La segunda vuelta para la elección presidencial en Ecuador se desarrolla el domingo 15 de octubre. El país, en silencio electoral y tensa calma.

Ecuador cerró la campaña electoral, en medio de las elecciones presidenciales más violentas de la historia, ante la penetración del narcotráfico, la escalada de criminalidad en las calles, el deterioro político del gobierno y la agudización de la crisis económica para la mayoría de ecuatorianos. En un clima de tensión e incertidumbre, la población acude a las urnas en segunda vuelta este domingo 15, para sustituir al Presidente banquero Guillermo Lasso, quien anticipó el fin de su período en julio pasado, con la aplicación de la ‘muerte cruzada’ en medio de un juicio político en su contra.

El progresismo, representado por Luisa Gonzáles, “se enfrenta a los poderes más retardatarios que existen en la política ecuatoriana”, señala la docente universitaria y periodista Carol Murillo. El joven candidato de la derecha Daniel Noboa, heredero de una de las familias más ricas y poderosas del país, cuyos negocios se basan en la agro exportación del banano, plantea la reducción del Estado y la privatización de la salud, la educación y seguridad social. González, por su parte propone fortalecer el Estado, utilizar la reserva fiscal para atender las urgencias, la garantía y ampliación de derechos y el fortalecimiento de la seguridad social.

La crisis actual tiene dos caras, destaca el investigador de la Universidad Andina, Pablo Ospina: “el crimen organizado y la delincuencia común, que ha arrasado rápidamente las costas ecuatorianas, y el deterioro acelerado de todo el sistema de representación política y organización estatal, arrinconado por el desastre económico y la volatilidad electoral”.
En un escenario de violencia y judicialización de la política, el Presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE),Leonidas Iza, llamó hace pocos días a luchar contra la derecha y las políticas neoliberales, que están acabando el país y se benefician del narcotráfico (Prensa Latina, 10 de octubre). Los movimientos populares tienen un gran reto de coherencia, unidad y reconstrucción de alternativas, alimentadas por el último triunfo electoral en la última consulta ambiental.