El modelo que domina actualmente cuando hablamos de vivienda se divide entre los que son propietarios y los que alquilan.1. Cada vez es más difícil acceder a la propiedad. Pues bien, para los arrendatarios, la parte del alquiler entre los gastos del hogar no para de aumentar. Estos últimos quince años han aparecido nuevas formas de hábitat, uniendo la búsqueda de una nueva manera de vivir entre vecinos, un nuevo tipo de relación con la propia vivienda y la preocupación por el impacto ambiental que ésta produce. Llamamos a ésto, la vivienda participativa. Existen diferentes formas, como la de una cooperativa de habitantes.

Pressenza Toulouse entrevistó a los miembros de Abricoop, una cooperativa de habitantes creada en el nuevo barrio tolosano de la Cartoucherie, en una zona industrial abandonada.

Una cooperativa de habitantes,  ¿qué es ?

Es un modelo nuevo en Francia. Es lo que llamamos la tercera vía de la vivienda. Hoy en día en nuestro país, o somos propietarios o arrendatarios. Pues bien, en una cooperativa de habitantes somos propietarios y  arrendatarios al mismo tiempo: somos propietarios colectivamente de la cooperativa y arrendatarios individualmente de su vivienda. La cooperativa es una empresa en la que cada miembro aporta al menos con una acción. La cooperativa se encargó de pedir el préstamo para hacer construir la vivienda. Los miembros del grupo son cada uno usuarios de la vivienda al pagar un alquiler a la cooperativa a fin de reembolsar los préstamos y gastos de funcionamiento Se trata por lo tanto de un modelo mixto entre la propiedad y el alquiler.

¿Cómo financiaron su proyecto?

La financiación costó 2,6 millones de euros todo incluido es decir: la compra del terreno  500.000 euros, el edificio 1,8 millones, los costos notariales y gastos anexos 300 000 euros. Para financiarlo  700.000 euros fueron aportados por los futuros habitantes/cooperadores. A esto se agregaron 1,3 millones de préstamos concertados con el Crédit Coopératif y 400.000 euros con la Carsat. Es un organismo que nos prestó para hacer las viviendas adaptadas a personas mayores. Por último, se agregan 200.000 euros de subvención, ya que fue premiado en la convocatoria a proyectos de « edificios económicos» (ahora llamados « NoWatt ») de la región Occitanie y de la Ademe.
Hay 17 apartamentos habitados por 23 adultos y unos diez niños. Las edades varían de 30 a 83 años para los adultos y de 0 a 12 a৭os para los niños.

¿Cuánto tiempo pasó desde que nació el proyecto hasta que se construyó el edificio?

Cuando lanzamos la idea en 2007, creamos una asociación, «La Jeune pousse», y nos pusimos a buscar un terreno. Fue en 2012, mientras estábamos en conversaciones con el Municipio, que se liberó un terreno para hacer una vivienda participativa en el sitio de la Cartoucherie. Fueron necesarios otros 5 años más para montar el proyecto, encontrar el arquitecto, escribir el programa arquitectural y por último, construir el edificio. Por lo tanto tomó 10 años en total, en nuestro caso, ya que perdimos tiempo al principio buscando el terreno. Si todo va bien hay que contar entre 3 años y 5 años, una vez que se tiene el terreno.

Fueron ustedes los futuros habitantes /cooperadores quienes imaginaron y concibieron su hábitat. ¿Esto requiere habilidades especiales?

Ninguno de nosotros era un profesional de la construcción. Fuimos autodidactas. La dimensión de la educación popular está en el centro de las cooperativas de habitantes para permitir que el grupo y cada individuo adquiera habilidades. Nos basamos en un sistema de referencias «hábitat y medio ambiente» para elaborar el proyecto arquitectural. Luego discutimos dónde poner las prioridades: había que elegir por ejemplo entre el confort acústico, el confort visual, la calidad del aire interior, la elección de los materiales, etc. Debimos elegir porque no podíamos optar por todos los criterios en términos óptimos por razones presupuestarias. Las dos grandes prioridades fueron el aislamiento térmico y el aislamiento acústico porque queríamos un edificio con bajos gastos de calefacción o de mantenimiento durante toda su vida y un edificio tranquilo dada la gran diferencia de edad entre sus ocupantes.

En cuanto a la convivencia ¿fue necesario una gran reflexión para la elaboración de las reglas de vida ? Por ejemplo ¿Cómo se gestionan los conflictos?

Primero definimos algunos espacios compartidos, lo que no existe en los edificios convencionales. Tenemos una sala común para encontrarse, trabajar o festejar juntos. Esto ayuda mucho a la convivialidad y a mantener la confianza entre los vecinos.
En el caso de los conflictos, usamos reglas sociocráticas para que las reuniones se lleven a cabo con benevolencia, como la gestión por consentimiento o por diferentes roles asignados a cada uno. También tenemos «guardianes de la benevolencia» que son personas referentes que se van alternando y a quienes podemos pedir ayuda en caso de conflicto. Nos escuchan y si queremos, pueden ayudarnos a arreglar los problemas. Estos «guardianes» son miembros de la cooperativa y son elegidos por un tiempo limitado. En casos extremos, podemos pedir ayuda externa, aunque nunca lo hayamos hecho antes. Lo importante es identificar las tensiones y anticipar una acción antes de que el conflicto estalle.

¿Cómo se integra la cooperativa con el barrio circundante?

El edificio Abricoop está rodeado por tres edificios construidos por un propietario y gestionados como viviendas participativas. Con ellos compartimos espacios comunes (diferentes de los de la propia cooperativa) y momentos de convivialidad como las noches de juego. Esto crea entre los habitantes de los cuatro edificios una dinámica que hace que el barrio viva. Por supuesto, todo el mundo es libre de participar o no.

¿Las cooperativas de habitantes pueden ser un modelo a copiar?

La cooperativa de habitantes es una de las formas de vivienda participativa. La vivienda participativa de manera general permite dpromover la convivencia. Es genial para eso. Pero la cooperativa de habitantes permite además varias cosas. En primer lugar, el estar en la autogestión de la concepción, el funcionamiento, etc, nos responsabiliza, y los temas de gobierno compartido, de democracia, de educación popular, el hecho de formarse juntos, va mucho más lejos que en la vivienda participativa tradicional. Luego, y sobre todo, el modelo de la cooperativa prohibe la especulación inmobiliaria y autoriza una verdadera mezcla social que no siempre encontramos en otros modelos participativos. Así, existe una verdadera solidaridad entre nosotros en materia de alquiler ya que como somos a la vez propietarios y arrendatarios, podemos adaptar el alquiler no solo en función del tamaño de la vivienda pero también en función de los ingresos y de la composición familiar de los hogares. 12 apartamentos de los 17 fueron financiados con un préstamo social (PLS) que es un préstamo concertado, es decir, acordado a una tasa de interés interesante, con la obligación de poner a cambio hogares con ingresos que correspondan a los de la vivienda social. En cuanto a los interesados, obviamente deben compartir los valores y el enfoque del proyecto Abricoop. Por lo tanto, creo que las cooperativas de habitantes pueden convertirse en un modelo inspirador para responder a los desafíos democráticos, ecológicos y sociales.

Preparación de Navidad en la sala común

 

1- En Francia metropolitana, 58 % de los hogares son propietarios de su casa y 36 % son  arrendatarios.


Traducción del francés por Beatriz Barros