Mesravot es una red de activistas y refusenik (objetores de conciencia que se niegan a servir en el ejército israelí a causa de sus políticas de ocupación). Hablamos con una de sus activistas, Ella Keidar, de 17 años, que vive en Tel Aviv.

Ella Keidar con Yehelich Cialic, coordinador of Mesravot.

¿Qué te llevó a ti y a otros jóvenes israelíes a negarse a alistarse en el ejército?

Mucha gente no se alista en el ejército por diversas razones, pero lo que nos llevó a mí y a mis amigos no sólo a no formar parte de una fuerza militar violenta y ocupante, sino a trabajar activamente contra ella, es la esperanza de poder cambiar la realidad de este lugar.

¿Cuáles son las consecuencias de tu opción?

Algunos de nosotros somos condenados a prisión militar durante unas semanas o meses, y hay problemas familiares con los que algunos tenemos que lidiar, pero la principal consecuencia es que una vez que no nos negamos por nosotros mismos, sino que convertimos nuestro rechazo en una acción política, saliendo a la prensa, declarando nuestro rechazo y actuando directamente con compañeros activistas, israelíes y palestinos, todo eso nos pone en peligro, especialmente con el clima político represivo de este momento.

¿Cuáles son las actividades de Mesravot?

Nuestras actividades varían; nos apoyamos mutuamente en nuestra negativa y ofrecemos apoyo legal a los refusenik que van a la prisión militar, hacemos activismo en el espacio público para concienciar sobre la negativa y hacer avanzar el discurso antimilitarista.

¿Cómo es la situación en Israel para los pacifistas y objetores de conciencia tras el atentado de Hamás del 7 de octubre? ¿Ha habido violencia contra ustedes?

La situación es difícil. La sociedad israelí acepta mucho menos nuestras ideas que hace unos meses, cuando tampoco era mucho. De momento todos nuestros objetores de conciencia son anónimos por el miedo que nos dan tanto los civiles como la represión estatal, pero seguimos activos, sólo que con más cuidado.

¿Existen iniciativas comunes organizadas por judíos y palestinos para detener esta terrible guerra?

Desde luego que las hay, incluso a pesar de lo peligroso que es expresar la disconformidad en estos momentos; hay una carta conjunta a la ONU que organizamos junto con otros jóvenes activistas por la paz palestinos e israelíes, está la declaración conjunta por la paz de muchas organizaciones de la sociedad civil diferentes y está la guardia civil conjunta árabe-judía de Tel Aviv y Jaffa, creada por la asamblea popular de Jaffa y algunas organizaciones de la sociedad civil para prevenir la violencia y el racismo contra los residentes palestinos y proteger a los civiles.

¿Qué solución ves posible para este conflicto?

Creo que la única manera de avanzar, hacia la justicia y la paz verdaderas, es mediante una auténtica colaboración judeo-palestina; hay millones de judíos israelíes y millones de palestinos en esta tierra y ninguno se va a ir a ninguna parte. Tenemos que encontrar nuestra manera de vivir juntos, mediante el reconocimiento mutuo, una solución política real, la soberanía palestina, reparaciones institucionales y el derecho al retorno.