Por Karine Freitas*

La división sexual del trabajo revela una violenta desigualdad en la vida cotidiana de las mujeres. Como señala la Encuesta Nacional de Hogares (PNAD), ellas realizan una jornada semanal de trabajo doméstico de 10h 24m más que los hombres, lo que supone casi el doble de la jornada masculina. La encuesta también revela que el 92% de la población femenina, de 14 años o más, realiza trabajos domésticos. Si se compara con los hombres, esta cifra se reduce al 78,5%. También son las mujeres las que están al frente de las actividades relacionadas con los cuidados como cocinar (93,5%), lavar los platos (93,5) y encargarse de la ropa (91,2%).

La sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidados experimentada diariamente por las mujeres, se hizo aún más violenta en el contexto de la pandemia y las medidas de aislamiento social debidas al COVID-19. El confinamiento de los miembros de la familia, las escuelas cerradas y el cuidado de los enfermos ponen en evidencia no sólo el aumento de la sobrecarga física y la violencia doméstica, sino también la enfermedad mental de las mujeres, teniendo en cuenta que están agotadas con las actividades simultáneas en el hogar y muy preocupadas por el futuro, especialmente en relación con la cuestión financiera.

Según la encuesta de Catho de 2018, el 30% de las mujeres dejaron su puesto de trabajo debido a sus hijos. Esta tendencia tiende a empeorar con la pandemia del Covid-19, como ya informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), que constató en este periodo la menor tasa de participación femenina en el mercado laboral de los últimos 30 años, con un 46,3%.

Es en este contexto de pandemia, de agravamiento de las desigualdades y la violencia de género, que la Campaña por la Justa División del Trabajo Doméstico se relanza con un nuevo lema: Quedarse en casa es una cuestión de salud; dividir las tareas y vivir sin violencia, también. La campaña es una iniciativa de la Red de Feminismo y Agroecología del Nordeste, en colaboración con varias organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales de las mujeres.

Según la coordinadora Laetícia Jalil (40), fue en el marco de la implementación del Proyecto ATER Feminismo y Agroecología, en 2014, que surgió la campaña de combate a la no división del trabajo doméstico, teniendo esto como el gran impedimento para que las mujeres accedan a las políticas públicas, así como para que participen de manera cualitativa en los diversos espacios políticos en los que estaban insertas.

Construida colectivamente, la campaña produjo nuevas herramientas para adaptarse al contexto de la pandemia, como Zapnovela, episodios en formato de audio que se comparten en grupos de WhatsApp, especialmente de mujeres, y que están disponibles en las redes sociales de la campaña. En una declaración, la agricultora Bernailde Santos dijo que la Zapnovela sirve para que la gente despierte, reclame sus derechos y sepa que nadie es dueño de nadie. Otra agricultora, Greice, relata que la Zapnovela trata temas que tienen mucho que ver con nuestra realidad de luchas, conquistas y mucha resistencia.

La Campaña tiene el sentido de cuestionar y visibilizar el trabajo doméstico y de cuidados como central, destaca Graciete Santos, de la Red Feminismo y Agroecología del Nordeste. Destaca que en esta época de pandemia, en diferentes contextos y realidades, este trabajo se incrementa en la vida cotidiana de las mujeres, provocando una extensa jornada de servicios en el hogar. Es en este sentido que la Campaña tiene un papel crucial porque también delimita la injusta división del trabajo como una dimensión de la violencia.

Debido a la ola mundial de violencia contra las mujeres durante la pandemia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) solicitó a los gobiernos que traten este asunto como prioridad. En este sentido, Beth Cardoso, también miembro de la Red de Feminismo y Agroecología del Nordeste, subraya que hay una pandemia de Covid-19, pero también hay una pandemia de violencia doméstica que debemos enfrentar, destacando que ese es también el papel de la Campaña.

En estos momentos en los que quedarse en casa es una cuestión de salud, la Campaña para la División Justa del Trabajo Doméstico se presenta como una importante herramienta para transformar la realidad de las mujeres. Acceda a sus contenidos a través de las redes sociales y contribuya a fortalecer la lucha de las mujeres por una vida sin violencia.

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Traducción de Lianet Guerrero Scull

 

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*Karine Freitas es historiadora, colaboradora de la Campaña por la justa división del trabajo doméstico, integra el Núcleo JUREMA y la Red Feminismo y Agroecología delreda Nordeste.