Una profunda reestructuración del campo democrático y republicano es esencial para construir un verdadero Estado de derecho. Sin una fuerza unida y estructurada capaz de llevar con claridad y contundencia la voz de la libertad, un régimen autoritario no encontrará más que un silencio cómplice o una oposición fragmentada. Más allá de los intereses individuales o de carrera, la movilización de todas las fuerzas democráticas es imprescindible para construir una alternativa creíble, digna de las aspiraciones del pueblo: libertad, justicia y soberanía popular.

Entrevista con el presidente del Rally por la Cultura y la Democracia (RCD) de Argelia.

Atmane Mazouz, nacido el 24 de septiembre de 1970 en Akbou (Cabilia), es un político argelino. Fue elegido diputado por el Rally por la Cultura y la Democracia (RCD) en las elecciones legislativas del 2007 por la circunscripción de Béjaïa. Durante su mandato, fue presidente del grupo parlamentario de su partido. Fue elegido presidente del RCD el 3 de junio de 2022.

Señor Atmane Mazouz, ¿cuál es el propósito de su visita a Canadá?

Atmane Mazouz: Mi visita a Canadá tiene varios objetivos complementarios. La meta principal es reforzar los lazos con la diáspora argelina, que representa una enorme fuente de inteligencia, de competencias formada de voces críticas y constructivas. Estos argelinos en el extranjero, a menudo marginados de los debates políticos nacionales, aspiran a un cambio real en su país de origen. Es nuestro deber incluirlos, escucharlos e involucrarlos en el proyecto democrático que promovemos.

Esta iniciativa forma parte de un proceso de diálogo y sensibilización con nuestros emigrantes. Queremos entablar relaciones con instituciones canadienses, investigadores, parlamentarios y actores de la sociedad civil sobre cuestiones democráticas, derechos humanos y perspectivas de transición política en Argelia. También tiene una dimensión política y diplomática. Canadá, con su sólida experiencia en pluralismo, diversidad cultural y un gobierno federal, representa un modelo del cual algunos elementos pueden inspirar nuestra reflexión. Nuestro objetivo no es copiar un modelo, sino extraer enseñanzas útiles para pensar en la necesaria reforma institucional en Argelia.

Algunos critican al RCD por su falta de pragmatismo ante la situación política actual en Argelia. ¿Qué opina al respecto?

Atmane Mazouz: El pragmatismo no puede justificar la complicidad con un sistema autoritario. Desde su creación, el RCD ha optado por un compromiso inquebrantable con la democracia, el secularismo del estado y la justicia social.

Estamos plenamente adheridos a nuestra línea política, que es de total transparencia. A menudo se nos critica por falta de pragmatismo, porque nos negamos a cualquier compromiso con el sistema y a acuerdos políticos dudosos. Pero, ¿qué significa el pragmatismo en un contexto donde las reglas del juego están distorsionadas, donde la justicia es utilizada como arma y donde el espacio político está cerrado?

Creemos que el verdadero pragmatismo consiste en anclarse en la realidad del pueblo argelino, que ha demostrado, a través del Hirak[1] , y. su profundo deseo de cambio. Es dialogando con la sociedad, y no con los clanes del poder que se desgarran entre sí, como se construye una alternativa viable. El RCD ha pagado un alto precio por su integridad política, pero es precisamente esa coherencia la que nos da credibilidad.

¿Cuál es la situación de los derechos humanos en Argelia?

Atmane Mazouz: La situación de los derechos humanos en Argelia es alarmante. Desde el levantamiento popular del 2019, el gobierno no ha respondido con reformas ni con diálogo, sino con represión. Cientos de activistas, opositores, periodistas y ciudadanos han sido encarcelados o acosados por publicaciones en redes sociales, protestas pacíficas o por defender derechos fundamentales.

La libertad de expresión está completamente reprimida, la prensa es vigilada o silenciada y la justicia se utiliza como instrumento de disuasión política. Este deterioro es aún más grave en un contexto de crisis económica y social, donde los ciudadanos necesitan más que nunca transparencia, justicia y ser escuchados.

¿Cómo atraer a los jóvenes al partido, dada la situación actual de miedo en la vida política argelina?

Atmane Mazouz: La situación de miedo y terror creada por las autoridades tiene precisamente el objetivo de desalentar a los jóvenes, de convencerlos de que la acción política es inútil, peligrosa o vana.

Nuestra responsabilidad en el RCD es romper con esa fatalidad, rehabilitando el sentido del compromiso. Esto implica decir la verdad, abrirnos a las nuevas generaciones y adaptar nuestras estructuras, con nuevas organizaciones dedicadas a la juventud y a las mujeres, y un activismo más flexible y emprendedor.

Sobre todo, debemos ofrecer a los jóvenes razones para tener esperanza: un proyecto político claro, una ética de responsabilidad y perspectivas concretas de participación. No prometemos empleos estables, sino una lucha colectiva por una Argelia libre, justa y moderna. Y sabemos que muchos jóvenes están dispuestos a comprometerse si les ofrecemos un marco digno y coherente.

La concentración del 24 de mayo en Argel fue cancelada. ¿Puede explicar las razones de esta cancelación?

Atmane Mazouz: Fue una prohibición. La cancelación, como usted dice, de la concentración del 24 de mayo en Argel no fue responsabilidad nuestra, sino el resultado de una decisión arbitraria de las autoridades, que siguen confiscando el espacio público y criminalizando la movilización pacífica.

Esta concentración tenía como objetivo recordar demandas legítimas: la apertura de espacios de expresión y organización, la liberación de los presos de conciencia, el establecimiento de condiciones para una transición democrática y el fin de la impunidad.

Al rechazar este tipo de iniciativas, el gobierno demuestra su temor ante la emergencia de una fuerza política autónoma, movilizadora y portadora de esperanza, no por eventuales disturbios, sino porque sabe que el pueblo no ha olvidado y que su sed de justicia y libertad sigue viva. Frente a este bloqueo, nuestro deber es mantener la movilización en otras formas, preservando la seguridad de nuestros militantes y de nuestros numerosos simpatizantes.

¿Cuál es su opinión sobre las políticas del presidente Abdelmadjid Tebboune durante su segundo mandato?

Atmane Mazouz: La política del presidente argelino se inscribe en la continuidad del régimen del que proviene: autoritarismo, falta de transparencia y ausencia de reformas estructurales.

El segundo mandato, al igual que el primero, forma parte de una estrategia de supervivencia del sistema basada en la represión, la compra de paz social mediante subvenciones y una diplomacia de fachada. No se han emprendido reformas serias en la justicia, la administración o la economía.

En realidad, estamos frente a una presidencia sin visión, con legitimidad popular limitada, que gobierna únicamente mediante la instrumentalización del aparato de seguridad. En un mundo en plena transformación, esta inercia no solo es peligrosa para el futuro del país, sino que también agrava la desconfianza entre el Estado y los ciudadanos.

¿Cuál es la situación actual en la región del Sahel[2] y cuál es su perspectiva sobre los problemas que enfrenta?

Atmane Mazouz: La región del Sahel se encuentra actualmente en una encrucijada. Enfrenta múltiples desafíos: el colapso de ciertos Estados, la expansión de grupos armados, el impacto del cambio climático y la competencia geoestratégica entre potencias extranjeras. Este caos beneficia a redes criminales y sirve de semillero a ideologías extremistas, con consecuencias directas en la seguridad de Argelia.

Nuestro país debe salir de su aislamiento diplomático y adoptar una política exterior más coherente, basada en la cooperación regional, el desarrollo sostenible y la diplomacia ciudadana. Argelia, como potencia regional, debe desempeñar un papel estabilizador basado en la cooperación y el desarrollo. Solo podrá ser un actor creíble en el Sahel si restablece su legitimidad interna y defiende una visión norteafricana y africana basada en la solidaridad entre los pueblos.

¿Por qué Rusia invade Ucrania y por qué Ucrania es importante para Estados Unidos?

Atmane Mazouz: La invasión de Ucrania por parte de Rusia es una manifestación del retorno a una lógica imperial en las relaciones internacionales. A través de esta guerra, Moscú busca reconfigurar el orden europeo, debilitar a la OTAN y restablecer una esfera de influencia sobre sus antiguas fronteras. Este conflicto va mucho más allá de las fronteras de Ucrania: pone en tela de juicio el futuro del derecho internacional, la soberanía de los pueblos y la estabilidad mundial.

Ucrania es importante para Estados Unidos y para el mundo occidental no solo estratégicamente, sino también simbólicamente: es una prueba de la capacidad del mundo democrático para defender sus valores. Para los pueblos, es un recordatorio de que la libertad nunca está garantizada, que debe ser defendida, incluso frente a potencias nucleares.

El conflicto entre Marruecos y Argelia lleva ya una década. ¿Cómo cree usted que puede resolverse?

Atmane Mazouz: El conflicto entre Marruecos y Argelia está en un punto muerto alimentado por la lógica de los regímenes y no por la de los pueblos. Es urgente salir de la lógica del enfrentamiento. Es absurdo y contraproducente que dos países hermanos desperdicien su energía en antagonismos cuando tenemos muchos desafíos comunes—económicos, medioambientales y de seguridad—a enfrentar.

El primer paso hacia la resolución es la apertura de un diálogo político sincero, sin provocaciones ni posturas nacionalistas. La cuestión del Sáhara Occidental debe abordarse con respeto al derecho internacional y a la voluntad de los pueblos implicados. Pero más allá de eso, debemos atrevernos a pensar en una visión para el norte de Africa a largo plazo, donde la cooperación prevalezca sobre la animosidad. Esto es lo que el RCD siempre ha defendido.

¿Cómo percibió el sistema de gobierno de Canadá dada su diversidad regional? ¿Puede aplicarse este modelo a Argelia?

Atmane Mazouz: El sistema canadiense, basado en un federalismo flexible e inclusivo, demuestra que es posible gestionar la diversidad sin fracturar la unidad nacional. He mantenido amplias conversaciones con actores políticos canadienses sobre su modelo  de gobierno y la manera de organizarse.

En Canadá, el reconocimiento de las especificidades culturales y lingüísticas, particularmente en Quebec o la de los pueblos indígenas, no se considera una amenaza, sino un activo.

En Argelia, necesitamos una reforma institucional que reconozca la pluralidad y dar a las  las regiones el poder para autogobernarse. No se trata de dividir el país, sino de gestionarlo de forma más justa, transparente y cercana al ciudadano. El centralismo jacobino ha fracasado.

Un sistema de gobierno descentralizado, respetuoso de las especificidades locales y regionales —particularmente en los Aures, Orania, Cabilia y el sur…— constituiría un camino hacia una democracia pacífica y representativa. El Estado unitario centralizado ha llegado a su límite. Es hora de pensar en una Argelia pluralista.

Traducido del Inglés por Jhon Sánchez.

[1] El movimiento de protestas pacíficas iniciado en 2019 contra el régimen autoritario

[2] El Sahel es una franja geográfica de África situada al sur del desierto del Sahara. Incluye países como Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad. Esta región enfrenta desafíos graves como el avance del extremismo armado, el cambio climático, y la inestabilidad política.