A raíz de la explosión social que se vive en Chile desde hace ya más de un mes, han surgido distintas expresiones para caracterizarla. Una de ellas es la desobediencia civil, que suele asociarse a las acciones o movimientos ciudadanos de protesta social, política y/o económica, así como la desobediencia a las leyes por razones de justicia o convicción.

La primera referencia es atribuida a Henry David Thoreau, al negarse a pagar sus impuestos al gobierno de Estados Unidos en 1846 en oposición a la esclavitud imperante y a la guerra contra México. Condenado a prisión por ello, sienta las bases de lo que se entiende por desobediencia civil: el rechazo público, consciente, colectivo y pacífico a acatar leyes o políticas gubernamentales consideradas injustas o inmorales.

El concepto toma cuerpo con Mahatma Gandhi, en la primera mitad del siglo pasado, en oposición al monopolio impuesto por el imperio británico sobre la producción y distribución de sal, que antes de la llegada de los ingleses podía realizar cualquier habitante de la India. Además, los ingleses impusieron un impuesto al consumo de sal. Cabe destacar que en esos tiempos la sal era un producto de primera necesidad para la conservación de la carne y otros alimentos.

En contraste con quienes propugnaban la violencia ante una decisión e imposición unilateral, Gandhi propuso el camino de la no violencia, la desobediencia civil. Es así como luego de un recorrido a pie de 300 km, llega a la costa del Océano Índico alentando a sus compatriotas a violar las disposiciones vigentes, para tomar agua del mar, dejándola evaporar en un cuenco para sí producir sal. Con ello, tanto Gandhi como sus seguidores, se expusieron a las severas penas impuestas por los británicos a quienes produjeran sal por su cuenta. Gandhi solicitó a sus seguidores que no se resistieran a los violentos arrestos de la policía colonial. Junto con otras 60.000 personas calificadas como ladrones de sal, fue detenido y encarcelado.

Ante la imposibilidad de imponer la ley, sin una violenta represión ante quienes estaban incurriendo en la no violencia para desafiar la ley, el virrey británico termina por derogar la ley, reconociendo a los indios el derecho a recolectar por sí mismos la sal.

En consecuencia, la desobediencia civil tiende a definirse como una acción de protesta colectiva, moralmente fundamentada, pública, ilegal, consciente y pacífica que, violando normas jurídicas concretas, busca producir un cambio parcial en las leyes, en las políticas o en las directrices de un gobierno.

En relación a la explosión social que vive el país, los actos de vandalismo, saqueos, destrucción de bienes públicos o privados, se oponen a lo que se entiende por desobediencia civil por su carácter no pacífico, violento, que en vez de atraer adhesión a las causas invocadas, la alejan. Por tanto, es imperioso aislar la violencia que termina por opacar el origen pacífico de una legítima protesta ciudadana contra todo tipo de abusos.

En otra columna espero explayarme más sobre el tema. Para saber más:

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-00632009000100003