Entrevistamos a una experta que fue testigo a lo largo de los años de cómo el debate ético, bioético y político sobre este tema creó una división interna en la izquierda radical, en el movimiento LGBTQ y en el feminismo. Los feminismos emancipadores (por ejemplo, el feminismo moderado y el feminismo neoliberal), que luchan por la emancipación de la discriminación de género en la sociedad, abrazaron una línea «posibilista» (a menudo extremista); mientras que los feminismos liberacionistas, más dedicados a la crítica estructural y radical de la sociedad capitalista como máxima expresión del patriarcado (ecofeminismo, feminismo marxista, «feminismo de la diferencia», anarcofeminismo) han señalado los peligros que implica la «maternidad a la venta».
Laura Corradi es una ecofeminista que aborda las epistemologías indígenas, habla de la colonización patriarcal de los cuerpos de las mujeres por las nuevas tecnologías reproductivas, nacidas del vientre del desarrollo indefinido de la actual sociedad industrial, de la ciencia cartesiana-newtoniana -definida por Vandana Shiva como «patriarcal y machista»- dependiente del mercado global neoliberal, donde todo se convierte en mercancía. Laura enseñó Teoría Feminista y Sociología de las Sexualidades en la Universidad de California en Santa Cruz, donde aprendió los métodos interseccionales y la importancia de incluir en la investigación sociológica la intersección de variables de clase, género, raza/etnia/cultura, edad, orientación sexual, religión, estatus y capacidades diferentes. Llevó a cabo investigaciones con un enfoque decolonial en comunidades étnicas de bajos ingresos, entre refugiados, pueblos indígenas y gitanos.
Autora o coautora de 15 libros, 93 artículos científicos y de divulgación, apoya los procesos de descolonización del conocimiento y de las metodologías a partir de perspectivas aborígenes. Actualmente es profesora asociada de la Universidad de Calabria en las asignaturas de Sociología de la Salud y del Medio Ambiente, Estudios de Género y Metodología Interseccional. Sobre la maternidad subrogada y las tecnologías reproductivas ha publicado en Italia dos libros: «In Another Woman’s Womb» y «Embryonal Odissea», así como varios ensayos en lengua inglesa. (véanse las notas en el artículo original).
¿Por qué tienes una posición crítica hacia la gestación subrogada?
Es una pregunta interesante, porque en otros lugares no se me considera tan crítica, quizá porque entiendo las razones de quienes piensan diferente de mí…. Empecé a interesarme por este tema en los años 90, cuando participé en la prevención de las causas medioambientales del cáncer en California, ya que me preocupaba mucho el uso de la ciencia en una dirección capitalista, patriarcal, racista y heteronormativa. El afán de lucro ha contribuido a la crisis medioambiental en la que nos encontramos, y también es un factor importante de las actuales epidemias de infertilidad. Creo que es importante ir a las raíces del problema si queremos entenderlo. Con respecto a las tecnologías de reproducción asistida, tras estudiar los problemas de salud relacionados he adoptado una postura política basada en el principio de precaución: el respeto del cuerpo y la salud de las mujeres y de los futuros niños.
A menudo la derecha se comporta como si la maternidad subrogada hubiera sido concebida para el uso y consumo de la homoparentalidad masculina. En realidad, hoy en día en su gran mayoría son parejas heterosexuales ricas (Cameron Diaz, Cristiano Ronaldo, etc.) las que recurren a esta práctica. ¿No se corre el riesgo de medicalizar el embarazo por razones puramente estéticas?
Más allá de las personas muy ricas, están surgiendo muchas parejas estériles dispuestas a hacer sacrificios económicos, atraídas por las promesas de la procreación asistida. Ciertamente, el consentimiento que dan a las prácticas invasivas no está suficientemente informado de los problemas a los que pueden enfrentarse… Por no hablar del tráfico internacional de óvulos y de la explotación de las mujeres proveedoras. Se sabe muy poco sobre este tema.
¿Crees que se puede hablar realmente de gestación subrogada «altruista»?
La gestación subrogada altruista puede darse en muy raras ocasiones. ¿Por qué, en cambio, no hablamos de hacer posibles las adopciones para parejas y solteros, incluidas las personas LGBTQ+? Deberíamos plantearnos formas de maternidad compartidas y superar la familia nuclear hacia formas de vida más democráticas…
Ucrania, Nepal, India y Tailandia. La gestación subrogada ha favorecido un «turismo reproductivo» para los occidentales ricos y blancos a costa del llamado «Tercer Mundo». ¿Es posible un análisis interseccional sobre la maternidad subrogada que cruce relaciones de poder, raza, género y clase?
Sí, por supuesto, la metodología interseccional pone de relieve las desigualdades sistémicas y me alegro de que después de 30 años proponiendo esa perspectiva en Italia ahora se conozca y, a veces, se adopte. India y Tailandia ya han cambiado sus leyes: ya no quieren ser colonias ni «países de alquiler de vientres». Permiten la gestación subrogada sólo dentro de la familia. Sin embargo, el problema de la gestación subrogada de mercado sigue existiendo en otros países y lo sufren las mujeres pobres de todo el mundo…
La maternidad subrogada, la fecundación in vitro, la clonación, la «edición de genes» son nuevas tecnologías que perfilan cada vez más cómo la ciencia no es neutral, ya que en gran parte muestran que la investigación y los descubrimientos dependen del afán de lucro y de los incentivos del mercado. Como enseña la crítica ecofeminista de la ciencia occidental, esto se aplica también a la acción humana sobre la Tierra (transgénicos, geoingeniería, bioingeniería, pesticidas, agricultura celular). ¿Hasta dónde llegará el desarrollo del tecno-bio-capitalismo? ¿Peligra la libertad de las mujeres con las tecnologías reproductivas?
Sí, en cierto sentido, estas tecnologías hacen retroceder a la mujer al imperativo biológico de la procreación. En nuestras sociedades patriarcales, donde un hombre celoso todavía puede matarte, las mujeres son apreciadas si tienen hijos y obtienen un estatus que las mujeres sin hijos no tienen. Ciertamente, la ciencia tiene amos y dueños. Las grandes multinacionales determinan el rumbo futuro de la tecnología: una dirección capitalista y militarista, que tiene un carácter heteropatriarcal y está dirigida a la supremacía de Occidente sobre el resto del mundo.
También hay cuestiones relativas a la salud que has analizado en tus ensayos «En el vientre de otra mujer» y «Odisea embrionaria», en los que esbozas una crítica ecofeminista…
Las ideas y argumentos que he elaborado en estos libros se basan en estudios que demuestran problemas de salud con la fecundación in vitro entre los recién nacidos, en su mayoría desconocidos. El debate está estancado en cuestiones filosóficas, por desgracia también en el ámbito feminista, donde he propuesto una mediana feminista para superar tal estancamiento. En mi investigación he dado prioridad al «denominador común» que todavía tenemos en el movimiento feminista y que nos permitiría alianzas interseccionales: la salud de las mujeres siempre nos ha unido (desde las clínicas autogestionadas en los años 70) y debería seguir siendo la prioridad, más allá de cualquier división.
¿Qué papel ha desempeñado el Vaticano en este debate? ¿Se podría afirmar que su prohibicionismo extremista impidió el surgimiento de soluciones alternativas a la gestación subrogada?
La homo-transfobia del Vaticano en las últimas décadas -con el veto a las adopciones homosexuales, por ejemplo- ha contribuido a la difusión de las tecnologías reproductivas. También en el pasado, con la prohibición de los anticonceptivos, la estricta línea del Vaticano ha provocado (involuntariamente) numerosos abortos e hijos no deseados.
¿Qué es para ti la maternidad y cómo debe intervenir el Estado en torno a este tema?
Creo que la maternidad es un papel social y un sentimiento independiente de la genética. En mi vida he contribuido responsablemente al crecimiento de seis pequeños. El último cumplió 18 años en junio y me llama «mamá mágica», porque parece que soy capaz de resolver sus problemas…
Creo que la maternidad es hermosa; el Estado debe intervenir lo menos posible, y ser útil cuando la pobreza o los problemas sociales puedan perjudicar la vida de los menores. El Estado debería legislar con inteligencia para que muchos niños huérfanos puedan ser adoptados por adultos que les permitan un crecimiento personal y social. El proceso de adopción sigue implicando, en la actualidad, discriminaciones por razón de estatus, género, clase, orientación sexual….
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen