El próximo 25 de febrero, el país más poblado de África, elegirá presidente y vicepresidente. Si bien hay casi una veintena de candidaturas, solamente tres parecen opcionados para sustituir a Muhammadu Buhari, actual presidente nigeriano. La juventud nigeriana quiere ejercer su derecho al voto por primera vez.

A pesar de las trabas burocráticas, diez millones de nigerianos se han inscrito para votar por primera vez y buscan retirar sus tarjetas de votantes de modo que queden habilitados para el día de las elecciones, que se vive como un hecho inédito. ¿Cuál parece ser la razón? Que podrían ser las elecciones que rompan con el bipartidismo establecido desde el fin de la dictadura militar, en 1999. A partir de ese momento, la disputa electoral se daba siempre entre dos partidos, el APC (All Progressives Congress) y el PDP (Partido Democrático Popular). Además, el APC ha sido el partido predominante mientras el PDP, se ha configurado como el partido de oposición a lo largo de estos años. Esta vez, hay una tercera candidatura. Se trata de Peter Obi, quien entra en la carrera por el Partido Laborista, un empresario de 61 años, con alguna experiencia como gobernador de Anambra, uno de los 36 estados de la República Federal de Nigeria.

Al parecer, en un escenario de altísimo costo de la vida, crecimiento de los niveles de desempleo, pobreza e inseguridad, la juventud nigeriana quiere participar en la definición del nuevo gobernante y está decidida a dar su opinión.

En cualquier caso, quien asuma la presidencia en el próximo período se encuentra con un gran reto en términos de violencia social, crisis económica, una guerra de más de una década en una zona del país, tendencias separatistas en otra, en fin, un panorama complejo que, en todo caso, no ha bajado el entusiasmo por este proceso electoral. Todo lo contrario.