La renuncia llorosa de Theresa May ha producido una serie de reacciones contradictorias.

Está el grupo de los «pobre May», que afirma que le dieron un trabajo imposible: llevar a cabo Brexit a un país en el que los partidos políticos se dividieron por la mitad, y que admiran un poco su resistencia (donde otros veían la testarudez), tratando de encontrar algo positivo que decir sobre la imagen de la «peor Primera Ministra» de la historia.

Luego tenemos la nota más iluminada de Owen Jone en The Guardian: Nos recuerda que como Ministra del Interior promovió el vitriolo anti-inmigrante enviando furgonetas de «váyanse a casa» alrededor de comunidades mixtas, que difundían los perversos mitos de la imposibilidad de deportar a los inmigrantes ilegales porque poseían un gato como mascota y bajo cuya vigilancia los refugiados homosexuales se sentían forzados a filmarse a sí mismos manteniendo relaciones sexuales, con el fin de evitar la deportación.»… Esto, junto con la austeridad para los menos acomodados y más riqueza para los ricos, creó el ambiente para la votación de Brexit… «Un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo«, se convirtió en su mantra definitorio, elevando las expectativas a niveles imposibles y confiriendo respetabilidad, deseabilidad incluso, a un resultado desastroso de Brexit»… Luego ascendió a secretario de prensa al periodista que llamó a los jueces que acordaron que el parlamento debería tener la última palabra sobre Brexit «Enemigos del Pueblo»….».

«… Pero no es sólo Brexit, porque debemos juzgar a una primera ministra por sus propias promesas. Cuando asumió fatídicamente el poder, declaró la guerra a las «injusticias abrasadoras» que, según ella, habían allanado el camino a Brexit. Y luego, en los tres años siguientes, supervisó el mayor aumento de la pobreza infantil en tres décadas; una crisis de vivienda que sólo ha empeorado; el despliegue de un sistema de crédito universal que es un desastre y que destruye vidas. El incendio de Grenfell perdurará como un recordatorio de un orden social construido por el Torysmo que da prioridad al dinero sobre la vida humana. El escándalo Windrush -en el que a los ciudadanos británicos se les negó la atención médica, se les echó de sus hogares e incluso se les deportó de su propio país- seguirá siendo una lección saludable de dónde conduce la carnada de emigrantes que promovió May. La oleada de crímenes violentos siempre testificará de las desastrosas consecuencias de la austeridad que May defendió».

La descripción del puesto de trabajo conocida por muy pocos

A pesar de su fracaso a la hora de «llevar a cabo el Brexit», Theresa May tuvo éxito en la entrega de una parte de Brexit para la que tal vez estaba excepcionalmente calificada, ya que estaba casada con Phillip, su «consejero de mayor confianza» y banquero de inversiones, vinculado a los EE.UU., al Reino Unido y a otros grupos financieros. La ciudad de Londres, esa isla financiera casi independiente situada junto a la Catedral de San Pablo que funciona de muchas maneras como un paraíso fiscal, consiguió llegar a un acuerdo con Europa al margen de cualquier otro acuerdo de Brexit para garantizar su papel continuo como un actor gigantesco en el sector financiero europeo. Pressenza publicó un informe titulado «¿Perplejo por el debacle de Brexit? Sólo sigue el dinero«, basado en el artículo de Simon Jenkins en The Guardian, con la esperanza de que otros se den cuenta de la enormidad de este acuerdo hecho a puerta cerrada. Sin embargo, los medios de comunicación han hecho caso omiso de ella.

Para dar continuidad a este proceso, el Partido Conservador tiene la intención de elegir como próximo Primer Ministro a un duro partidario del Brexit, por ejemplo, Boris Johnson (¡Nuestro propio Trump!), que muy probablemente trabaje para conseguir un No Acuerdo, con el fin de cumplir su plan de casar el comercio de EE.UU. con su campaña de privatización y desregulación extrema. Pollo clorado, hormonas y carnes rellenas de antibióticos (Si los animales son engordados de esta manera, ¿podría ser también la raíz de la obesidad de los estadounidenses?) y el aumento de los precios de los medicamentos sería sólo el principio.

El Partido Laborista está exigiendo unas elecciones generales, pero por el momento las cifras no cuadran y el factor «miedo a Corbyn» promovido por los medios de comunicación permitirá de nuevo que un pequeño grupo de un pueblo decida el destino político de 70 millones de personas.

La «pobre» Theresa May saldrá de la oficina hacia un estilo de vida muy cómodo, dejando atrás a los verdaderos pobres británicos que luchan en la crueldad de un sistema que se hace pasar por «Democracia».


Traducción del inglés de: Antonella Ayala