La cuarta Conferencia Mediterránea de la Izquierda Europea terminó en el Centro de Conferencias Commodore en Beirut, Líbano, el 31 de marzo. Se trató de un trabajo de tres días particularmente intensos y efectivos, que contó con la presencia y la participación activa de más de 50 delegados internacionales, procedentes de toda la región del Mediterráneo, con representantes de la costa norte y delegaciones de la costa sur, reunidos en la capital libanesa para conocer y confrontar, en lo que se puede definir, en el panorama de las organizaciones que conforman el espectro político de la Unión Europea, una de las plataformas estructuradas más atractivas y articuladas de todo el contexto regional.

La Conferencia Mediterránea es una iniciativa promovida por el Partido de la Izquierda Europea y sus socios regionales, en conjunto, en un esfuerzo conjunto de co-planificación y co-elaboración; la Izquierda Europea representa a docenas de organizaciones y partidos políticos progresistas, ecológicos, socialistas y comunistas, desde el continente europeo, desde el Atlántico hasta los Urales, desde Escandinavia hasta el Mediterráneo, que, en su conjunto, representan la izquierda del escenario político europeo, que se une en la batalla común progresista y antimilitarista, anticapitalista y contra el neoliberalismo, sus dispositivos y sus estructuras, y que se reconoce esencialmente, en términos de representación institucional, en el grupo GUE – NGL (Izquierda Unitaria Europea – Izquierda Verde Nórdica) en el Parlamento Europeo. La plataforma común que describe la Conferencia del Mediterráneo es, de hecho, mucho más amplia y más articulada, ya que reúne un gran número de formaciones políticas democráticas y progresistas de los países de la costa sur, desde Túnez hasta Egipto, desde Turquía hasta Líbano, hasta Siria e Irak, obviamente pasando por Palestina.

La Conferencia del Mediterráneo, ahora en su cuarta edición, ha tenido un lugar de particular prominencia simbólica en Beirut con una bienvenida abierta y cálida en el Líbano. Beirut es una antigua capital del mundo otomano, la ciudad donde nacieron los movimientos de resistencia y liberación de gran importancia, tanto en términos históricos como políticos, y el Líbano es un símbolo de las contradicciones del Oriente Próximo y el Mediterráneo; como se dijo, durante uno de los informes de la conferencia, por Kostadinka Kuneva, de Grecia , «el Mediterráneo une tres continentes, Europa, Asia y África, y conecta pueblos, culturas, idiomas y religiones. El Mediterráneo conserva una vocación y una identidad de paz y cooperación entre los pueblos, e históricamente ha sido la cuna de las culturas e ideas que han atravesado Europa, África y el Cercano Oriente, pero hoy en día parece desfigurado por los intereses de las potencias imperialistas y de demasiadas guerras y violaciones, desde la ocupación israelí de Palestina hasta la opresión del pueblo kurdo, desde la continua ocupación y colonización del Sahara Occidental hasta la ocupación turca del norte de Chipre» y las consiguientes migraciones en masa, con la tragedia de miles y miles de muertos en el mediterráneo.

Este es un poco del núcleo de la experimentación lanzada por la Izquierda Europea con sus Conferencias Mediterráneas, una plataforma para la interacción y la cooperación entre las orillas norte y sur de nuestro mar, que trata de dar sustancia a la intuición de larga data de una plataforma progresiva Europeo-mediterránea, y, al mismo tiempo, un lugar abierto y transitable en el que se pueda comparar perspectivas y visiones, compartir experiencias de lucha y prácticas de resistencia, definir enfoques compartidos e iniciativas comunes, precisamente, a nivel europeo y mediterráneo. La misma articulación de los paneles temáticos de los tres días de trabajo intentó confirmar este enfoque de análisis e iniciativa con respecto a aquellos que una vez se definieron como los «temas globales», el carácter moderno del imperialismo y las luchas de resistencia por el liberación social y nacional, el fenómeno de época de las migraciones masivas modernas y las cuestiones abiertas de recepción e inclusión, un enfoque progresivo del derecho de los pueblos a la libre determinación, las luchas sociales y democráticas de los pueblos de la región y las luchas de las mujeres en el Mediterráneo; pero también políticas neoliberales, acuerdos comerciales y conflictos sobre energía y recursos estratégicos en el área.

Como Maite Mola, quien coordina los problemas internacionales del complejo de la Izquierda Europea, señaló en sus conclusiones, quedan ante nosotros las grandes cuestiones de la autodeterminación de los pueblos, de la lucha por la paz y contra la guerra, del papel decisivo de las mujeres en las luchas de la liberación social y nacional. Grandes cuestiones, de hecho, que atraviesan todo el «continente mediterráneo» y de cuya solución, en uno u otro sentido, depende el perfil que asumirá la región y el destino de los pueblos de la zona.


Traducción del italiano por Michelle Oviedo