Tras el maratón del 15 de octubre y los actos del 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, el Carnaval Global por Assange, tercera iniciativa organizada por 24hAssange, ocupó toda la jornada del sábado 11 de febrero, en un crescendo de conexiones callejeras, vídeos y entrevistas.

El número total de actos fue de unos cincuenta, aunque muchos no pudieron organizar un enlace por limitaciones técnicas o de tiempo. Un ejemplo es Ciudad de México, donde una procesión llegó hasta las embajadas de Estados Unidos y el Reino Unido. En muchas ciudades, los activistas escenificaron el flash mob «Trae tu silla», concebido por el artista Davide Dormino, subiéndose a sillas y levantando pancartas con las palabras «Aprende, desafía, actúa, ahora», las palabras lanzadas por Julian Assange en un discurso desde el balcón de la embajada ecuatoriana en Londres.

La retransmisión en directo comenzó con Beppe Giulietti, presidente de la Federación Nacional de la Prensa Italiana, que recordó el carnet concedido a Assange, frente a quienes le negaron despectivamente el título de periodista, y la importancia de comprometerse con un asunto que no concierne sólo a un preso perseguido, sino a la libertad de todos nosotros. Un concepto que recorrió toda la jornada, declinado de muchas maneras, pero siempre presente.

Luego comenzaron las conexiones con las plazas, empezando por Faenza; en Cataluña se organizaron un total de 22 actos, en los que se combinó la defensa de Assange con la sentida cuestión de la independencia y la denuncia de la persecución que sufren tantos activistas.

Además de Bolonia, Como, Lieja y Namur, el plato fuerte de primera hora de la tarde fue Nápoles con su Desfile por Assange, una marcha muy concurrida que recorrió las calles del mercado de Pignasecca con el acompañamiento musical de la Banda Basaglia. Máscaras, música, bailes y tres paradas en las que las tres figuras señaladas como responsables de la persecución y detención de Assange fueron llamadas al estrado por un juez con peluca blanca: los presidentes Joe Biden y Donald Trump y Mike Pompeo, ex director de la CIA, representados en grandes pancartas. El juez leyó las acusaciones y los condenó al escarnio de la multitud, todo ello en presencia inerte y silenciosa del rey Carlos de Inglaterra.

Otro momento intenso y divertido fue la guarnición en Roma frente a la embajada australiana, donde los manifestantes entregaron una carta a la silueta del «Hombre Invisible», es decir, al Primer Ministro Anthony Albanese, acusado de no haber hecho nada sustancial por Assange, a pesar de las rimbombantes promesas de contactos y presiones a las autoridades estadounidenses.

Tras el seminario web organizado por Laura Tussi y Fabrizio Cracolici, con la participación de Giorgio Cremaschi, Maurizio Acerbo y Paolo Ferrero, el acto se trasladó a Londres, donde tuvo lugar un desfile colorista y creativo, en cierto modo similar al de Nápoles. Entre los participantes había personas de otros países, algunas de las cuales fueron detenidas en el aeropuerto con excusas absurdas: al parecer, sus monos naranjas fueron interpretados como un peligroso símbolo terrorista. La procesión terminó en una sala abarrotada, donde intervinieron Jeremy Corbyn y Stella Assange, entre otros.

Después fue el turno de Cagliari, con un presídium en la llamativa Scalinata Bastione Saint Remy, y de ahí a Argentina, Madrid y Barcelona.

La jornada terminó con los discursos de Deepa Driver, que siguió el juicio de Assange como observadora legal, y del locutor de radio, cómico y activista Randy Credico, que resumió la situación de Assange de forma muy eficaz: Julian encerrado en una celda es como Beethoven sin piano.

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