Escrito por: Mark Lesseraux

Advertencia: Lo que usted está a punto de leer podría desconcertarlo un poco. Quizás sea un tanto conmocionante, o también podría no serlo en absoluto. De hecho, podría ser un tanto indiferente a este asunto. De tal o cual forma, su interpretación dependerá de usted. Queda a su libre elección.

¿A quién va dirigido este escrito?

Está destinado a cualquier persona que tenga un interés genuino en analizar el núcleo de su verdadera identidad y la naturaleza de la realidad misma. Fue escrito para personas que están abiertas a la posibilidad de que un aspecto importante de lo que nuestra cultura ha considerado hasta ahora como ‘dado’, en realidad podría estar enraizado en una suposición tremendamente inestable. Finalmente, está hecho para personas que están listas para algo nuevo.

No creo que esta pieza requiera ningún nivel especial de inteligencia para entenderla. Sin embargo, incluso alguien con un nivel extremadamente alto de inteligencia no podrá descifrarlo si su mente no está abierta a la posibilidad que está presentando.

Notas: 

  1. Utilizo las palabras «Conciencia» y «Percatación de forma intercambiable en este escrito, como sinónimos.
  2. Una parte considerable de este ensayo fue escrita con el álbum de Funkadelic: «Free your Mind… And Your Ass Will Follow» en segundo plano. Así que, agárrese.

La investigación abortada

Cuando llegamos al mundo como recién nacidos, somos seres de pura experiencia. Nuestras distinciones cognitivas entre esto y aquello, aquí y allá, yo y el otro, etc, aún no han echado raíces. Sin embargo, a medida que pasan las semanas y los meses, nos tropezamos repetidamente y comenzamos a intuir reacciones de los objetos del mundo, inicial y específicamente, de nuestros padres o tutores. Guiados por nuestras necesidades inmediatas, comenzamos no solo a repetir comportamientos que satisfacen esas necesidades, sino que también comenzamos a formar y codificar distinciones básicas, separaciones entre lo que soy y lo que no soy.

Este proceso de aprender a distinguirme a mí mismo, mi cuerpo, lo que es distinto a mí; continúa en la mayoría de los niños hasta aproximadamente la edad de cuatro años. Después de esa edad, todas las distinciones y creencias posteriores que adquirimos sobre nosotros mismos y el mundo se forman con el concepto fundamental  «Yo soy mi cuerpo y todo lo demás es distinto y está separado de mí», actuando como un sustento, como un sustrato, sobre el cual el resto de nuestras ideas sobre la realidad están configuradas.

En otras palabras, detengo mi investigación, detengo mi proceso de  definir lo que está dentro y lo que está fuera de ‘mí’ a la edad de cuatro años. Como resultado de este aborto de la investigación, la conclusión ‘Yo soy el cuerpo’, a la que llegamos como niños en edad preescolar, termina actuando como una base para todo nuestro aprendizaje de adolescentes y adultos. En consecuencia, todas nuestras ideas y sentimientos sobre la realidad se configuran con la suposición: «Lo que yo soy, comparte los límites y el destino del cuerpo».

Nuestra vida diseñada por un niño de cuatro años. 

El reconocimiento de que mi cuerpo es distinto de otros y también distinto de los objetos, es obviamente, importante. De hecho, es un paso pedagógico esencial en nuestro camino hacia el descubrimiento de lo que somos esencialmente. Es un concepto que nos permite movernos e interactuar con el mundo en un nivel funcional básico.

El problema es que, sin darnos cuenta, hemos asumido que este primer paso del desarrollo es el último paso en nuestro proceso de autodefinición básica. En lugar de continuar con nuestra investigación desde este punto, nosotros, como individuos, como cultura, como especie, de hecho; hemos construido nuestras definiciones posteriores de la realidad sobre una suposición que hicimos antes de ingresar al jardín de infantes.

El resultado tragicómico de esta conclusión prematura a la que hemos llegado sobre nosotros mismos es que nuestra vida, a pesar de todos nuestros avances en el ámbito de la manipulación de objetos, esencialmente ha terminado por ajustarse a las limitaciones, a los caprichos y temores correspondientes, de una mente de un niño de cuatro años.

¿Qué pasa si retrocedemos y retomamos donde lo dejamos?

¿Qué pasa si retrocedemos y retomamos donde lo dejamos? ¿Qué pasa si decidimos continuar con nuestra investigación abortada prematuramente de lo que somos esencialmente? ¿Qué pasa si retomamos donde lo dejamos a los cuatro años y comenzamos a cuestionar nuestra suposición de ‘Yo soy mi cuerpo’?

Curiosamente, aquí es donde comienzan los procedimientos de muchas de las tradiciones «espirituales». Sin embargo, en realidad, esta investigación es tanto un esfuerzo científico como espiritual.

Cuando tenía cuatro años, comencé a suponer que hay un mundo independiente y separado, un mundo totalmente distinto de mí. Presumí la existencia de este mundo independiente y separado, basado en la interpretación de la información en mi mente de cuatro años, proporcionada por mis sentidos y mi cultura.

Si en algún momento, un poco más tarde en mi desarrollo hubiera examinado más de cerca, más profundamente en esta información que mis sentidos y mi cultura proporcionaron, yo habría notado que todo lo que sé por experiencia de este mundo aparentemente externo y separado de otros, y separado de los objetos, es verlo, oírlo, tocarlo, saborearlo y olerlo.

Eventualmente, me habría dado cuenta de que estas experiencias de detección tienen lugar a poca distancia de mí. Habría reconocido que ver, oír, oler, tocar y saborear, en realidad, sin preconceptos, son totalmente íntimos.

Ahora me enfrento a un dilema

Bien, ¿y ahora qué?, ¿Continúo presumiendo la existencia de un mundo que existe completamente independiente del único portador de la realidad que puedo experimentar directamente, siendo ese portador de la realidad mi percatación, mi conciencia?

¡Vaya! Todo este tiempo he estado asumiendo que hay un reino completamente separado de cosas inexistentes independientemente llamadas materia. Pero ahora me doy cuenta de que solo puedo conocer esta cosa supuestamente independiente, llamada materia, a través del filtro de mis sentidos y, por lo tanto, a través de mi interpretación mental de ‘eso’, sea lo que sea ‘eso’, si es que «existe».

En filosofía, este movimiento se conoce como inferencia, una suposición que no se basa en la evidencia de la experiencia directa. En este caso, infiero la existencia de una categoría ontológica completamente separada, un reino del ser completamente separado (un mundo material independiente), que es, por definición, completamente inaccesible a través de la experiencia directa. ¡Uh-oh! Si continúo haciendo esto, confiaré en una creencia, en una suposición sobre la realidad en  lugar de mi experiencia directa para formar mis opiniones sobre la realidad.

¡Ay! es un movimiento tan poco científico que uno podría hacerlo. 

En cambio, déjame quedarme con la experiencia (en lugar de creer en la experiencia) como mi prueba de la realidad. Permítanme ser verdaderamente científico sobre este esfuerzo, incluso si al principio se siente contra-intuitivo hacerlo. ¡Después de todo, estamos hablando de mi definición de lo que esencialmente soy aquí! ¡Esto es algo importante! ¡Ya no tengo cuatro años! Esta investigación merece todo el rigor que pueda reunir..

El generador primario del sufrimiento humano

Todo nuestro sufrimiento psicológico está vinculado, en última instancia, al miedo a la soledad y al miedo a la muerte. En la raíz del miedo a la soledad y el miedo a la muerte hay una creencia operativa central, no examinada, que es el principal generador de sufrimiento: «Soy una entidad aparte, con una conciencia separada y aislada y comparto los límites y el destino de mi cuerpo físico, que por supuesto, eventualmente dejará de existir».

¡Ajá! Ahora estoy empezando a ver la conexión entre mis mayores temores y la concepción que he estado sosteniendo de lo que esencialmente soy.

¡Sí, y acabo de hacer un agujero en esa concepción! Me he dado cuenta de que toda mi vida he estado asumiendo que lo que soy es limitado y finito. Tomé como un hecho que yo, el que es consciente, soy generado y confinado dentro de los límites de un cuerpo. Sin embargo, me acabo de dar cuenta de que lo que antes consideraba separado de mí mismo nunca se experimenta directamente en ningún otro lado que no sea dentro de mí, dentro de la conciencia de que soy. ¿Ah?

¡Esperen un minuto! Esto plantea la pregunta: si todo y todos los que una vez consideré ‘distintos a mí’ solo se experimentan dentro de mí, dentro de la percatación que llamo ‘yo’, entonces ¿quizás lo que es limitado y separado son solo mis pensamientos, percepciones, y  sensaciones y no la percatación misma?

¿Podría la percatación misma ser, en última instancia, universal? ?¿Podría ser la conciencia compartida, en última instancia?!! Imagine un mundo lleno de gente que, en lugar de creer que todos estamos separados y finitos, supiera que todos compartimos fundamentalmente nuestro ser.

¡No, no, no!

¡Pero mi experiencia, mis pensamientos, mis sensaciones y mis percepciones son privados! ¿Cómo podría compartir la misma percatación con otros, si todo lo que experimentamos individualmente se experimenta en privado? Y si la percatación que llamo ‘yo’ es realmente lo que soy, ¿cuáles son mis pensamientos, sensaciones y percepciones? Mis pensamientos, sensaciones y percepciones van y vienen. Pero ¿qué pasa con la percatación misma? ¿Puedo estar seguro de que la percatación, la conciencia va y viene?

En realidad, nuca he experimentado la desaparición de la percatación. He estado asumiendo que la percatación desaparece en el sueño sin sueños y en la muerte corporal, pero no tengo pruebas reales de esta suposición. Tampoco nadie más, ahora que lo pienso. ¿Quizás lo que desaparece en el sueño sin sueños y en la muerte es la percatación de los fenómenos, la percatación de los objetos y no la percatación misma?

Pero, entonces ¡¿qué es mi cuerpo, si no es el elemento fundamental de mi existencia?! ¿Aparece el cuerpo en mí (en mi percatación), o aparece la percatación en mí (en mi cuerpo)?

Estoy yendo y viniendo aquí. Estoy empezando a ver que hay grietas en mi concepción sostenida tanto tiempo de que soy el cuerpo y que comparto sus límites y su destino. Es bastante emocionante ver esas grietas. Sin embargo, para ser sincero, también es un poco aterrador. Es demasiado para asimilar todo a la vez. Mi mente siente que va a ¡pop! ¿Podría mi miedo a la muerte estar enraizado en un gran error? ¿Podría toda nuestra cultura estar equivocada?

Bueno, como cultura, nos hemos equivocado colectivamente sobre muchas cosas en el pasado. De hecho, cuando personas como Isaac Newton y Copérnico hicieron públicas sus teorías, se los consideró «muy afuera» y que carecían de sentido común. Ahora, unos siglos más tarde, sus «desaforadas ideas’ son consideradas ser la piedra angular del sentido común contemporáneo, ¿Mmmm?

No creas nada de lo que has leído hasta ahora

¿Quizás estás resonando con lo que se ha dicho aquí hasta ahora? Tal vez no estás seguro de si estás resonando con eso, pero algo al respecto se siente un poco cierto y tu curiosidad se ha despertado un poco ¿Quizás lo que he dicho hasta ahora no concuerda contigo en absoluto? ¿Quizás dejaste de leer este artículo hace unos párrafos, en cuyo caso, ni siquiera estás leyendo lo que digo en este párrafo?

Suponiendo que algunos de ustedes se hayan quedado conmigo hasta este punto, me gustaría hacer una sugerencia que obviamente pueden tomar o dejar, como mejor les parezca: no crean nada de lo que acaban de leer. En otras palabras, si algo se siente cierto sobre lo que has visto aquí hasta ahora, ponlo a prueba en tu experiencia antes de convertirlo en otra creencia no probada.

Lo que he escrito aquí desafía directamente las creencias culturalmente aceptadas hace mucho tiempo. Algunos podrían decir que lo que he escrito hasta ahora es blasfemo. Otros podrían decir que no es científico. Otros, que «no hay nuevo aquí, todo esto fue dicho hace dos mil quinientos años por _____».

Supongo que tendría que hacer frente a la tercera crítica. Pero si me pidieran que respondiera a las otras dos críticas posibles, que el punto de vista presentado aquí es de alguna manera blasfemo o no científico, respondería, respetuosa y definitivamente, que lo que he escrito aquí es precisamente contrario a la blasfemia, y que es tan lógicamente consistente, desde un punto de vista científico, como cualquier cosa que encuentre escrito sobre este tema dentro o fuera de cualquier círculo académico existente hoy en día.

¡Maldición! ¡Hay algunas afirmaciones para caerse de culo allí, hombre! Tal vez. O tal vez no. Como mencioné al comienzo de este artículo, estoy seguro de que cualquier persona con un nivel promedio de inteligencia y una mente abierta que esté (realmente) dispuesta a confiar en su experiencia en lugar de sus creencias sobre la experiencia podrá, al menos, estar en camino de comprender lo que se ha dicho hasta este momento.

¿Debería estar abierto a otra posibilidad?

Mira a tu alrededor.

Pensé seriamente en terminar este artículo con la oración de cuatro palabras que acabas de leer. Sin embargo, lo reconsideré y decidí que era necesario escribir un poco más.

Supongo que lo último que querrías leer en este momento de nuestro pequeño viaje juntos es otra lista detallada de las formas en que nuestra cultura humana parece estar en algún tipo de camino frenéticamente confundido, impulsado por la avaricia hacia la aniquilación y extinción. Así que no incluiré una aquí.

Sin embargo, lo que haré es alentarte, querido lector, a cuestionar lo ‘dado’, a cuestionar el principio fundador de nuestra cultura. Este principio fundador, esta suposición metafísica universalmente aceptada en la actualidad se llama «materialismo».

Lo que dice el materialismo, o fisicalismo

Lo que dice el materialismo es que la realidad siempre es reducible a la materia, a la fisicalidad. En otras palabras, el materialismo niega categóricamente la plausibilidad de cualquier interpretación de la realidad que otorgue primacía a la subjetividad sobre la ‘objetividad’.

Sin embargo, el problema con esta idea es que toda supuesta objetividad se observa a través de la subjetividad de un sujeto. En otras palabras, el que hace la proclamación sobre lo que él ha considerado separado e independiente en sí mismo siempre basa esta proclamación en información subjetivamente recopilada.

Dicho de otra manera, el materialismo subordinó la experiencia a la conjetura. Considera que la relevancia de la experiencia vivida es secundaria  la relevancia de las creencias sobre la experiencia vivida.

¿No estás negando la realidad tras negar las afirmaciones del materialismo?

Todo lo contrario. El materialismo, que te fue vendido sin saberlo, y que sin saberlo compraste a los cuatro años, te subyugó y te llevó a creer que, en última instancia, no eres más que un objeto, una cosa.

La siguiente información podría sorprenderte. Compruébalo: la mayoría de la gente no se da cuenta de que el materialismo afirma, sin una mínimo de prueba real (ni un mínimo de ironía, ni un juego de palabras) para respaldarse, que toda tu experiencia es irreal, que es una simulación de la realidad que tiene lugar dentro de tu cráneo.

Según el materialismo, que es el sistema de creencias central de nuestra cultura global, nunca has abrazado a nadie, nunca has visto realmente el color verde y nunca has probado la comida real. Los materialistas dicen que las estrellas que ves en cielo por la noche son una recreación dentro de tu cabeza de algo fuera de tu cabeza que nunca experimentas directamente. Y este ‘algo’ separado e independiente que afirman que está fuera de su cráneo es, en su opinión, similar a un conjunto de ecuaciones matemáticas de algún tipo. No estoy bromeando. Esto es exactamente lo que afirman los materialistas. Haga clic en cualquiera de sus charlas TED si no me cree y verá. Estos «expertos» dicen que todo es reducible a masa, carga, impulso y espín, y que tu experiencia de vida consciente es un fenómeno secundario no demostrable. ¡Sí!

¿Y sabes qué?

Si miramos muy de cerca nuestras propias creencias, lo que estos ‘expertos’ creen es, lo creas o no, bastante similar, si no es lo mismo, a lo que tú y yo creemos.

¡¿Qué?! Tal vez estás pensando: « ¡De ninguna manera, amigo! ¡No lo creo! ¡Nunca dije eso!» Bueno, mi hermana, mi hermano, digo que casi seguro que lo crees y que ni siquiera sabes que lo crees. Así de profundo nos han perjudicado los siglos de condicionamiento inadvertido que hemos sufrido.

El materialismo es el agua metafísica en la que hemos estado nadando desde los cuatro años, y como nunca hemos contemplado la posibilidad de que nadamos en algo, ni siquiera vemos el agua.

En consecuencia, el materialismo ha engendrado y fertilizado toda una gama de tendencias problemáticas, la más notoriamente peligrosa es la creencia de que la acumulación de objetos materiales, de «riqueza» material es la fuente de la felicidad. Sin embargo, como dije antes, te ahorraré la lista detallada.

Lo infinito y lo eterno están aquí y ahora

Sin saberlo, hemos estado fetichizando lo infinito y lo eterno. Nuestro modelo cultural materialista reduccionista de la realidad nos ha llevado a colocar lo infinito y lo eterno a una distancia de nosotros mismos. Nuestro condicionamiento materialista nos ha convencido de que lo infinito y lo eterno no son experimentables, excepto quizá por unos pocos santos o por algunos momentos fugaces durante una masiva experiencia psicodélica alteradora de la mente.

La verdad es en realidad todo lo contrario. Lo infinito no está en el espacio y lo eterno no está en el tiempo. Se experimentan continuamente.

En cuanto al tiempo y el ahora: no hay muchas novedades diferentes. Ahora no es divisible en secciones. No experimentamos el tiempo de la forma en que normalmente pensamos que lo experimentamos.

Intenta abandonar el ahora y entrar en un reino llamado pasado o futuro. Realmente, ve y pruébalo. Notarás, si permaneces con tu experiencia en lugar de tus pensamientos y creencias sobre la experiencia, que nunca experimentas nada más que el ahora. Incluso la memoria, que consideramos una prueba de la existencia de un pasado, siempre aparece ahora. Pruébalo una y otra vez y verás. La memoria prueba el ahora, no el pasado.

Del mismo modo, «aquí» no es un lugar en el espacio. No es localizable. Cuando dices: «Estoy aquí»; lo cual es completamente cierto, en realidad no te estás refiriendo a una ubicación en el espacio. Esta es una de las píldoras más difíciles de tragar porque hemos estado muy condicionados para creer que el «yo» se encuentra en algún lugar dentro del cuerpo, generalmente en algún lugar dentro de la cabeza.

Sin embargo, si realmente preguntas, si realmente incorporas y combinas lo que se ha discutido aquí hasta ahora con un examen serio de tu experiencia vivida real, eventualmente verás claramente que ‘aquí’ no es, en última instancia, localizable.

Todo esto apunta a que nos hemos confundido con un objeto finito y que si miramos de cerca, no somos un objeto en absoluto. De hecho, toda la evidencia de nuestra experiencia apunta a nuestra eternidad y nuestra infinitud.

Siento que te debo una disculpa

Me doy cuenta de que lo que acabo de decir puede sonar como lo contrario de lo que es real para algunos de ustedes y me gustaría decir que siento que les debo una disculpa. Normalmente nunca liberamos una mente una vez que ha alcanzado cierta edad. Puede ser peligroso. La mente tiene problemas para soltar. Lo he visto antes y lo siento. Hice lo que hice porque tenía que hacerlo.

¿Entendido? ¿Todavía nos llevamos bien, Neo? ?

No me malinterpretes

No me malinterpretes. Conceptos como la materialidad y el tiempo y el espacio, etc., son obviamente herramientas tremendamente valiosas y útiles que han permitido a nuestra especie humana avanzar rápidamente de una manera que ninguna otra especie tiene,

hasta donde sabemos. Negar este hecho sería absurdo. Sin embargo, cuando estos conceptos se confunden con los fundamentos de la realidad misma, bueno, entonces terminamos exactamente donde estamos en este momento en nuestro desarrollo: ¡en más de un pequeño desastre! Sentí que era importante incluir este párrafo para dejar completamente claro que este escrito no sugiere que lo mundano y lo eterno estén en oposición.

Yo existo porque tú existes y viceversa (Imagine a World…)

Ahora que hemos examinado los supuestos inestables que subyacen al modelo de realidad que domina actualmente nuestra cultura, me gustaría ofrecer, muy brevemente, otro posible modelo. Es un modelo que está más en línea con nuestra experiencia, que no depende de creencias o suposiciones.

En lugar de intentar desesperadamente, a través de todo tipo de gimnasia metafísica, demostrar la existencia de una sustancia completamente independiente llamada materia que, por su propia definición, es totalmente inaccesible a través de la experiencia directa, por qué no estar abierto, al menos a la posibilidad, de que la realidad es una, que no son dos o cualquier otro número de cosas.

En otras palabras, ¿por qué no considerar la posibilidad de que tú y yo y todos y todo lo demás, finalmente, compartamos nuestro ser? Después de todo, ahora hemos visto que los argumentos en sentido contrario son muy defectuosos.

¿Qué sucede si la percatación que llamo ‘yo’ es, en última instancia, la misma percatación infinita a la que también te refieres como «yo»? ¿Qué pasa si lo que subyace a nuestros pensamientos privados individuales, sensaciones y percepciones es universal, se comparte? ¿Qué pasa si esta conciencia universal compartida es, en última instancia, la ‘sustancia’ que compone todo lo que aparentemente está separado y es finito?

Nunca se ha encontrado una pizca de evidencia que contradiga esta posibilidad. ¿Por qué no estar abierto a ello? De hecho, cuanto más contemples seriamente esta posibilidad (que la conciencia sea universal y compartida), más verás lo absurdo y anticientífico que es esta posibilidad que los supuestos expertos han descartado y continúan descartando.

Repitiendo lo que dije antes: imagina un mundo lleno de gente que, en lugar de creer que son seres finitos separados, supiera que todos compartimos fundamentalmente nuestro ser. Imagínese cómo sería si los seres humanos estuviéramos relacionados entre nosotros desde el punto de vista sugerido una vez por un filósofo y escritor argentino llamado Silo a través de un personaje en una de sus historias cortas de ficción: «Yo existo porque tú existes y viceversa». ¿Qué tipo de mundo podríamos construir junto con esta idea que actúa como nuestra base fundamental subyacente?

La libertad es libre de la necesidad de ser libre

«Freedom is free of the need to be free», Banda Funkadelic hace cincuenta años, en 1970. 

Lo que sugiere este escrito, en el fondo, es que, en realidad, ya somos libres. Está diciendo que todo lo que finalmente nos impide realizar y actualizar individual y colectivamente el potencial que se esconde en este reconocimiento es nuestro condicionamiento arraigado y nuestra insistencia en la idea de que somos separados y finitos.

Hemos construido toda nuestra cultura, que actualmente se encuentra en vías de extinción a una velocidad vertiginosa, sobre la concepción materialista de la realidad. No se puede negar que nuestro modelo actual cultural de la realidad ha producido maravillosos avances tecnológicos. Pero, ¿de qué nos servirán esos avances si nos aniquilamos como especie?

No tenemos que renunciar a nuestra tecnología. ¡De ningún modo! Eso sería tirar al bebé junto con el agua de la bañadera. Lo que debemos hacer es volver sobre nuestros pasos y reconsiderar cómo nos hemos definido y cómo esta definición corresponde a lo que más valoramos como cultura global. Sin saberlo, configuramos la forma en que nos relacionamos entre nosotros y con nuestro entorno a partir de una concepción subyacente muy inestable de la realidad. ¿Quizás es hora de albergar un nuevo concepto de realidad?

«You rise as high as your dominant aspiration. You descend to the lowest level of your concept of yourself. Free your mind and your ass will follow.», Funkadelic, de la canción «Good Thoughts, Bad Thoughts»

Con el ritmo, como nuestra única guía

Habiendo dicho todo esto, no creo que los discursos conceptuales sean lo que finalmente cambie el paradigma cultural. Ensayos como este pueden proporcionar una ventana para que la gente mire, para que puedan ver que hay un nuevo terreno por recorrer. Sin embargo, en mi opinión, el impulso de explorar y eventualmente ocupar ese nuevo terreno tendrá que venir de otro lugar. Vendrá de un lugar menos racional que involucra imágenes y movimiento. Nosotros, la raza humana, vamos a tener que bailar de alguna manera para salir de este desastre. Tendremos que aprender a bailar unos con otros, literal y figurativamente.

«Con el ritmo como nuestro único guía, todos seremos conmovidos… Esta es nuestra oportunidad de bailar a nuestra manera, fuera de nuestras limitaciones», dijo George Clinton, de Funkadelic.

…………………………………………………………………………………………………………

Mark Lesseraux es un cantante, compositor, filósofo de Brooklyn, Nueva York, EE. UU. Es un humanista, un defensor y practicante de la No violencia activa y un estudiante de la No dualidad.

 

La foto que acompaña este artículo es de la modelo, actriz y activista Marcia McBroom, quien es la fundadora de For Our Children’s Sake Foundation.


Traducción del inglés por Alanissis Flores