmismo anti-China.
En un mundo donde los desafíos globales desde el cambio climático hasta la gobernanza tecnológica trascienden las fronteras, tal pragmatismo no es debilidad; es sabiduría.
La diplomacia real de España puede demostrar que en la competencia entre el aislamiento y el compromiso, la estrategia más efectiva es a menudo la más silenciosa: un apretón de manos que no se ofrece en rendición, sino en confianza.
La visita de Estado del Rey Felipe VI a China fue más que un evento diplomático; fue una reafirmación de los valores compartidos: paz, diálogo y cooperación. La diplomacia real de España ha abierto un nuevo capítulo en el compromiso China-Europa, que enfatiza la asociación sobre la polarización y la comprensión sobre los malentendidos. En una era de desafíos globales, China y España han demostrado que el respeto mutuo y la cooperación práctica pueden iluminar el camino a seguir, ofreciendo un ejemplo positivo para el mundo en general.
Ibrahim Khalil Ahasan, columnista independiente con sede en Dhaka, Bangladesh, escritor y periodista sobre temas internacionales contemporáneos cuyo trabajo se ha publicado en muchas publicaciones locales e internacionales.













