Los «Barbechas» de Túnez están entre los trabajadores más infravalorados del país. Aunque su trabajo es difícil y precario, es importante porque ayuda a proteger el medio ambiente de los residuos de plástico.

El término «barbechas» se refiere a las personas de Túnez que se ganan la vida recogiendo residuos de plástico, cartones y todo lo que se pueda reciclar de las calles y los contenedores de basura y vendiéndolos a las fábricas de reciclaje. Su trabajo es generalmente infravalorado y menospreciado por algunas personas. Se les puede encontrar por toda la ciudad caminando con sus hijos al lado, sujetando carretillas para depositar las botellas y yendo de un contenedor de basura a otro en busca de cualquier tipo de residuo de plástico para recogerlo.

Empiezan a trabajar por la mañana temprano hasta bien entrada la noche. Como su trabajo consiste en recoger botellas de plástico o cualquier cosa hecha de plástico que se haya tirado a los contenedores de basura, tienen que actuar con rapidez antes de que el Ayuntamiento recoja los contenedores y se deshaga de ellos. Es un trabajo cotidiano que requiere trabajar a tiempo completo los 7 días de la semana.

El trabajo también es peligroso en el sentido de que tienen que revisar los cubos de basura y comprobar lo que la gente ha tirado. Algunos de los peligros a los que se enfrentan son enfermedades, vasos rotos, agujas usadas y otros objetos punzantes que la gente tira. Los peligros son peores que las dificultades, ya que los «barbechas» no tienen acceso a un seguro médico. Tienen que trabajar en cualquier circunstancia para poder aportar el dinero suficiente para alimentar a sus familias cada día.

A pesar de todos estos factores, hay que reconocer lo importante que es su trabajo y lo beneficioso que es para el medio ambiente.

La contaminación por plástico es uno de los tipos de contaminación más destacados en Túnez. Varios productos se colocan en envases de plástico y se tiran en los contenedores públicos. Esto hace que el trabajo de los «barbechas» sea esencial y necesario, sobre todo porque los contenedores públicos no incluyen ningún tipo de separación entre los reciclables y los no reciclables. Además, las playas y los mares de las zonas costeras están llenos de botellas de agua de plástico que tiran los campistas que pasan horas en las playas.

Por ello, el trabajo de los «barbechas» ayuda a reducir los índices de contaminación por plástico y contribuye a limpiar los mares y las playas de residuos plásticos.

La gente común aprecia su esfuerzo y trata de ayudar. Recogen sus residuos de plástico y los dejan junto a las papeleras públicas o los entregan directamente a los «barbechas» cuando pasan por sus barrios.